Juntos construimos el acompañamiento – Testimonios de la EPJ 2016, por Pedro Martínez

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La dinámica realizada nos permitió compartir a todos en torno a dos aspectos claves del acompañamiento.

La primera parte respondía a qué entendíamos como claves del acompañamiento. Tras analizar los diferentes paneles resultantes de la lluvia de ideas de todos los participantes y las diferentes síntesis surgidas de cada grupo quedaron claramente resaltadas las siguientes:

En primer lugar un bloque en relación a todo lo que tiene que ver con la acogida y el respeto. Acoger la vida sin juzgar, sin invadir y respetando los tiempos del acompañado. Teniendo la escucha como valor principal y la historia de la otra persona como Tierra Sagrada de manera que la relación se pueda edificar desde la confianza.

Por otro lado se llegaba a la conclusión de la importancia de la variable del tiempo, entendido de dos maneras: como la disponibilidad del acompañante y como el respeto de los tiempos del acompañado.

En cuanto a las actitudes clave se hablaba de la humildad y el amor entendido como la mirada de Jesús hacia nosotros. En numerosos paneles se especificaba la importancia de ser espejo para aquel que tenemos delante reflejando lo que el mismo trae al encuentro.

La importancia de la formación quedaba también claramente resaltada entre los centenares de post-it

Por último mencionar como en ningún panel se olvidaba la importancia de recordar que Dios y su Espíritu Santo son los que deben estar en el centro tanto para el acompañado como para el acompañante. Esto nos lleva a la importancia de la oración que también quedaba muy patente en todos los resultados. El post-it  Dios siempre me acompañaD refleja muy bien (en concepto y votos recibidos) este aspecto.

 

La segunda parte de la dinámica nos animaba a compartir experiencias claves en nuestro camino de fe para entender el acompañamiento tal y como lo hacemos.

En primer lugar aparecían multitud de experiencias concretas: Taizé, voluntariado, convivencias, Camino de Santiago…

Del mismo modo, muchísimas personas e instituciones que nos hablan de que al final el acompañamiento es siempre un encuentro: Los hermanos Menesianos, profesores, alumnos concretos, sacerdotes… todos ellos llenaban los paneles.

Por otro lado quedaba muy resaltado el tema del crecimiento personal de la mano de la sanación con post-it como: “Ser valioso por ser quien soy” “Me importas” “respeto” “libertad”

Se encontraba muy presente también el tema de sentirse querido y amado enunciado de diversas maneras. Así como la gratuidad del servicio prestado.

Por último Dios estaba muy presente en post-it como eSituar a Dios en mi vidaS o el último, que fue muy señalado y que resume en sentir general de la dinámica:

 

No temas, siempre estoy contigo

la respuesta está en nosotros mismos

a propósito del acompañamiento

 

Cuando releía las preguntas a las que tenía que intentar dar respuesta en estos minutos, no podía evitar pensar “ves, todo lo que rodea al acompañamiento es un interrogante continuo”, o así es como lo he vivido yo. Porque, más que acompañante, lo que yo he tenido ha sido un preguntador. Una persona que me reformulaba cada pregunta propia para hacerla aún más difícil. Y esto no quiere decir que lo veo como algo negativo, todo lo contrario. Tan solo he podido asombrarme ante la capacidad de la persona que tenía en frente de hacer la pregunta correcta en el momento correcto.

Por lo que, si yo tuviera que atreverme a definir lo que ha sido para mí el acompañamiento, diría que es un espejo mágico, pero en esta ocasión lo que hace es decirnos justo lo que no queremos oír. Creo que puede afirmar que esto se cumple casi siempre porque al fin y al cabo lo que buscamos son soluciones (aunque a veces no sepamos a qué), y desde luego el acompañante no te las va a dar.

La pregunta del millón sería ¿dónde están las respuestas? – en nosotros mismos. Por eso, y volviendo al comienzo, la luz que necesitamos es una buena pregunta, ahí entra el acompañante. Eso sí, para mí no ha sido nada fácil, después de cada sesión me iba a casa frustrada, ¡estaba peor que al principio! Si de por sí con 21 años pocas cosas se tienen claras, pues llega, te hace una preguntita y adiós, todo “patas arriba”. Solo con la oración y la reflexión he sido capaz de ir entrando, de ir aprendiendo, de ir contestando, y de agradecer tanto esas preguntas.

