HOSPEDAR LA DIVERSIDAD SEXUAL ENTRE NOSOTROS – Andrea Sánchez Ruiz Welch y Juan Bautista Duhau

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HOSPEDAR LA DIVERSIDAD SEXUAL ENTRE NOSOTROS

Andrea Sánchez Ruiz Welch y Juan Bautista Duhau

http://andreasrw@hotmail.com>

Todas nuestras instituciones y estructuras pastorales, tanto las dedicadas a la educación en todos sus niveles como las que animan las actividades pastorales con jóvenes, y los distintos profesionales y voluntarios que desarrollamos nuestras prácticas en estos ámbitos, experimentamos el impacto de las nuevas miradas sobre el género y la sexualidad. Es el encuentro práctico y vivencial con la experiencia de la diversidad sexual en nuestras familias, vínculos cercanos, en nuestras aulas y en nuestros grupos; y es también la necesidad de entrar en diálogo con las diversas teorías de género y la perspectiva de género.

Sin embargo, vivimos estas transformaciones sociales en silencio, no encontramos espacios reflexivos para dialogar sobre el desafío que nos supone abrazar la diversidad y tampoco nos damos permiso para gestar ámbitos de trabajo serios para pensar intentos válidos de integración de la diversidad sexual en estos ambientes tan vitales.

En nuestra experiencia las reflexiones llegan con demora, luego de múltiples experiencias negativas con nuestros jóvenes y con nuestros compañeros de aventura tanto en la animación pastoral como educativa. Sólo después de atravesar conflictos institucionales desgastantes, vínculos personales devastados y la sensación interna de que el camino recorrido no era el correcto, comenzamos a buscar alguna luz nueva para temas que permanecen velados y vedados.

Debemos aceptar que el temor ahoga la posibilidad de reflexionar, más en entornos religiosos o eclesiásticos, donde existe una gran resistencia a las cuestiones de género por considerarlas ideológicas y, por tanto, peligrosas. Por otro lado, es necesario asumir que el género, la sexualidad y lo religioso viven entrecruzados en nuestra vida cotidiana.

En esta complejidad apenas esbozada y en esta demorada conversación especialmente aplazada en el ámbito educativo y pastoral confesional católico, podemos ir dando algunos pasos iniciales para poder lograr paulatinamente integrar y valorar la diversidad

NUEVOS ESCENARIOS: DIVERSIDAD SEXUAL Y FELICIDAD

Si en algún momento se presumía la heterosexualidad de los miembros de las familias, de las instituciones educativas, de los miembros de la comunidad parroquial o los movimientos eclesiales, la realidad actual nos desinstala de una visión simplificada de la sexualidad. En muchos espacios ha comenzado a visibilizarse un cambio en la comprensión de  la vida sexual  y reconocemos la existencia de personas que encarnan sexualidadesdiversas.[1]

Sin embargo, aún funciona la simbólica heteronormativa que no integra la diversidad sexual y refuerza loesperable socialmente en términos de comportamiento de género y normassexuales. Quienes transitan por identidades y orientaciones sexuales alternativas se enfrentan, cuanto menos, a situaciones incómodas y en la mayoría de los casos a la discriminación o el rechazo por la impronta heterosexista y homofóbica que todavía evidencian  nuestras sociedades. Sociedades que, en muchos casos,  devalúan, desacreditan y marginan a las personas LGTBIQ[2]

Desde el campo de la reflexión conocido como “giro afectivo”, que nos ofrece elementos para pensar la incidencia social de la afectividad y las emociones, podemos esbozar algunas orientaciones para integrar y dar relevancia social a los afectos y emociones,también para ponderar cómolosafectosordenanelmundoeintegranodesintegrana las personas de sus marcos sociales y simbólicos.

Sara Ahmed sugiere que la sociedad y la cultura, en general, representan los deseos de felicidad en clave heterosexual. “El amor heterosexual supone la posibilidad de un final feliz, aquelloque orienta la vida, le da dirección o propósito, incluso aquello que orientacualquier historia”.[3] Y las formas que implica esa felicidad se trasladan aotros, asumiendo que todas las personas deben aspirar a ser felices de lamismamanera.

