JESÚS EN TIEMPOS DE POSVERDADES RPJ 563Descarga aquí el artículo en PDF
Almudena Escrig
almudenaescrig@escolapiosemaus.org
Vivimos en una época caracterizada por la proliferación de información y la relativización de la verdad, en la que el término «posverdad» se ha vuelto común en nuestro vocabulario, denotando una tendencia a dar mayor importancia a las emociones, creencias personales y opiniones subjetivas que a los hechos objetivos y verificables. En este contexto, ofrecer a Jesús como verdad se convierte en un desafío fundamental para los cristianos del siglo XXI.
Actualmente, la mayoría de redes sociales muestran a personas con una fachada externa íntegra pero que muchas veces esconde ruinas en su estructura interna no visibles hacia fuera. En esta metáfora, la fachada exterior representa la imagen que quieren mostrar al mundo, a menudo enmascarando las luchas internas y la falta de autenticidad, todo por obtener riqueza social, o efímeros likes de conocidos desconocidos detrás de una pantalla. Sin embargo, la verdad yace en reconocer esas debilidades internas, ya que solo cuando nos enfrentamos a nuestros miedos más profundos con sinceridad es cuando de verdad conocemos nuestro corazón.
Le dice san Pablo a Timoteo: «los que quieren enriquecerse, sucumben a la tentación, enredados en un lazo, y son presas de deseos absurdos y nocivos, que hunden a los hombres en ruina y perdición». Tras estas palabras escritas hace siglos, pero vigentes ahora, pregúntate: ¿quieres poseer un objeto o algo que no tienes para convertirlo en tuyo, o quieres dominar tus miedos para conocer tu corazón y la verdad que en él se alberga?
El corazón. Ese órgano representado de color rojo o también llamado cerebro de las emociones, gracias al cual vivimos, nos movemos y existimos. Pero, ¿no será que Dios ha querido darte la vida y quedarse a vivir en tu corazón? Dicho esto, el silogismo es el siguiente: si seguir a tu corazón hace que busques la verdad, y si Dios vive en tu corazón, ¿la verdad es Dios?
Dios. El primer motor inmutable, incorruptible, el pensamiento del pensamiento según Aristóteles. El único camino para no caer en la tentación y llegar a ser felices y santos.
Jesús, hijo de Dios. La escalera para llegar al cielo. La clara verdad en tiempos de posverdades difusas que arrastran a los que se dejan llevar por la corriente de la sociedad, el materialismo y las falsas metas. Hecho a imagen y semejanza del hombre, capaz de no sucumbir a la tentación del diablo, no siendo presa de los deseos absurdos y nocivos que hunden al hombre en el más seco desierto, y en el más intenso dolor de cruz.
San Pablo nos da unos consejos para llegar a la verdad: «pero tú, hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la mansedumbre. Presenta la buena batalla de la fe, aférrate a la vida eterna, a la cual también fuiste llamado cuando hiciste la buena profesión delante de muchos testigos».
¿Cuál es tu verdad: eres rico ante los hombres o rico ante Dios?
Te recomiendo escuchar la canción Dime Padre de Hakuna; rézala y que su letra retumbe en tu corazón para que puedas responder a las preguntas de este artículo.
¿Cuál es tu verdad: eres rico ante los hombres o rico ante Dios?