Alicia Ruiz López de Soria, ODN arlds@gmail.com
Todos sabemos que al papa Francisco no le gusta hablar de los otros sino con los otros; opción que ha interpelado en los últimos sínodos de obispos por su novedad, porque la está llevando a su extremo y porque lo tiene muy en cuenta en lo que después promueve. Dice explícitamente que la Iglesia habla con los jóvenes «no para una artificial “joven-filia”, no, sino porque necesitamos entender mejor lo que Dios y la historia nos están pidiendo. Si faltáis vosotros, nos falta parte del acceso a Dios».
Las plataformas educativas configuran un ámbito privilegiado para favorecer que los adolescentes hablen y sean escuchados, mediación fundamental para la creatividad pastoral. A continuación, vamos a presentar una dinámica a partir de un cuestionamiento de una agente de pastoral y a base de testimonios reales de jóvenes. El objetivo de la dinámica es favorecer que un grupo de adolescentes hablen entre ellos y sean acompañados por un agente de pastoral en el siguiente tema: «la adolescencia es una etapa crítica para la fe».
Se les presenta la siguiente información:
Agente de pastoral
«Me he detenido a leer el título del diálogo que vamos a plantear, “la adolescencia es una etapa crítica para la fe”; he pensado que la adolescencia es una etapa crítica para todo. Me gustó saber que en chino la palabra crisis se traduce como Wei Ji: Wei, que significa peligro y Ji que significa oportunidad. Creo que la adolescencia tiene bastante de peligro y de oportunidad… y que vivir la aventura de la fe también, vivir la aventura de las emociones también, abrirse al mundo del pensamiento y las ideas también… Planteo: quien no padece crisis… ¿está realmente viviendo con hondura las diferentes dimensiones de su persona?».
Respuestas de jóvenes
«Nuestra sociedad joven necesita ser consciente de esta etapa crítica y no relacionarla necesariamente con un momento negativo, sino con un momento de oportunidad. Creo que es a esta edad en la que empezamos a poner en duda muchas cosas. Poner en duda significa someter a juicio y la fe también es sometida a juicio. La respuesta que la mayoría de los jóvenes encontramos es que, antes de poner en duda la fe, esta ya estaba, y después de la duda, la fe sigue ahí. De una forma u otra nos volvemos a encontrar con ella y esta vez el vínculo es más profundo que en la primera ocasión».
«Pienso que no es tanto como necesario, pero sí es beneficioso para nosotros tener ese periodo crítico para vivir con hondura la fe».
«Es importante que los adolescentes encuentren adultos cerca que sean interlocutores válidos para poder hablar de sus experiencias, sentimientos, problemas y que en el campo de la fe encuentren testigos de Jesús que les podamos ayudar a pasar de la fe heredada que muchos recibieron en sus familias, a la fe personalizada, por la que ellos se adhieren a Jesús».
«La adolescencia es oportunidad y peligro puesto que se te abre un amplio abanico de opciones para elegir y encaminar tu vida. Es la época en la que eliges tu círculo de amistades, a lo que vas a dedicar tu vida, donde se afianzan los valores que te inculcan durante tu infancia, a la vez que puede ser peligroso el camino que elijas».
«Podemos tener momentos de increencia o incertidumbre, no obstante, no tienen por qué ser perjudiciales en nuestro recorrido de la vida, sino que pueden incluso ayudarnos a continuar un recorrido creyente mucho más intenso y profundo».
«Recuerdo una frase que me ha acompañado muchas veces: “a veces perderse es la mejor manera de encontrarse”. Muchos adolescentes se sienten perdidos, no saben a dónde van, lo que quieren en su vida o quiénes son. Creo que este proceso se alarga cada vez más en los últimos años, debido a las exigencias de la sociedad, a nuevas mentalidades, a esta forma de vida tan tecnológica en la que ahora todo es “aparentar” y no “ser” de verdad… Este proceso es parte de un camino de búsqueda. Es importante ayudar a los jóvenes de hoy a “despertar”, a querer buscar en su interior, ser guía para ellos, para que puedan “encontrarse”, “ser ellos mismos” … solo así podrán vivir la fe desde lo profundo».
«En la adolescencia viví la fe un poco en la ignorancia, no me cuestionaba nada; creía en Dios un poco porque sí, porque era lo que tocaba y, ¿por qué no iba a ser así? Ahora creo que Dios nos pone personas, experiencias, conversaciones en el camino que nos ayudan a crecer, a encontrarnos y a cuestionarnos cuál es el verdadero modo en el que queremos vivir».
«Soy un joven anclado en la adolescencia. Los adolescentes tenemos unos altibajos emocionales de aúpa… muchos follow the leader. Tomamos muchas decisiones bajo la influencia de la mayoría. En cuanto a la experiencia de fe, ocurre de forma parecida. Cuando tomamos consciencia de nuestra libertad empezamos a seguir un modo de vida más o menos cristiano y, en base a ello, iniciamos un recorrido de crecimiento personal. Depende mucho del entorno en el que se mueva y de las experiencias que les vayan marcando. Todos sabemos que en esta etapa también hay una pizca de rebeldía y a veces el hecho de decir “no creo” puede ser fruto de no querer seguir madurando».
Se les anima a:
- Destacar lo que les ha parecido más interesante: sintonías y desacuerdos.
- Compartir de manera creativa su momento personal.
- Explicitar cómo ser ayudados y cómo ayudar ellos desde su experiencia a otros adolescentes un poco menores de edad.
Descarga aquí el artículo en PDF RPJ 540 – febrero2020 – Inspiración para ser creativos – dejar hablar y escuchar – Alicia Ruiz
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