¿Cómo nos ubicamos personal e institucionalmente frente auna persona que vive la heterosexualidad normativa como algo que le quita felicidad y le impide la vida abundante que promete el Evangelio de Jesús?[4]

En ocasiones, el encuentro sincero y amable con quien vive sexualidades disidentes, es la motivación que impulsa preguntas y nos decide a generar nuevas actitudes y estilos en nuestrascomunidadese instituciones.

Otras veces, podemos sentir cierta sensación de amenaza ante quien se desvía de los “guiones de género”  buscando su felicidad.[5] Nuestro mundosevealborotadoporquienexpresasunecesidaddiversa,porquiennopuede ser feliz por el camino que “debe serlo” y produce la infelicidad de no ser loquelos otrosquieren quesea.[6]

De muchos modos quien expresa su diversidad se mete en problemas ynos mete en problemas, porque “problematiza las ideas convencionales respecto de qué significa tener una buena vida, esas ideas que sitúan ciertascosasen determinadoslugares”.[7]

Trabajar por la integración de la diversidad sexual en nuestros ambienteseducativos y pastorales es saber escuchar el clamor de quienes luchan porencontrar un espacio vital sano, digno y capaz de encontrar la felicidad. Es,en definitiva, un impulso por hacer de nuestras comunidades un lugar dondetodaslas personas puedanrespirar.

CRITERIOS POSIBLES PARA LA SANA INTEGRACIÓN DE LA DIVERSIDAD

Javier de la Torre Díaz propone varios criterios básicos y cuatro criterios educativos para integrar en el modo de actuar a nivel de las personas, del trabajo áulico y de la escuela en su conjunto con los estudiantes, con los profesores y con las familias que fácilmente pueden ser extrapolados también a nuestras actividades pastorales y de voluntariado en las comunidades eclesiales.[1]

Los criterios básicos suponen procesos o itinerarios de transformación que deben atravesar los espacios e instituciones; se expresan como propuestas o imperativos: buscar educarse primero quienes son responsables antes que educar a los destinatarios de nuestras prácticas; apostar por acceder a información y conocimientos actualizados y científicos frente a la ignorancia; generar una comunicación adecuada frente al silencio sobre las temáticas de la sexualidad y la diversidad; mirar más a la búsqueda del bienestar que al sufrimiento de las personas en búsqueda de su identidad; atender más a una formación práctica que mire más los procesos y los recorridos de las personas.

Educarse antes que educar supone reconocer el esfuerzo para muchos de nosotros de asumir el nuevo paradigma de la diversidad sexual y hacer consciente las dificultades y los conflictos no resueltos frente a este desafío. Es necesario aceptar la necesidad de hacer un aprendizaje en la diversidad para luego acompañar los procesos de nuestros espacios educativos y pastorales.

Este aprendizaje de todos los actores en una organización educativa y pastoral debe realizarse apoyada en información rigurosa, científica y actualizada. El autor propone, por ejemplo, acompañar el camino de reconocimiento y normalización de la diversidad sexual integrando los datos claros disponibles en la historia, el arte, la literatura, la ciencia, la biología, las ciencias de la religión, la ética. El reto es visibilizar para eliminar los chantajes, las distorsiones y los sufrimientos solitarios de los miembros de nuestras comunidades. Por un lado, dejar de suponer la heterosexualidad de todos; por otro lado, ayudar a vencer los miedos a la diversidad y capacitar emocionalmente a las personas que se bloquean.

La comunicación en espacios adecuados donde las personas sean habilitadas para expresar sentimientos y se traten los temas con normalidad es fundamental; el tema de la diversidad ya no es un tema privado, sino que ha tomado una dimensión pública, de la que muchas instituciones y personas no han podido hacerse cargo en la actualidad.

Recoger estas búsquedas es una invitación a desarrollar habilidades interpersonales nuevas que abandonen la agresividad, la discriminación y toda forma de violencia contra cualquier forma de comportamiento, identidad o relación que cuestione una heteronormatividad ficticia.

Es motivador animarnos a generar un discurso positivo frente a la diversidad sexual donde sea vinculada con el bienestar y el llamado a la plenitud de lo humano y deje de estar relacionada con el sufrimiento de su condición. Para ello es imprescindible dejar atrás el paradigma de la patologización de la diversidad sexual, afirmando que ni la homosexualidad ni la transexualidad son enfermedades o perversiones.

