La hora del rencor – Juan Jaime Escobar

En las calles de Santiago, con los chalecos amarillos en Francia, en las plazas de Barcelona, en las redes, en los parlamentos, en los medios, en las demandas de los ambientalistas y animalistas, pareciera que hubiera ganado el rencor, el resentimiento, la indignación, la rabia. ¿De dónde sale ese deseo de quemar estaciones de metro y mobiliario urbano, el arrancar adoquines de calles y veredas, el romper escaparates de almacenes, el incendiar coches o autobuses, el bloquear autopistas, aeropuertos y hasta vías férreas? ¿De dónde sale ese enojo hacia los gobiernos, o hacia el pasado, o hacia la historia, o hacia los políticos, o hacia la propia nación, o hacia los distintos o diferentes, hacia los otros, por el hecho de ser otros? Hasta hay un país que fruto de la indignación quiere separarse de los otros países, para salirse y ser ellos y sólo ellos, sin los demás. Y lo peor es que existen argumentos de sobra para aceptar los enfados. Al fin de cuentas, todos tenemos excelentes razones para justificar nuestros resentimientos y cultivarlos. ¿Y la amabilidad, y el afecto, y el encuentro, y la conciliación, y el perdón, y el amor? ¿Habrá alguna hora para el amor? O seguimos creyendo que tenemos buenas razones para la rabia. En todo caso, prepárate, por delante de tu casa está pasando la marcha de los enojados. Es la hora del rencor.