LA EXPERIENCIA DEL XVI ENCUENTRO DE LA RED DE CENTROS E INSTITUTOS DE PASTORAL JUVENIL – Prof Lic. M.ª Denise Estremero

LA EXPERIENCIA DEL XVI ENCUENTRO DE LA RED DE CENTROS E INSTITUTOS DE PASTORAL JUVENIL

Prof Lic. M.ª Denise Estremero.

Directora del Instituto Nacional Card. Eduardo Francisco Pironio

direccion@institutopironio.org.ar

Los días 24 de abril a 1 de mayo de 2022, se realizó el XVI Encuentro de la Red Latinoamericana de Centros e Institutos de Pastoral Juvenil, en el centro de formación y servicios La Capilla de la Central de Juventudes (Zipacón, Colombia). Animados por la afirmación de María, «Hagan lo que Él les diga» (Jn 2,5), se compartieron días de fraternidad y esperanza, escuchando la voz de nuestra Iglesia que, iluminada por el Espíritu Santo, nos pide trabajar juntos en sinodalidad, insistiéndonos para que vivamos el «ser UNO para que el mundo crea».

La Red de Institutos, con historia desde los años 90, se fue conformando como un espacio de comunión y reflexión, desde el cual diversos espacios que llevan adelante la formación de jóvenes y de agentes pastorales de pastoral de juventud en nuestro continente, se vinculen buscando horizontes comunes e intentando responder a los tiempos desafiantes.

En esta oportunidad participamos once centros e institutos, pertenecientes a ocho países del continente, y fuimos acompañados en estos días por diversos disertantes, que iluminaron y contagiaron esperanza mientras nos compartieron sus experiencias: Michelle Gonçalves, secretaria nacional de la Pastoral Juvenil de Brasil; Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina; P. David Jasso, secretario general adjunto del CELAM; P. Pedro Manuel Brassesco, secretario general adjunto del CELAM y María Denise Estremero y Elizabeth Martinchuk del Instituto Cardenal Pironio de Argentina.

En el mensaje final del encuentro, los miembros de la Red reconocimos que:

• Como Iglesia latinoamericana, en especial desde el servicio a la pastoral juvenil, contamos con un enriquecido camino recorrido. En Colombia, y especialmente compartiendo la historia de la «Central de Juventudes»; nos encontramos con las raíces de la opción preferencial por los y las jóvenes, que sostienen nuestros espacios pastorales. «Tocar» esas raíces nos hace comprometernos con las flores del presente (CV 6), y nos hace querer acompañar a que nuestras juventudes tengan alas.
• Somos testigos de que el Espíritu Santo es el que nos conduce en el camino, permitiendo que, desde diferentes expresiones, diferentes latitudes y diferentes lenguajes se viva la unidad. Y esa unidad no es uniformidad, así como en el misterio de la Trinidad, Dios es UNO siendo tres personas diversas, estamos llamados a propiciar esa diversidad, y ese llamado es el de la sinodalidad como modo de ser Iglesia.
• La sinodalidad no es una experiencia acabada en una asamblea o un encuentro, la vivimos y debemos ir profundizándola, no solo en la acción sino en nuestras vidas. Nos exige paciencia y perseverancia para recorrer el camino paso a paso. Es un proceso lento.
• La sinodalidad no es una realidad novedosa y tampoco es una invención nuestra, es una realidad divina que el mismo Dios, uno y trino, nos comparte y nos invita a vivir, ya que en ella radica la esencia de la Iglesia y del cristianismo.

Por otra parte, asumimos desafíos y claves para el trabajo en nuestros países:

• Atender lo que María les dice a los sirvientes en las bodas de Caná y nos dice hoy a nosotros: «Hagan lo que Él les diga». En esta invitación resaltan dos verbos que nos expresan la dinámica sinodal, hacer y escuchar. Ahora bien, para hacer, primero tenemos que escuchar, discernir, y luego hacer, obrar, vivir.
• Cambiar el lenguaje y las actitudes para poder reflejar de un modo más claro la diversidad. Esto nos lleva a un proceso de conversión, no solo comunitaria o pastoral, sino sobre todo personal. Debemos conocer, creer y vivir la sinodalidad.
• Empoderar a los jóvenes para que tengan más participación en los procesos pastorales de nuestros centros e institutos.
• Desarrollar acciones conjuntas como Red, que nos unan y visualicen más nuestro servicio en la Iglesia en favor de los jóvenes.
• Promover el trabajo conjunto con otras instancias pastorales y organizaciones que trabajan al servicio de la juventud.
• Desarrollar experiencias en el ámbito digital para atender los diferentes pedidos y necesidades que los jóvenes demandan.
• Promover la formación y el acompañamiento de los asesores y animadores de la pastoral juvenil.