HIERBAS DE LA SUEGRA – Joseph Perich

Joseph Perich

Una joven china llamada Lee se casó y fue a vivir con el marido y la suegra. No se entendía con ella. Los meses pasaron y Lee y su suegra cada vez discutían más y peleaban.

Lee, no soportando más vivir con la suegra, visitó a un amigo de su padre.

Después de oírla, el Sr. Huang tomó un paquete de hierbas y le dijo: «No deberás usarlas de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas. Cada dos días pondrás un poco de estas hierbas en su comida que irán lentamente envenenándola. Para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospechará de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de manera muy amigable. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Sigue todas mis instrucciones al pie de la letra».

Lee respondió: «Si, Sr. Huang, lo haré”.

Lee  volvió muy decidida para comenzar el proyecto de asesinar a su suegra.

Pasaron las semanas y cada dos días, Lee servía una comida especialmente tratada con las hierbas a su suegra. Siempre recordaba lo que el Sr. Huang le había recomendado sobre evitar sospechas, y así controló su temperamento, obedecía a la suegra y la trataba como si fuese su propia madre. Después de seis meses, la casa entera estaba completamente cambiada. Lee había controlado su temperamento y ya no aborrecía a su suegra, al contrario, fue tomándole cariño.

Las actitudes de la suegra también cambiaron y ambas pasaron a tratarse como madre e hija.

Un día Lee fue nuevamente  al Sr. Huang, para pedirle ayuda:

«Por favor, ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra. Ella se ha transformado en una mujer agradable y la amo como si fuese mi madre. Estaba equivocada, no quiero que ella muera por causa del veneno que le haya dado».

El Sr. Huang sonrió:

«Sra. Lee, no se preocupe. Su suegra no ha cambiado, la que cambió fue usted. Las hierbas que le di, eran vitaminas para mejorar su salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado fuera y sustituido por el amor que pasaste a darle a ella».

 Reflexión: 

La receta para disfrutar de un suculento plato de fresas no es necesario ir a buscarlo a la Bodega de Roca. Las empolvamos de azúcar con un chorrito de vino moscatel y las dejamos reposar para que, imperceptiblemente, vayan destilando de su interior lo mejor que tienen para nuestro paladar sibarita. ¿No es lo que precisamente hizo la joven china con su impertinente suegra? Esto que pasó en China también pasa en cualquier grupo humano, asociación, parroquia, familia… Si no vamos de «pasotas» y tenemos personalidad, no nos encontraremos con una «suegra», sino son dos. Solución: ¿viviremos permanentemente en pie de guerra?, ¿huiremos?, ¿bloquearnos?, ¿estresarnos?, ¿ignorarnos?, ¿ir todo el día de víctimas?… Es más, esta «persona-suegra» posiblemente también lo pase mal, aunque quizás quiera disimularlo.

Dos sabios consejos:

  • Si no puedes cambiar al otro, cambia tu manera de verlo.
  • Si no te gusta lo que estás recibiendo, revisa lo que estás dando.

Hay personas (todas) en que sale más cuenta tenerlas por amigas que por enemigas. Y esto no se consigue en un día.

Thomas Edison hizo dos mil experimentos antes de inventar la bombilla. Cuando un periodista le preguntó el por qué de tantos fracasos, Edison respondió: «No fracasé ni una vez. Fue un proceso de dos mil pasos».

¿Cuántos pasos has recorrido para que tu «suegra» se convierta en «hermana»? Cuando, sin embargo, no puedas más, que llegue a tu corazón el grito de Jesús desde la cruz: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen»

¡Cuánto camino queda por recorrer todavía!

No olvidemos que «cuando la victoria se consigue por amor, es doble victoria, porque es victoria de los dos» (Martín Luther King).