[1] Las personas que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales, transgénero o intersexua-les son designadas con las siglas LGBTI. También se utiliza para designarlas el término“queer” (puede ser traducido como “raro”) primero un insulto despectivo y luego un términode reivindicación contracultural del movimiento contra el heteropatriarcado. Lo “queer” es unconcepto amplio y habla de la fluidez de la sexualidad, de las identidades en construcción eincluye a las personas heterosexuales que no adhieren al heteropatriarcado, como organización social donde prevalecen criterios machistas y “se comprenden como “normales”, “naturales” o “humanas” las prácticas sexuales, afectivas, emocionales y románticas exclusivamenteentrevaronesconmujeres,esdecir,lasheterosexuales.

Apartirdelasdelasexperienciasde sujetos y subjetividades que eran marginadas por su sexualidad (gay, lesbiana, bisexual) osu identidad de género (transexual, intersexual, no binario) surgen a finales del siglo XX lasteorías queer. Cf. H. CORDOVAQUERO“Hacia un breve glosario queer: algunas nocionesacercadelgénero,lasexualidady lateoríaqueer”:Análisis96(2020)95-121,100;S.KNAUSS;C.MENDOZA, “Editorial”Concilium383(2019)7.

J.A.BARRETOPLAZA;V.A.VILLALOBOSCRUZ,“Representacionessocialesdelainclusióndela poblaciónlgbten educaciónsuperior”:Análisis97 (2020)429-456,434.

F. J. de la Torre Díaz, “Atención a la diversidad sexual”, Padres y Maestros 372 (2017) 31-36. Disponible en: https://doi.org/10.14422/pym.i372.y2017.005

S.AHMED,Lapromesadela felicidad,197.

N. BEDFORD, “Sexualidad y género desde una perspectiva teológica” en: L. RIBA; E. MATTIO(eds.)Cuerpos, historicidadyreligión, Córdoba,EDUCC,2013,161.

Cf. S.AHMED, Lapromesadelafelicidad, 196-197

S.AHMED,Lapromesadelafelicidad,204.

S.AHMED,Lapromesadelafelicidad,233.

 

Todos estos criterios evidencian una tensión positiva a abandonar el temor y el silencio. El miedo al sano abordaje de la diversidad sexual esconde ideas erróneas tales  como pensar que las personas “eligen” una orientación o identidad sexual porque se habla de ello, porque se contagia. Ni la orientación ni la diversidad sexual se favorecen por hablar de ellas en el aula o en el grupo parroquial ni se “producen” por una influencia externa.

Finalmente, estos criterios básicos nos animan a respetar los diferentes caminos de conformación de la identidad sexual, con sus distintos momentos de incertidumbre y duda, de tanteos y angustias, de vergüenza o de estigma con muy diversas emociones.

Además, Javier de la Torre propone cuatro criterios educativos, que podemos ampliar desde el marco institucional del contexto de la educación formal a los espacios de nuestras parroquias, grupos y movimientos. Estos son el reconocimiento de un acuerdo mínimo de justicia exigibles a todos, integrar unos roles de género más flexibles, acompañar la construcción de las diversas identidades sexuales y los procesos de toma de conciencia personales y las decisiones que puedan conllevar.

Implican la tarea de eliminar, en nuestros ambientes pastorales y educativos, todo trato injusto o discriminatorio basado en el género o en la orientación sexual. Suponen sostener a los jóvenes en sus procesos, nunca lineales, de construcción de la identidad; especialmente apoyarlos para hacerlos sentir orgullosos de sí mismos y fuertes frente a la mirada social. Nos invitan a todos a acompañar la construcción de las diversas identidades sexuales y las reformulaciones que los individuos sientan la necesidad de realizar sobre los roles recibidos socialmente.

Es iluminadora la propuesta de ofrecer a los jóvenes referentes y modelos positivos entre las personas gays, lesbianas y transexuales subrayando sus aportes a la sociedad, su vivencia de una sexualidad adulta y madura, revelando así que las personas son valiosas en sí mismas y por encima de su orientación sexual.

Un ambiente de sana integración de la diversidad sexual será capaz de transmitir confianza a la orientación e identidad que nuestros jóvenes desarrollen y los ayudará a descubrir que, con ella y no a pesar de ella, pueden alcanzar la felicidad.

