LAS NUEVAS MASCULINIDADES Y FEMINIDADES GESTAN LA CUIDADANIA RPJ 556 Descarga aquí el artículo en PDF
Elena Alonso
elenaalonso@escolapiosemaus.org
Creo que sin querer-queriendo hemos escondido los dos principales mandamientos de Jesús:
- «Amarás al señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente».
- «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Amar de esta manera exige una revisión mayéutica de cómo amo más allá de ser un gen XX o XY.
Amar de esta manera exige una revisión mayéutica de cómo amo más allá de ser un gen XX o XY
Desde mi historia personal estoy asistiendo a una de las obras experienciales más tiernas y humanas de mi vida. Mi padre se ha convertido en abuelo de dos criaturas (un niño de 4 años y una niña de 9 años) y es el cuidador principal de mi familia (mi madre tiene una enfermedad). Este hecho evidencia el tránsito social que estamos viviendo en el siglo XXI. Hace unos 20 años, los abuelos no cuidaban de los nietos/as sino que seguían unos roles masculinos tradicionales.
Por ejemplo, recuerdo cómo mi madre me contaba que su abuelo pasaba largas temporadas en el bar mientras que mi madre, una niña de 9 años, era la que velaba por su abuelo y además trabajaba para ayudar a mi abuela (en ese momento viuda con tres hijos a su cargo).
Soy consciente de que estoy siendo espectadora de un cambio generacional en el que se están desplegando nuevas masculinidades y feminidades que sororizan una cuidadanía común.
Las nuevas masculinidades y feminidades han llegado para quedarse. Durante muchos años ha imperado un modelo de sociedad patriarcal en la que ambos sexos-géneros hemos sido víctimas de una mutilación emocional, afectiva, laboral, salarial…en la que de una u otra manera ambos hemos hipotecado nuestra manera de ser sintiente. No quiero entrar en un balance de cuantificación de los costes, ni de una revisión antropológica o social, sino que considero que somos personas del mundo y para el mundo que hemos sufrido TODES las consecuencias de una contaminación cognitiva y una erosión afectiva-conductual en la cuidadanía global.
Siempre he dicho que la diferencia entre XX y XY debe de ser vista como valor y nunca como algo reduccionista que encorsete y atrofie el potencial de las personas. Somos seres sociales y sexuales que necesitamos crear vínculos existenciales que nos permitan ser y dejar ser al otro con el alimento del amor condimentado con respeto, libertad y corresponsabilidad.
Como decía al comienzo de este texto, los roles familiares en mi hogar han mutado y mi padre está descubriendo una nueva identidad, la cual socialmente está admitida y reconocida. Un pilotaje abuelil al que le quedan muchas tierras por divisar, sensibilizar y curar. Las nuevas masculinidades están ofreciendo una sintonía cuerpo-mente-corazón que les está permitiendo renovar y actualizar mecanismos relacionales que motoricen ese ser y dejar ser al otro por lo que es.
Si no soy capaz de acoger mi vida, acompañando la vida desde las propias biografías singulares y sagradas, no voy a poder acoger una cuidadanía global en la que lo más importante es apapachar (acariciar el alma) a la persona por lo que es, no por lo que tiene o por lo que hace.
El papa nos está invitando a poner a la persona en el centro y apuntar a su esencia, no a su vestuario, ni a su modus operandi, ni a su orientación… Denuncia a las personas que ejercen los atentados de las habladurías, los fraternicidios, los astigmatismos estereotipados y discriminativos… y hace una invitación al cultivo de la pedagogía del encuentro con esas nuevas masculinidades y feminidades que nos invitan a acoger la vida, acompañando vida en todas las identidades emergentes culturales y contextuales.
Somos casa común y todos/todas necesitamos esta sinergia comunitaria para el nacimiento de la cuidadanía como principio y fundamento de vida.
El papa nos está invitando a poner a la persona en el centro y apuntar a su esencia