Miguel cursa 2º de ESO y con esfuerzo está consiguiendo los mejores resultados de la clase. Pero ahora un grupo de compañeros le hacen bullying o acoso escolar: se ríen de él, le asustan, y le agreden psicológicamente y físicamente…
Podríamos ir alargando los ejemplos, o malos ejemplos. Como contrapunto recuerdo mi primer encuentro con Jean Vanier, fundador de las Comunidades del Arca. De muy joven ya era oficial de la Marina y tenía que explicar a sus subordinados que en alta mar, en caso de guerra, se trataba «de hundir al enemigo para salvarte tu». Esta receta o filosofía bélica la encontró tan fuera de lugar y tan lejos del Evangelio que dejó su brillante carrera optando por «enfangarse» hasta el cuello por la causa de los más desvalidos.
Lo mejor que podemos hacer con la otra persona no es sólo compartir con ella nuestras riquezas, sino mostrarle las suyas. Las personas que no soportan «ver brillar» a los otros nunca podrán ser felices ya que nunca estarán satisfechas con lo que tienen. La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual.
Por más que tu luz moleste a los «depredadores» no dejes nunca de «brillar», continúa dando lo mejor de ti mismo, sigue siendo tú mismo. «Felices los que te aman y se alegran de tu felicidad» (Tb 13,15).¡Sonríe, eres luz!
LA SERPIENTE Y LA LUCIÉRNAGA
Se cuenta que una vez una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga. Ésta huía rápido con miedo de la feroz depredadora. Huyó un día y ella la seguía, dos días y la seguía… Al tercer día, ya sin fuerzas, la luciérnaga paró y le dijo a la serpiente:
- ¿Puedo hacerte tres preguntas?
- No acostumbro dar este precedente a nadie pero como te voy a devorar, puedes preguntar— contestó la serpiente.
- ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? —preguntó la luciérnaga.
- —contestó la serpiente.
- ¿Yo te hice algún mal? —dijo la luciérnaga.
- —volvió a responder la serpiente.
- Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo?
- ¡Porque no soporto verte brillar…!