LA VIDA COMO NARRACIÓN – Juan Carlos de la Riva, SchP

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LA VIDA COMO NARRACIÓN  

Juan Carlos de la Riva, SchP

rpjrevista@gmail.com

O de por qué escribí la novela Simplemente déjate encontrar para jóvenes que quieran descubrir su vocación cristiana

Hace unos meses vio la luz una novela de carácter vocacional: Simplemente déjate encontrar. La escribí sin ser novelista. Es, en realidad, el fruto de una reflexión académica, en el contexto del Máster de Espiritualidad Transcultural que cursaba entonces, agradecido a la Fundación Vidal y Barraquer y a la Universidad Ramón Llull. 

Como no es habitual que para un trabajo universitario se presente un escrito en forma narrativa como lo es Simplemente déjate encontrar, una novela, comencé mi trabajo académico que acompañaba la novela con una justificación de dicha elección, que podemos resumir en tres grandes criterios: el pastoral, referido a los destinatarios del trabajo; el filosófico, referido a la propuesta existencial-hermenéutica que la apoya, y el teológico-espiritual, vinculando la narrativa con la tradición cristiana.  

Creo que esta reflexión sobre la importancia de la narración para la pastoral vocacional puede inspirar a nuestros agentes pastorales que acompañan ese maravilloso proceso que el Espíritu genera en los y las jóvenes abiertos a su escucha. 

Desarrollaré este tema de la vida como narración, en tres artículos abordándolo desde tres ángulos: la praxis pastoral, la perspectiva filosófica y la perspectiva teológico-espiritual. Aquí va la primera entrega.

  1. La vida como narración en la pastoral

El criterio pastoral es el más sencillo de presentar: los destinatarios de esta novela son jóvenes receptores de la misión evangelizadora de la Iglesia y, en muchas ocasiones, vinculados a esta misión como evangelizadores de otros jóvenes.

Me llama la atención la atracción que los jóvenes están sintiendo hacia las series de televisión y su motivación en el seguimiento de las tramas argumentativas de La casa de papel, Élite, Euphoria o Stranger things. Nuestros jóvenes son capaces de seguir numerosos capítulos en una secuencia temporal larga y a menudo prorrogable mientas el producto funcione a nivel comercial. Acompañan con atención las vicisitudes de unos personajes, mayoritariamente jóvenes también, que sufren condicionantes y situaciones que los determinan, pero ante las cuales pueden maniobrar con cierto margen de libertad personal, siempre situada, con decisiones que pueden hacerles desembocar en éxito o fracaso, bienaventuranza o maldición, gloria o castigo.

No importa que la historia esté sin concluir, como sucede en un largometraje tradicional con su consabido final feliz. Aquí la historia es siempre inconclusa, y quedan siempre hebras de hilo que pueden formar parte de un nuevo tejido, alargando esa sucesión de aciertos y errores.

Creo que los jóvenes entienden así su vida, como una narración, necesitada de otras narraciones. Se entienden a sí mismos como personajes urgidos a acertar con la solución correcta en cada situación, como si de «pasar pantalla» de un videojuego se tratase. Están en búsqueda de personajes de los que aprender por identificación para completar su propio personaje.

Creo que los jóvenes entienden su vida como una narración necesitada de otras narraciones

En una serie, el discurrir de la vida no tiene una única dirección, no hay una dogmática que encierre a la persona en una esencia predefinida. La verdad se construye, más bien, en la temporalidad del día a día, en una continua narración en la que se construye la propia identidad. Los personajes, entonces, caen bien o caen mal, generan simpatía o antipatía dependiendo de su capacidad para ser ellos mismos en su circunstancia. Sus decisiones los convierten en héroes o villanos, en lúcidos o patanes. Y en cada decisión que el personaje toma el espectador vislumbra criterios de discernimiento, valores subyacentes, bloqueos psicológicos, impulsos inconscientes o crecientes muestras de libertad interior. Poco a poco, el tiempo humano deja que esa identidad, escondida al principio no solo para el espectador, sino para el propio personaje, pueda aflorar y brillar con luz propia. Porque en la narración no hay puntos sueltos independientes, sino un continuum de huellas y de experiencias que constituyen una identidad.

Para ilustrar con más detalle esta relación íntima entre la narración y los intereses de los jóvenes, podemos utilizar la presentación de la pedagogía del héroe, que hace John Campbell en su análisis de los mitos, y que ahora traemos aquí por su alto interés vocacional. Los mitos, y muchas de las historias que nuestros jóvenes consumen, dividen el mundo ordinario y el mundo especial, con doce pasos, que no todos los cumplen, pero casi todos. Tendremos que hacer nuestro viaje a Ítaca. Se comienza siempre en un mundo ordinario, donde se oye una llamada a la aventura, surge algo que despierta (llamada a la aventura o a la vocación). Es algo que no deja estar tranquilo y hasta que la persona lo resuelve hay un diálogo interno con las propias emociones. Normalmente, al recibir esa llamada lo que hace el héroe es rechazarla. Quiere volver a estar a gusto donde estaba, pero ahí no puede estar, y no quiere sin embargo dar el paso. Es una época convulsa, con contradicciones. Lo que suele pasar después es que ese héroe se encuentra con un mentor. Luke Skywalker se encuentra con Yoda; en El Señor de los anillos el encuentro es con Gandal; en Harry Potter es Dumbledore… Siempre hay una figura a la que el héroe se vuelve para preguntar. De ahí se decide el héroe a cruzar el umbral, porque le están echando de donde estaba. Tiene una muleta, el mentor, el papel de los acompañantes, pero el camino lo ha de hacer él. Al cruzar el umbral llegan los peligros y laspruebas, las cuales algunas resuelve bien y otras no tan bien. 

