¿LA SANTIDAD? LLAMADOS A ALGO GRANDE – Luis Manuel Suárez, CMF

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No es palabra de uso cotidiano. Mucha gente desconoce su significado. Pero refleja una realidad muy actual: cuando un producto tiene un tiempo programado, tras el cual deja de funcionar. Lo que hacen algunas marcas actuales, para favorecer el consumo. Me refiero a la palabra «obsolescencia». ¿La conocías?

La palabra que hoy titula la sección tampoco es de uso cotidiano. Y también hay quien desconoce lo que significa. Pero refleja una realidad muy actual y muy de siempre: la llamada que tenemos todos a hacer de nuestra vida algo valioso, desde Dios, para los demás. Eso es la «santidad». Una realidad en ningún modo obsolescente. ¿No crees?

Para muchos, «santo» apunta a las imágenes que decoran nuestras iglesias, con vidas como muy extraordinarias. Y piensan que la «santidad» solo es para algunos cristianos como de la Champions league, alejados del cristiano medio. Pero hace ya bastante que en la Iglesia hemos redescubierto que la santidad es para todos, a realizar cada uno según su camino. Así nos lo dice la Palabra: en el Antiguo Testamento («Di a toda la comunidad de los israelitas: “Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo”» Levítico 19,2) y en el Nuevo (El Señor nos eligió «para que fuésemos santos e irreprochables en su presencia por el amor», Efesios 1,4). Y así nos lo recordó con fuerza el Concilio Vaticano II: «Todos los fieles cristianos (…) son llamados por el Señor, cada uno por su camino, a la perfección de aquella santidad con la que es perfecto el mismo Padre» (Lumen Gentium 11.3).

Habrá que explicar la palabra: ser santo es ser auténtico, aquello que estás llamado a ser, ser como Jesús –el Santo de los Santos–, vivir desde el Padre entregándote a los demás. Habrá también que ejemplificar la palabra, con la vida de tantos santos y santas, reconocidos o anónimos, que siguen siendo significativos hoy: santa María Magdalena, san Agustín, santa Teresa de Calcuta, san Óscar Romero… o personas cercanas que han vivido o viven una vida auténtica y entregada. Hombres y mujeres que no nacieron santos, sino que fueron haciendo su camino. Subrayando que la santidad no es principalmente un hacer por la fuerza, sino un dejar a Dios hacer en nosotros. Como Santa María, la de Nazaret. ¡Qué grande!

En los últimos meses, dos documentos valiosos han puesto su foco en la «santidad»: la Exhortación Apostólica Gaudete et Exultate («Alegraos y regocijaos»), donde Francisco nos recuerda la llamada a la santidad en el mundo actual. Y el Documento de trabajo que llegó al Sínodo de los jóvenes, cuya conclusión trataba sobre «La vocación universal a la santidad», «La juventud, un tiempo para la santidad», «Jóvenes santos y juventud de los santos».

#VocationChallenge: vivir la vida dejando a Dios hacer su camino en nosotros, para llegar a ser una persona auténtica, entregada, santa… donde Él quiera, como Él quiera. Como María. ¿Aceptas el reto?

El #Tweet de Francisco: «El Señor sigue llamando hoy para que le sigan. No podemos esperar a ser perfectos para responder con nuestro generoso “aquí estoy”, ni asustarnos de nuestros límites y de nuestros pecados, sino escuchar su voz con corazón abierto, discernir nuestra misión personal en la Iglesia y en el mundo, y vivirla en el hoy que Dios nos da» (Del Mensaje para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones 2018).

Para preguntarME / Para preguntarNOS

Acercarnos personal o grupalmente a alguno de los documentos aludidos (Gaudete el Exultate y Conclusiones del Documento de trabajo del Sínodo). ¿Qué pistas te da para tu vida personal o grupal? ¿Cómo trabajar este tema en la pastoral con jóvenes?

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