Kiki es una persona extraordinaria, y un músico muy conocido y muy querido en todo el ambiente de la música cristiana en español. Argentino, afincado en Guadalajara (México), no para de tocar y de crear. También de producir: es el responsable de montones de discos de los artistas de música espiritual más importantes de toda América y España. Quizá sea el mejor (y aún no lo habéis descubierto).
Su nuevo disco se llama Es lo que hay, una colección de canciones extraordinarias y una propuesta de fe abierta, positiva y profunda. Su música y su disco hablan de un músico más músico que otros, y de un cristiano más en la calle que otros. Me explico. Además de que lo que digo implica más calidad de sus discos, también tiene más cosas que contar en lo musical, en los textos y en las ideas que aporta. Curiosamente él es muy carismático en su estilo y espiritualidad, y sin embargo, sabe salirse de ese carril tan limitado en el que muchas veces se queda encasillada por decisión propia toda esa corriente musical, en una línea similar, que juega con un número reducido de palabras, ideas y armonías. Demasiado limitado para un talento como el de Kiki, persona humilde donde las haya, acostumbrado a trabajar para otros como hermano «menor» que diría san Francisco (su patrón), pero que se agiganta en estudio y en escenario cuanto está dando razón de su fe por medio de su fantástica música.
Su primer disco Travesía con temas excepcionales como «La angosta» o «Quién me quita» fue todo un descubrimiento para muchísima gente, y una espera resuelta para los que ya sabíamos lo que era capaz de hacer Kiki. Con su segundo disco Valga la redundancia siguió buscando en todo el amplio espectro de tantos estilos como domina, de los que bebe y nos regala su visión, su privilegiada visión. El tema que da título al disco lo podría firmar Lerner y casi sale ganando, la alegría y vida de “«Algo para dar», la melodía de «Estoy hablando de vos». Un disco vivo, diferente, útil, de fe, de esperanza, de calidad para la vida y para las nuevas generaciones que van exigiendo más y más a todo lo que escuchan «en nombre de Dios».
Es lo que hay es una confirmación absoluta de su trayectoria y su importancia en la música espiritual. Contiene temas que parecen clásicos como «Tu lugar» o «Eleva tu voz», nos regala parte de su intimidad con la «Nana para Tadeo» y «Amo a esa mujer» y regala ritmo y vida a tope en «Pura Gracia» o «Solo una oración».
Su música sabe a su tierra, una tierra con concentración de arte, la tierra de Fito Páez, Lerner, Charly, Axel, Daniel Poli, La Bersuit, Lafourcade, María Elena Walsh o Astor Piazzolla… entre muchos. Kiki está impregnado de tanta música, y está a la altura.
Es un fantástico profesor de música, el que yo quisiera para mis niños. Tiene tanta música y tan fácil en su cabeza y su cuerpo que le brota como quien te está contando un chiste. Hace unos talleres para jóvenes que desde aquí aconsejo a quien pueda montarlos.
Desde aquí le pido humildemente que nos regale cada año un disco de piano solo, una faceta más. Exquisitas versiones de temas espirituales a los que les saca la esencia y el alma. Eso que para cualquiera es la obra de su vida, Kiki nos hace una maravilla en una semana.
Si no le conocías ya te puedes poner en órbita. Felicidades Kiki, besos por casa. ¡Qué aproveche!
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