LA IGLESIA SÍ ES MAESTRA EN CUESTIONES DE AMOR – Juan Carlos de la Riva

Etiquetas:

LA IGLESIA SÍ ES MAESTRA EN CUESTIONES DE AMOR Descarga aquí el artículo en PDF

Juan Carlos de la Riva

rpjrevista@gmail.com

Si la Iglesia tiene la misión de enseñar, parece claro que está llamada, en estos tiempos de cambio, a acompañar a los y las jóvenes en este tema tan importante de la vida de las personas como es su dimensión afectivo-sexual y su vivencia en la relación con otras personas. 

A qué acompañante de jóvenes, o a qué educador no le ha pasado hoy día que los jóvenes nos sorprendan sabiendo «supuestamente» más nombres y más realidades de diversidad sexual o de identidades de género que nosotros, habiendo investigado en internet mucho antes que nosotros toda la casuística de las variantes en estos temas. Pareciera que solo por el hecho de tener nombre gozan ya de carta de ciudadanía y de validez ética, sin más apoyatura que la conciencia personal ni más límite que el del respeto a las demás personas. 

En muchas de las argumentaciones que defienden la tolerancia absoluta, aparecen borradas o, al menos desdibujadas las referencias al amor, a la fidelidad, al vínculo, a la donación, a la construcción de un proyecto compartido en pareja, el compromiso, el matrimonio… Son palabras que en algunos casos llegan a percibirse como descriptivas de situaciones tóxicas. La persona estaría perdiendo su autenticidad y su suprema libertad de conciencia, o más bien de sentimiento, para autoconstruirse de nuevo cada día, sin ataduras. 

Parece claro que estamos en un momento necesitado de luz para el discernimiento sobre cómo acompañar en este mundo en el que el y la joven se juega tanto de su felicidad y de su plenitud. En muchos casos hay un abismo entre el ideal de vivencia de lo afectivo-sexual propuesto por la Iglesia y la realidad normalizada y trivializada de las vivencias diarias de nuestros jóvenes. Sin caer en acentuar los tintes negativos ni decir que los jóvenes estén viviendo una vida loca y desordenada en este campo, porque hay de todo, hay que reconocer que la Iglesia no es referencia en este tema y no se nos considera autorizados para enseñar sobre esto. 

Sin embargo, cuando hemos sido capaces de dar testimonio coherente en este ámbito, uno percibe que los jóvenes abren los ojos y preguntan, dejando entrever muchas de sus soledades y sus frustraciones, de sus dudas y sus miedos, de sus heridas y sus lastres. Así que hay aquí una llamada a acompañar, escuchar, iluminar, animar en el camino de las búsquedas y los aciertos.

Este número va de todo esto. Ojalá sirva para quitarnos el pudor o el complejo para entrar en estos temas, y evangelicemos su mundo relacional y su vida sexual hablando de amor, como Jesús lo hizo. Ojalá también nos forme un poco más, y nos invite a seguir formándonos siempre. Y, por último, que nos haga pasar más ratos a la escucha de historias, como Jesús escuchó las peripecias afectivas de aquella samaritana en el pozo, para despertar el deseo de un agua nueva que quite de verdad la sed, y que no podemos llamar de otra manera más que Amor.

Me ha encantado recibir el artículo de Pilar y Víctor, psicólogos, rescatando aquél impresionante libro de Erich Fromm, El arte de amar, que sigue activo y enseñante desde 1956. Nos recuerdan ambos cómo son las relaciones sanas. Y también nos urgen a un acompañamiento y acogida incondicional a tantas situaciones, unas más negativas que otras. 

También recomiendo la lectura del artículo de José Antonio Rosa Lemus, quien nos regala unos principios para una vivencia integrada y madura, como son la formación, la comunicación, la igualdad, el respeto a la intimidad, la relacionalidad y lo positivo. Son criterios que van a garantizar un buen acompañamiento de nuestros jóvenes como ejercicio de responsabilidad, con grandes dosis de creatividad y generosidad.

Puestos a elegir una última recomendación, la lectura de Fernando Arriero, que se deja acompañar por la vivencia de Etty Hillesum acerca de estos temas, para extraer de su testimonio criterios que puedan vincular sexualidad y espiritualidad. 

Hay un artículo mío que nos recuerda los criterios que la Amoris Laetitia nos regalaba para ayudar a todos los discernimientos pastorales que podamos aplicarlos en estos temas.

Y, por supuesto, todo lo demás. Creemos que tienes una buena herramienta en tus manos. Ojalá tus jóvenes puedan disfrutar, a través de ti, de sus enseñanzas.

Aquí una llamada a acompañar, escuchar, iluminar, animar en el camino de las búsquedas y los aciertos