LA COOPERACIÓN, LUGAR DE ENCUENTRO RPJ 561Descarga aquí el artículo en PDF
Pablo Romero Furió
La Fundación UpToYou—presente en España, México, Brasil y Camerún—promueve la renovación de la educación partiendo de las emociones para el autoconocimiento y la mejora de las relaciones interpersonales. El punto de partida de esta renovación es el curso para educadores.
No sería difícil imaginar escenas de la actualidad donde se juntan varias personas con una historia común para defender sus propios intereses. Por ejemplo, en la vida en sociedad encontramos la comunidad de vecinos; en la vida familiar padres e hijos; en la vida escolar profesores y alumnos; en la vida política la patronal y los sindicatos… y otras agrupaciones de tipos diversos, hasta en la vida eclesial, ¿verdad?
Esta historia común urge a tomar decisiones juntos. Pensemos en cada ejemplo nombrado arriba, pero ¿se convierte la situación en una mesa de diálogo o de negociación? Es que, querido lector, no es lo mismo dialogar que negociar. Negociar, pactar e incluso votar, se basan en la defensa de un objetivo (cada uno el suyo) ya sea individual o representando un grupo y no se confía en la intención del otro para llegar a una decisión para el bien de todos, sino que sucede más bien al contrario, se desconfía de todo lo que se propone pues se supone que cada bando busca su interés y nunca el del otro. Entonces, ¿negociar o pactar no ayuda a la relación entre personas? ¡Mejor será eso que caer en el desprecio del otro, el insulto o la imposición sin más! Así es, pero lamentablemente, porque no parece que se conozca otra forma de relación para que juntos se busque el bien común. ¿Sería esto posible? ¿Cómo? Con la experiencia. Con nuevas experiencias pues parece que toda la realidad circundante es también imperante. Nuevas experiencias de encuentro. Negocio para salirme con la mía o perder lo menos posible. Pacto para asegurar que lo que yo quiero se cumple. Voto para que otro decida por mí. Pero así no se posibilita el encuentro entre las personas que comparten una historia, y eso que la historia les reclama que se encuentren. ¡Qué curioso!
Con la confianza se llega a la «mesa de diálogo» o sin ella a la «de negociación»
Vayamos ahora al diálogo. ¿Qué hay de nuevo? Dialogar es hablar de algo con alguien, ¿no? Sí y no. Desde luego que se habla, pero ¿cómo? y ¿para qué? El cómo consiste en usar la inteligencia para razonar y dar motivos de cada posible acción, es decir, que no se promuevan comportamientos o decisiones caprichosas sino razonadas y, además, con razones que sean de peso. La validez o peso de estas razones se relaciona con el para qué, pues la intención de cada propuesta, ¿cuál será? El bien común. Y para esto se necesita confiar en el otro. Con la confianza se llega a la «mesa de diálogo» o sin ella a la «de negociación».
Y ¿a dónde nos lleva esta distinción entre dialogar y negociar? ¿Qué tan importante es y qué grandes consecuencias tiene el relacionarse por diálogos? Pues porque si el diálogo es diálogo ayudará a experimentar la cooperación, la cual necesita de la inteligencia para razonar, de la confianza en la intención del otro y de la búsqueda del bien común. Y en la cooperación se da el encuentro pues no ganas tú o gano yo, sino que al terminar el diálogo seguro seguro seguro que estamos «más cerca el uno del otro». ¿Es esto posible en la vida en sociedad, vida escolar, y vida familiar? Nos preguntamos algunos. Nos lo preguntamos porque es lo que deseamos y el mundo necesita. Pues es posible si y solo si los jóvenes (para poner énfasis en el tema del nuestro número RedPJ) han aprendido a dialogar en la escuela con los profesores y entre compañeros, en la familia con los padres y entre hermanos; han construido sus relaciones con confianza en la búsqueda de un bien común que construirá un «nosotros» por el que vale la pena pasar tiempo dialogando.
Resumiendo. Los jóvenes pueden construir un mundo nuevo y no aprovecharse de él, porque todos cooperamos buscando el bien común y no el beneficio de unos sobre otros, porque los otros pueden razonar y entender razones y no despreciar e imponerse, porque confiar es la forma de poder estar cerca de los demás y promover un encuentro entre personas que hace que la persona pueda ser persona. Permitámonos un trabalenguas más: «Siendo persona con las personas se es más persona pues solo la humanidad aflora cuando uno se sabe persona». Nosotros los cristianos nos sabemos humanos a imagen de Dios y sabiendo esto no podemos más que desear y promover el encuentro con los demás: ama a tu prójimo como a ti mismo y haciendo esto amarás a Dios.
Dar a conocer esto es la misión de la Iglesia de ayer, hoy y siempre.
Para más información puedes visitar nuestra web: www.uptoyoueducacion.com o contactar con Pablo Romero: p.romero@uptoyoueducacion.com
Redacción basada en J.V. Orón, Conoce lo que sientes, Cooperación, pág. 120, Ed. UpToYou 2020
Todos cooperamos buscando el bien común y no el beneficio de unos sobre otros