Iñaki Otano
Nadie en tierra extraña
Cuando se marcharon los Magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo “Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.
José se levantó, cogió al niño y a su madre de noche; se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes; así se cumplió lo que dijo el Señor por el Profeta: “Llamé s mi hijo para que saliera de Egipto”.
Cuando murió Herodes el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: “Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño”. Se levantó, cogió al niño y a su madre y volvió a Israel. Pero al enterarse de que Arquéalo reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allí. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría nazareno. (Mt 2, 13-15. 19-23).
Reflexión:
En el matrimonio de María y José, como en la mayoría de los nuestros, la alegría del nacimiento del hijo va acompañada de la incertidumbre.
Por desgracia, nos estamos ya acostumbrando a ver imágenes o leer noticias de madres embarazadas o de familias enteras, unidas o cada miembro por separado, huyendo de lugares azotados por la guerra o el hambre o la persecución. Ellos también tienen la cruel experiencia de huir espantados con el angustioso anhelo de salvarse y, sobre todo, salvar al niño.
En nuestro propio entorno, incluso en medio de una vida sin estrecheces, se puede sentir la problemática de la inadaptación, de verse en tierra extraña. Un estudio de la Universidad del País Vasco muestra que uno de cada seis jóvenes vascos de 12 a 16 años tiene un alto nivel de conductas antisociales.
La catedrática de Psicología que ha dirigido el estudio dice que hay dos estilos de educación extremos que favorecen la conducta antisocial. Un extremo es el estilo educativo autoritario de padres con poca aceptación de los hijos, baja implicación en su educación y que usan mucho castigo, negativa a todo y disciplina. En el otro extremo están los estilos de educación negligentes, con poca disciplina, que dan lugar también a hijos e hijas con un alto nivel de conductas antisociales.
Entre los partidarios de la mano dura y los defensores de la manga totalmente ancha, la solución pasa por el equilibrio, teniendo en cuenta en todo caso que pesa más el nivel de la aceptación que el del castigo o la negativa casi sistemática. Poner límites, normas de conducta y castigos razonables y adecuados a la transgresión realizada son pautas educativas positivas siempre que se combinen con alta dosis de afecto, ocupación e implicación en la educación de los niños, adolescentes y jóvenes.
Por otra parte, un dato concreto referido a toda España: más del 50% de los jóvenes afirma que la familia es el lugar donde “se dicen las cosas importantes” en cuanto a ideas e interpretaciones del mundo.
En todo caso, el evangelio nos anima a hacer que en nuestra casa nadie se sienta extraño, sean cuales sean las circunstancias en que vivimos.