Lógicamente todo este proceso, que tiene sus altos y sus bajos, da sus frutos. En mi caso, yo los he sentido de dos formas, la menos plausible es la forma de afrontar las situaciones y la toma de decisiones en sí misma, y la más “lógica” quizá, las decisiones que tomamos en el caso concreto y no otras. Lo que quiere decir es que influye en el camino que vamos dibujando hacia donde vamos.

Precisamente por esto último considero al acompañamiento algo vital. Vivimos en tal lío que el acompañamiento se convierte también es un herramienta para parar. Para parar y así poder mirarnos, por eso me gusta llamarlo espejo. La toma de decisiones nos crea más presión que nunca a los jóvenes, que si la competencia, que si el trabajo, que si los idiomas, que si las relaciones personales… Vivimos estresados y, en mi opinión, tener la suerte de tener un acompañamiento personal desde la clave de tomar conciencia de que Dios habita en nosotros y en base a eso tomar decisiones y construir nuestra vida, es la mejor forma de encontrar la felicidad plena, como el que encuentra un tesoro en un campo.

 

 

por carol. del equipo de jóvenes epj

Mi nombre es Carol, soy leonesa y pertenezco a la Pastoral Universitaria de León. Para mí, la Escuela de Pastoral con Jóvenes es uno de los eventos del año. No solo porque es un momento para compartir con la gente de mi equipo sino también porque es una experiencia tan enriquecedora que en pocos lugares se puede encontrar.

Este año he tenido la suerte de participar en la Escuela dentro del equipo joven. Este equipo está compuesto por representantes de cada una de las instituciones participantes y conjuntamente elaboran una propuesta para mostrar durante la EPJ. La verdad es que cuando me lo propusieron la idea me echó un poco para atrás porque ya estaba comprometida con otros proyectos y creía que al no disponer de mucho tiempo no estaría todo lo involucrada que quería. También me daba miedo porque ya no viviría del mismo modo la Escuela, ese evento que tanto esperaba cada septiembre. Al final acepté pensando que si me lo habían propuesto era porque Dios también me pedía estar ahí de alguna manera y aportar mi experiencia de Iglesia, así que me dejé llevar por Él.

El trabajo con el resto de compañeros durante los meses previos ha sido muy bueno teniendo en cuenta que cada uno de los integrantes era de una ciudad distinta y que eran muchos los kilómetros que nos separaban. Aún así, creo que hemos sabido sacar adelante la propuesta que pensamos para mostrar las diferentes etapas del acompañamiento, en la cual también hemos incluido nuestras propias vivencias como acompañantes y acompañados.

Durante los días 24 y 25 de septiembre que se desarrollaba la Escuela casi no tuve tiempo ni de ver a mis compañeros de León porque el tiempo se evaporaba entre preparación del escenario, ensayos con el coro y otras tareas necesarias para que todo saliese perfecto. He echado de menos estar presente en los talleres que otros años realizaba sentada como oyente y que este, al tener que ensayar al mismo tiempo, tuve que perderme.

La Escuela de Pastoral de este año me ha recordado la importancia del respeto de los tiempos de los demás: no solo en el tema que tratamos durante el fin de semana, el acompañamiento, sino también en los diferentes procesos de la vida. Debemos ser contantes, pero también ser conscientes de que no todo el trabajo lo podemos hacer nosotros y dejar actuar al Espíritu.

Entrar en el Equipo Joven ha sido una de las experiencias que no olvidaré nunca. Es verdad que la Escuela no se “disfruta” de la misma manera porque hay que estar pendientes de que todo el trabajo salga adelante, pero es una oportunidad también de aportar tu granito de arena a un proyecto tan excepcional como este.

respetar los tiempos de los demás

a propósito del acompañamiento

por marcos vidart. del equipo de jóvenes epj

 

Estoy convencido de que en esto de acompañar en el proceso de crecimiento en la fe nos la jugamos en el ACOMPAÑAMIENTO PERSONAL. Esta afirmación la puedo suscribir para cualquier proceso catequético, pero creo que afecta especialmente en la etapa de ADOLESCENCIA-JUVENTUD.