Concluyendo

“Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,10).

Como educadores y educadoras, agentes de pastoral, catequistas,  estamos llamados y llamadas a acompañar todo proceso que permita florecer lavida de quienes nos son encomendados, con la misericordia capaz de habitarel corazón creyente y que se trasluce en mirar a las personas con los ojos deDios: “Amo a esa persona, la miro con la mirada de Dios Padre que nos regalatodopara quelo disfrutemos”.[1]

El fundamento antropológico de nuestras acciones radica en aquella buena noticia con que se abre la primera página de la Biblia: fuimos creados ycreadas a imagen y semejanza de Dios (Gen 1,26) afirmación que constituye la base inmutable de toda antropología cristiana.[2] A imagen de Diossignifica reconocer su íntimo misterio trinitario revelado en Cristo comocomunión en la diversidad. Ser personas a imagen de la Trinidad es una luzparapensarunaantropologíadonde“laintegracióndelodiversodemuestra lavaloracióndecadapersonaporelmerohechodeexistircomootroynopor sus posesiones”.[3] Las diferencias no habrían de llevarnos a la confrontación, al desprecio ni al distanciamiento. En clave trinitaria, las diferenciasconstituyenunariqueza que invitaala comuniónen elamor. A su vez, las comunidades primitivas confesaron con Pablo: “Todos son hijosde Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que han sido bautizados en Cristo sehan revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, varón nimujer, ya que todos ustedes son uno en Cristo Jesús” (Gal 3,26-28). Portanto, como afirma el Concilio, cualquier discriminación por razones de sexo, raza, condición “se ha de alejar y superar como contraria al plan deDios”.[4]

Nuestrafecristianaanuncia ladignidaddelcuerpoasumidoporelVerboen la encarnación y resucitado junto a Dios. Efectivamente, toda corporalidad humana ha sido alcanzada y abrazada por el Hijo. Dios se ha revelado alser humano haciéndose cuerpo.[5] Nuestros cuerpos son, en Cristo, espaciosdondese realiza lasalvación. Sin exclusiones.

Siendo imágenes de Cristo, reflejamos como en unespejo la gloria de Dios (2 Co 3,18). “Nuestra existencia humana es así sacramental,portanto,habráqueseguirimaginandonuevosmodosdepensar lo humano que sean capaces de afirmar esa sacramentalidad para todos loscuerpos e identidades, tendiendo puentes de diálogo, respeto, compasión ysensibilidad”.[6]

«Todos hermanos» es la síntesis de la propuesta de Jesús, del Reino de Dios que anunció e hizo presente»

[1] FRANCISCO, AmorisLaetitia,Bilbao,Mensajero,2016,96.

[2] JUAN PABLOII, Mulierisdignitatem, BuenosAires,Paulinas,1988,6.

[3] J. CES, “La persona: alteridad y comunión. Perspectivas trinitaria, antropológica y eclesio-lógica en la teología de Ioannis D. Zizioulas”, Teología 132 (2020) 87-108,88. Disponible en:https://doi.org/10.46553/teo.57.132.2020.p87-108.

[4] CONCILIO VATICANO II, Constitución Pastoral Gaudium et spes, en: Documentos completosdelConcilioVaticanoII,Bilbao,Mensajero, 1974,29.

[5] Cf. A. SÁNCHEZ RUIZ, “Iglesia, sexualidad y políticas públicas. Hacia un diálogo auténtico,pacífico y fructífero” (EG 243) en: SOCIEDAD ARGENTINA DE TEOLOGÍA, «En nuestras propiaslenguas las maravillas de Dios» Iglesia(s) – Sociedad(es) – Cultura(s), Buenos Aires, Ágape,2020,351-367, 361-362.

[6] A.SÁNCHEZRUIZ.“Hospedarladiversidad:loqueJesúshacecontodaslaspersonas”,Revista Teología 58 (2021) 109-132, 128.Cf.CATECISMODELAIGLESIACATÓLICA,2358;JamesMartindesarrollaestosconceptosenrelaciónconlacomunidad LGTBIen:J.MARTIN, Tenderunpuente,Bilbao,Mensajero,2018,43-114.

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