Aparecen aliados y enemigos. Se va acercando a los objetivos. Cuando avanza, llega a la gran prueba. Suele ser un duelo enorme, donde se dejan cosas detrás, o personas. Hay una separación de lo anterior que supone un periodo de duelo. Normalmente, cuando se supera la gran prueba existe una recompensa, que no suele ser material: empezar a reconciliarte contigo mismo. Puede ser conocer de repente a otra gente que es como tú. Todas las que hacen sentir al héroe un poco más de satisfacción. Y aquí comenzamos ya el camino de vuelta. Pero el que vuelve no es el mismo, vuelve un yo cambiado. Ya no le interesan las cosas de sus amigos. Tienen que trabajar el desapego de lo que tuvieron, pero también tiene otras cosas. Se da entonces la resurrección del héroe. Este héroe que vuelve, vuelve, pero vuelve con algo que quiere compartir con los demás, es el regreso con el elixir, una inteligencia especial, un súper-poder, unas nuevas ideas y habilidades. Aquí viene la decisión de si quiere usar eso con otros o lo quiere ejercer en soledad. 

La propuesta vocacional tiene mucho de pedagogía del héroe y la novela Simplemente déjate encontrar tiene mucho de este ciclo que describe Campbell. Es por eso que este trabajo se sitúa en la clave de la pastoral narrativa. «Cuando hablamos de apostar por una pastoral narrativa queremos decir que apostamos por ayudar a cada joven a relatar su vida en clave de historia de salvación, en clave de encuentro con el Señor. Esto puede ser una pastoral de máximos. (…) La llamada a la santidad nos orienta en esta dirección».

La propuesta vocacional tiene mucho de pedagogía del héroe

No está en mis manos el rodar una serie que poder ofrecer a los jóvenes, aunque en muchas ocasiones he usado muchas de ellas para despertar la búsqueda de la propia identidad. Sin embargo, una novela requiere simplemente de un portátil. No siempre nuestros jóvenes son lectores, pero sí son consumidores adictos de narrativa. Quizá entonces la novela sea un modo de entrar en este público a quien los ensayos, por breves que sean, se les caen de las manos, no siempre por flojera, sino más bien por inmensos prejuicios en forma de duda y escepticismo ante cualquier doctrina que se tenga por verdadera en el plano teórico, y no aparezca narrada como vida. 

Confieso también la influencia en mí de la lectura de Entusiasmo, de Pablo D´Ors, ficción autobiográfica con la que me sentí identificado como sacerdote que comparte generación con el autor, y con ella los avatares de unos tiempos de cambio junto con los procesos espirituales en juego en el discernimiento específico de la vocación religiosa-sacerdotal.

También la novela es deudora de una narración que se ha hecho universal por su capacidad para describir los mecanismos fundamentales de la persona en el desenvolvimiento de sí mismo: El Principito de Saint Exúpery. La narración, en este caso, al servicio de la aventura del pequeño príncipe en el descubrimiento de la clave del amor y el vínculo, de la salida de sí y el amor de entrega. Remitimos al valioso comentario de Rafael Tomás Caldera Pietri a todo el libro y su propuesta espiritual: «El ser humano que, desde lo más íntimo de sí, anhela compañía, relación interpersonal, puede alcanzar su madurez en la apertura y donación de la amistad o el amor; o puede quedarse encerrado en una monótona afirmación de sí mismo como personaje principal de la historia. El secreto estará en crear vínculos. Y, para ello, en ser paciente. Permitir que el otro se manifieste como tal; contemplarlo; gastar tiempo juntos. El secreto estará en ver con el corazón, lo cual resulta poco menos que imposible a quien se niegue a dar de lo suyo, a darse. Porque quien domestica se hace responsable de lo que ha domesticado. Tiene la suave y fuerte atadura del amor. Precisamente, el sentido de pertenencia que expresa esta nueva vinculación —mi rosa, mi zorro— es desde la raíz diferente de la apropiación que intenta un hombre de negocios. Allá pertenecemos al igual que nos pertenecen; aquí —es lo que se presume— nos hemos apoderado de las cosas. Y en ese trato con las cosas; sobre todo, con las personas con las que se ha entrado en comunión, las cosas mismas cobran un doble significado: reciben, por una parte, valor de símbolo del ser amado; al mismo tiempo, constituyen un mundo que se manifiesta como condición de la plenitud que se nos da en la comunión interpersonal».

​Un par de vídeos para conocer la novela…

Código qr Libro1.png https://www.youtube.com/watch?v=ZbWhRYiYJY4

Código qr Libro2.png https://youtu.be/X1l4fRdXYK4

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