No es difícil decir que yo también siento que tengo muchos hermanos y hermanas. De sangre, uno. De Espíritu, unos cuantos más. Con la mayoría de ellos he compartido los momentos más importantes de mi vida. Algunos son amigos íntimos pero la mayoría son hombre y mujeres con los que he hecho camino en el seguimiento de Jesús.
Donde está Jesús, hay fraternidad y uno permite que otro entre en su vida, la corrija, la ame, la mire, la cuestione… Donde está Jesús, reconocemos en la voz del hermano, la voz del maestro. Donde está Jesús, está el Espíritu que nos enarbola el corazón y nos anima a seguir caminando al lado de personas concretas que me aman y que me acogen.
Uno de los frutos más bonitos del Espíritu es la comunión, la fraternidad. No te lo pierdas.
Un abrazo fraterno – @scasanovam
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