 

DIFICULTAD. Una primera dificultad puede ser la TOMAR CONCIENCIA de esta necesidad: ¿Si nunca hemos puesto el foco en esto, porqué hacerlo ahora?

PROPUESTA. Esta frase no justifica que antes no fuera necesario. Lo que pasa es que antes no se percibía como algo tan importante. En un mundo cada vez más complejo y cambiante se nos exige saber leer la realidad, adaptarse a ella, anticiparse a los cambios… y utilizar nuevas herramientas y nuevas estrategias. “A vino nuevo, odres nuevos, decía el P. Chaminade”. Por ello, hoy en día es fundamental acompañar en cualquier proceso de crecimiento vital (emocional, físico, colegial…) Y, cómo no, también en el proceso de crecimiento en la fe.

 

DIFICULTAD. Superada esta dificultad, nos encontramos con otra muy importante: La INERCIA de los procesos. Somos conscientes de la necesidad pero miramos nuestra programación anual, nuestras acciones y actividades, y no vemos forma de “meter” esto del acompañamiento. Además, nos cuesta distinguir lo urgente de lo importante, y descuidamos lo segundo (lo importante) por cumplir con la “dictadura” de lo primero (lo urgente).

PROPUESTA. Ser valientes. Hacer posible aquello en lo que creemos. Ponerse manos a la obra. Romper las inercias. Poner lo IMPORTANTE en el centro. Si hacemos siempre las cosas igual, obtendremos siempre los mismos resultados.

 

DIFICULTAD. Tercera dificultad: Es posible que no sea compatible el MODELO del proceso que tenemos con darle peso al ACOMPAÑAMIENTO PERSONAL. Porque esto del acompañamiento no pasa por una actividad más, si no por un estilo, una forma de hacer, de estar.

PROPUESTA. No debemos tener miedo, ni pensar que nos estamos equivocando si la reflexión sobre el acompañamiento nos lleva a replantearnos el modelo catequético que estamos utilizando. Al revés. Si creemos que el ACOMPAÑAMIENTO es clave y “no cabe” en el modelo actual, debemos ser valientes y cambiar el modelo. Esta actitud es muy evangélica, muy de Jesús, y pocas veces los pastoralistas la ponemos en práctica. Cambiar de modelo implica plantearse lo nuclear de nuestra misión. Implica saber distinguir entre los medios (los Cómos) y los fines (los Paraqués). Las rutinas nos llevan a replantearnos pocas veces los “cómos” y casi nunca los “paráqués”. Y nuestro trabajo, como la vida misma, nos va a exigir muchas veces repensar y cambiar los medios (modelos) para fortalecer y mantener los fines.

 

DIFICULTAD. Una dificultad muy presente en muchas de las novedades pastorales que empezamos es la de la FORMACIÓN. En el acompañamiento es una dificultad bastante grande, pues requiere de una técnica y un saber hacer en el que no (solo) vale lo innato o nuestra experiencia pastoral previa, si no que va a requerir una formación de calidad.

PROPUESTA. No debemos verlo como un escollo si no como algo lógico y natural. Queremos dar calidad a lo que hacemos, y eso requiere estructural un buen plan de formación para nuestros agentes pastorales. Debemos hacer explícita esta necesidad, hacérselo ver a nuestros directores titulares, responsables de pastoral de la provincia… y no escatimar en los recursos necesarios. Pero lo más importante, debemos hacérselo ver a los catequistas y monitores, futuros acompañantes. Tenemos que hacerles ver las bondades del acompañamiento y la necesidad de formación porque va a suponer un esfuerzo personal importante para ellos, y nosotros como responsables de la pastoral de un colegio debemos ofrecerles un plan formativo serio, animarles a participar en ese proceso formativo y acompañarles durante el mismo.

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