Las series de nuestros jóvenes – Chema González Ochoa

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¿Y qué están haciendo nuestros jóvenes con todo este tiempo libre extra?

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Encerrados en casa sin poder salir durante casi seis semanas más las restricciones posteriores, han convertido el salón familiar, la cocina y nuestra habitación en los espacios donde pasamos horas y horas sin mucho más horizonte.

¿Y qué están haciendo nuestros jóvenes con todo este tiempo libre extra? Pues de todo, desde chatear y verse virtualmente con sus amigos hasta leer o practicar aficiones como la música, la pintura o el aeromodelismo… Pero en lo que más horas invierten es sin duda en ver series.

Los pocos estudios que se han hecho —a vuela pluma y por encuestas virtuales— señalan inequívocamente que nuestros jóvenes están enganchados horas y horas a series de televisión, que ven gracias a las cada vez más diversas plataformas  digitales —Netflix, HBO, Movistar+, Sky, Disney, Apple Tv, Amazon Prime Video, Filmin, Rakuten Tv…—. La oferta es inmensa e imposible de seguir, cada una de ellas con una o dos series franquicias y un extenso repositorio. El cine ha dejado de ser uno de sus pasatiempos y, cada vez más, los jóvenes optan por el enganche a las series.

¿Y qué series están viendo en esas plataformas?

Aquí señalo algunas de las de mayor éxito. Reconozco que, como padre y educador, muchas de ellas me sorprenden negativamente por su temática, por la dureza de las situaciones y la violencia frecuente de sus secuencias. Algunas de ellas están descontextualizadas, generalizando los aspectos más negativos y perniciosos de nuestros chavales y dando por hecho que lo infrecuente es lo habitual.

Y, al igual que otros padres, hasta que no las he visto y lo he hablado con mis hijos y otros jóvenes, desconocía realmente lo que ocupa tantas horas en sus vidas.

La casa de papel. Serie española producida por Atresmedia y disponible en Netflix. Un misterioso hombre apodado «el Profesor» recluta a un grupo para asaltar la Fábrica de Moneda y Timbre e imprimir 2.400 millones de euros. Una buena idea que se desinfla a medida que pasan los capítulos y todo se convierte en inverosímil e insulso.

Élite. Otra exitosa serie española que se puede ver en Netflix. En un colegio de élite entran tres chicos becados de un contexto social muy diferente. Al enfrentamiento de clase social se une una compleja trama con asesinato y desapariciones incluidas. Por los episodios aparecen temas recurrentes en adolescentes y jóvenes: sexo e identidad sexual, acoso, drogas, redes sociales… Para mi gusto todo es excesivo, desde los estereotipos sociales hasta el tratamiento de los temas. La serie puede dar paso al debate, pero desde luego encierra poca verosimilitud y menos pedagogía.

Euphoria. La propia plataforma HBO ya te avisa antes de entrar en los capítulos que contienen imágenes violentas de sexo, drogas y salud mental. Quien esto escribe solo aguantó dos episodios. Me dejaban mal cuerpo los pasos de un grupo de adolescentes que sobreviven en un mar de relaciones desbocadas, entre drogas, sexo, trastornos y carencias afectivas. Un retrato agobiante de la llamada generación Z. Para poner el control parental en el ordenador o smartphone de los menores.

Stranger Things. Serie norteamericana de Netflix. La desaparición de un niño en un pueblo de la América profunda desencadena una búsqueda en la que se mezclan fenómenos paranormales, apariciones extraterrestres y secretos de Estado. Todo con una estética muy de los 80, en medio de la Guerra Fría y con la visión yanqui.  Engancha la estética y el misterio, lo demás es vacuo. En la línea de otra popular serie teen como Riverdale.

Skam. El éxito de la original serie noruega sobre la vida de unos adolescentes en un colegio de clase alta en Oslo, hizo que Movistar+ produjese una versión española. Por sus episodios desfilan adolescentes impregnados de todos los problemas posibles: rechazo, acoso, relaciones tóxicas, confusión sexual, malas relaciones familiares, trastornos de personalidad, feminismo… Lo dicho para Élite: puede ser una buena excusa para comenzar el debate o el diálogo sobre algunos temas, pero las tramas tienen poco de ejemplarizante.

Los jóvenes optan por el enganche a las series

Hablemos ahora de otras series que, quizá sin ser tan populares entre nuestros chavales, sí encierran comportamientos más cercanos y positivos y se desarrollan en otro tono menos tremendista.

Merlí. Es una excelente serie, emitida originalmente en catalán por TV3 y en castellano por La Sexta, hoy disponible en Netflix. Protagonizada por un profesor de Filosofía que sufre en sus carnes problemas como el desalojo, la precariedad laboral y la ruptura familiar, se ganará a sus alumnos por su metodología poco ortodoxa, su comprensión y empatía. En el espíritu de El club de los poetas muertos, formará el grupo de «los peripatéticos», sus alumnos, con los que enfrentará el día a día de sus complejas situaciones. Da muchísimo juego a cualquier educador.

The good doctor. El original es una producción coreana, aunque el éxito llegó con la versión americana protagonizada por Freddie Highmore, un joven médico que padece autismo y síndrome del sabio. Es de elogiar la valentía por la apuesta de una persona con autismo que sabe llegar al corazón de los espectadores. Un antihéroe que salva vidas, que es buena gente, que nunca juzga y que debe enfrentarse a todas las reticencias sociales que le provoca su enfermedad. Se puede ver en Tele5, Netflix y Movistar+. También con un joven autista sustentando la serie merece la pena Atypical (Netflix).

Cómo conocí a vuestra madre. Serie de comedia amable que recuerda de lejos a la exitosa Friends (por cierto, muy popular también entre nuestros jóvenes a pesar de ser un retrato de otra época). La simple premisa del título es la excusa de un padre para relatar a sus hijos los años de juventud hasta encontrar al amor de su vida y, por ende, hacer un retrato generacional. Simpática, agridulce, con una mezcla de humor cuidado y sentimentalismo inteligente, es perfecta para compartirla en familia. Disponible en Netflix.

The bay. Una sorpresa disponible en Filmin, esta serie británica, que sin apenas publicidad se ha convertido en un éxito.  Mantienen la tensión el caso de una policía que debe investigar la desaparición de unos gemelos, estando ella involucrada en una relación personal con el padrastro y sospechoso de la desaparición de los adolescentes. Lo realmente destacable, además de una intriga loable, es que todos los papeles protagonistas son mujeres y la temática incide, sin imágenes escabrosas y con planteamientos reflexivos, en las relaciones maternofiliares, familiares y de grupo. Muy recomendable.

On my block. Es, en cierta forma, el reverso de Élite o Skam. Aquí los protagonistas no son los pijos de un colegio de clase alta, sino los jóvenes afroamericanos e hispanos de un barrio suburbial en Los Ángeles. Lo innovador es apostar por un entorno diferente, donde subyace una violencia opresiva y un contexto social pobre, pero con un tono de humanidad y sentido del humor que restan dramatismo y sugieren esperanza. Puede seguirse en Netflix.

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