Amós fue un profeta que no se encerraba en sí mismo.
Desde una posición cómoda, clase media, con algo de ganado del que vivir, se dedicó a analizar la realidad. Lo que pasaba. Así lo hemos intentado también en la RPJ.
Hemos hablado de ecologismo y sostenibilidad, siempre con la mente puesta en todas las injusticias que son consecuencia de la explotación desmedida de la naturaleza, de la sociedad del descarte, y la mercantilización de todo lo imaginable.
Hemos hablado de religiosidad y espiritualidad. Hemos encontrado formas de administrar los sacramentos que tergiversan su sentido original, o personas que no son capaces de conectar con Dios. Personas que sin saberlo, en palabras del propio Amós, no tienen «hambre de pan, ni sed de agua, sino de escuchar las palabras del Señor” (Am 8, 11).
Hemos hablado de una clase política desligada de las necesidades del pueblo. En ellos vemos demasiadas imágenes y ejemplos de inmoralidad: despilfarro, mentiras, corrupción e incluso, en ocasiones, un empleo cuestionable de las fuerzas policiales. Y mientras tanto, los gritos de las clases más bajas no encuentran respuesta.
A ti, que estás leyendo estas palabras. ¿No se te mueve nada por dentro?
Sí. A mí también. Es una sensación mezcla de rabia e impotencia. Estas injusticias son también gritos de Dios. Sus denuncias, sus pesares. Si lo sentimos tan nuestro, ¿por qué no hacemos nada? ¿Por qué no me muevo?
Amós hace dos llamadas que para mí tienen mucha fuerza:
– Una llamada a seguir profetizando: profetizar, si lo traducimos a las palabras de hoy en día, es mirar la realidad para detectar las injusticias. No dejarlas pasar por alto. Sentir esas llamadas de Dios y transmitirlas a los demás. «Nada hace el Señor Dios sin haber revelado su designio a sus servidores los profetas […] El Señor Dios ha hablado, ¿quién no profetizará?» (Am 3, 7-8)
– Una llamada a luchar por la justicia: a actuar. Son demasiadas injusticias, demasiadas llamadas. Tu misión es buscar la tuya, la llama que más que te queme y así, de la mano de Dios, construir su reino. “Buscad al Señor y viviréis, no sea que venga como fuego sobre la casa de José y no haya quien extinga el incendio”. (Am 5, 6).
Siempre que nuestra lucha sea la justicia, siempre que vivamos en oración y nos abramos a escucharle, Él no nos fallará.
“Buscad el bien, no el mal, y viviréis, y así el Señor, Dios del universo, estará con vosotros como pretendéis.” (Am 5, 14).
Alfonso Moreno