«Los jóvenes tienen una nueva sensibilidad ecológica y un espíritu generoso, y algunos de ellos luchan admirablemente por la defensa del ambiente, pero han crecido en un contexto de altísimo consumo y bienestar que vuelve difícil el desarrollo de otros hábitos. Por eso estamos ante un desafío educativo»
(Papa Francisco, LS, 209).
No es necesario ser un erudito medioambiental ni formar parte de alguna de las cientos de comisiones y subcomisiones pro ecología y salvaguarda de la creación que existen a lo largo y ancho del planeta, para darse cuenta de que a nuestro planeta y a sus alrededores algo le ocurre. Algo que tiene que ver directa o indirectamente con el modo en el que los seres humanos lo estamos esquilmando poco a poco, a pasos agigantados, en todos los continentes, a todos los niveles, desde las grandes multinacionales hasta las civilizaciones y los hogares más sencillos.
Creo que estaremos de acuerdo en que existe un amplio consenso acerca de la gravedad de la situación ambiental global, al mismo tiempo que asistimos con asombro a la lentitud, tibieza y poca determinación de los gobiernos e instituciones internacionales a la hora de realizar las estrategias necesarias para frenar las causas de los innumerables problemas ambientales que ya amenazan a diario nuestra calidad de vida.
Los jóvenes, lejos de quedar fuera de los grupos de presión y acción, son necesarios e imprescindibles para poder revertir la actual situación medioambiental. El mundo en el que viven y en el que vivirán sus descendientes necesita de su compromiso. Ante los más de 17 millones de hectáreas de bosques en el mundo que son destruidos cada año, ante los más de 3000 millones de toneladas de dióxido carbono emitidos cada año a la atmosfera, ante los 2 millones de personas que mueren al año en el mundo por enfermedades y afecciones relacionados a la contaminación, ante el incremento desorbitado de la tasa de extinción de especies, ante los 6,4 millones de toneladas de residuos que terminan en el mar y en los océanos, ante el despilfarro sin sentido de alimentos y la tasa del 40% de la población mundial sin acceso al agua potable, ante los millones de personas desplazadas como consecuencias de desastres o problemas ambientales graves… ante el cambio climático y todas sus consecuencias evidentes, los jóvenes están convocados a una conversión ecológica urgente.
Y la pastoral juvenil ha de participar de manera activa ante dicha convocatoria. En la encíclica Laudato si el papa Francisco nos recuerda que «merecen una gratitud especial quienes luchan con vigor para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en las vidas de los más pobres del mundo» y, continúa diciendo, «los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos».
La pastoral juvenil, experta en programar encuentros, en realizar programas y acciones solidarias, en apoyar causas justas, propias o ajenas, en convocar a la oración y a la celebración… ha de plantearse toda su actividad en clave de generación de una conciencia ecológica que vaya más allá de momentos o campañas puntuales, teniendo en cuenta en todas sus iniciativas esa conversión ecológica a la que nos exhorta el papa Francisco.
¿Pero, cómo hacer presente en la pastoral juvenil esta sensibilidad, conciencia y trabajo por el medio ambiente? Se me ocurren algunas iniciativas.
- Participar con los jóvenes en foros, jornadas y encuentros en los que se realice una concienciación de la situación medioambiental de nuestro planeta y del propio entorno. Esta participación ha de tener un posterior acompañamiento y traducción en opciones y acciones concretas, tanto en lo personal como en el movimiento juvenil y comunitario.
- Aprovechar las jornadas ya establecidas en el calendario global (Jornada mundial de oración por el cuidado de la Creación, Día Mundial de la tierra, Día Mundial del agua, Día del árbol, Día de la eficiencia energética, Día del reciclaje, Día mundial contra el cambio climático…) y tenerlas presentes en las celebraciones y actividades que se propongan.
- Concienciar a los jóvenes de que el compromiso ecológico no es solo cuestión de grandes iniciativas y movilizaciones (que también), sino recordarles y hacer que lo incluyan en su itinerario de crecimiento en la fe y en su proyecto de vida con algunos consejos concretos que el papa Francisco nos propone para proteger y construir nuestra casa común:
- Calefacción: nos aconseja abrigarnos más y evitar encenderla.
- Evitar el uso de material plástico y de papel.
- Reducir el consumo de agua.
- Separar los residuos.
- Cocinar solo lo que razonablemente se podrá comer.
- Tratar con cuidado a los demás seres vivos.
- Utilizar transporte público o compartir un mismo vehículo entre varias personas.
- Plantar árboles.
- Apagar las luces innecesarias.
- Dar gracias a Dios antes y después de las comidas.
- Formar a los más jóvenes en la dinámica evangélica de la desapropiación, de la sobriedad y el consumo sostenible que hace posible descubrir a los hermanos, especialmente a los más pobres. Una de las principales causas del deterioro ambiental del planeta son las modalidades insostenibles de consumo y producción, particularmente en los países industrializados. Es urgente que la pastoral juvenil lleve a cabo actividades de sensibilización en relación con el consumo sostenible, ayudarles a que se pregunten sobre las consecuencias ambientales y sociales de su comportamiento como consumidores, que obtengan la formación necesaria para que modifiquen sus actitudes hacia pautas de consumo más responsable que, además, promuevan un compromiso evangélico por la justicia, signo inconfundible de seguimiento de Jesús de Nazaret.
BYPASS
REFERENTES POLÍTICOS
Alicia Ruiz López de Soria, odn
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¿Hay algún líder político que encarne una opción clara a favor de los jóvenes españoles? O formulado de otra manera, ¿qué políticos representan hoy la esperanza de que para ellos las cosas cambien a mejor? ¿Los más realistas o los que dan la impresión de ser utópicos? ¿Los que defienden la meritocracia o los que abogan por regalarles cosas? ¿Aquellos que tratan de ilusionar con opciones radicales o aquellos que buscan solucionar los problemas poniendo en marcha las medidas de siempre? ¿Quienes les llevan al debate público o quienes parecen ignorarlos? ¡Hasta los expertos en comportamiento electoral no coinciden en las respuestas a estas preguntas en los momentos claves!
Entre la indiferencia y la defensa a ultranza de ideas políticas, hay jóvenes que dicen de sus representantes que a mayor conocimiento menor convencimiento. Me atrevo a escribir que la acción política, manchada por una hecatombe de corrupción e incoherencia, es en gran medida responsable del pesimismo ambiental en el que nos movemos, incluidos los jóvenes. El 13 de junio se ha debatido en el Congreso de Diputados la tercera moción de censura de nuestra democracia… la han calificado de «moción de censura mediática». Este hecho es en sí mismo y por sí mismo un signo que nos lleva a cuestionar qué nuevos estándares se requieren en el perfil de los políticos.
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RPJ nº 523 – Jóvenes convocados a una revolución ecológica urgente – Oscar Alonso
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