FECUNDIDAD PASTORAL EN LAS CLASES DE RELIGIÓN – Alicia Ruiz López de Soria

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Situémonos en la piel de profesores cristianos, en concreto de la asignatura de Religión. Dichos docentes están inmersos en ambientes sociales en los que está ampliamente extendida entre los destinatarios de su acción educativa la indiferencia religiosa. Dos palabras claves son distintivas de la tarea profesional de estos agentes educativos: audacia y creatividad. Estos profesores se empeñan, unas veces con más y otras con menos ánimo, en preparar unas clases donde los contenidos nucleares de la fe cristiana que profesan interesen y sean acogidos por sus alumnos.

Por otra parte, tengamos como marco de esta breve reflexión el siguiente texto de las directrices para el currículum de la asignatura de Religión Católica de la Conferencia Episcopal Española (2007): «La formación religiosa y moral católica pretende contribuir a la formación integral del alumno, desarrollando especialmente su capacidad trascendente, facilitándole una propuesta de sentido para su vida e iluminando el fundamento de aquellos valores comunes que hacen posible una convivencia libre, pacífica y solidaria».

A continuación, cuestionemos con realismo: ¿qué aspiraciones apostólicas pueden tener el perfil de los profesores de Religión mencionado? ¿Qué nivel de concreción alcanza la intencionalidad de «desarrollar la capacidad trascendente» en sus alumnos? ¿Qué modos de proceder son los más adecuados para ofertar una propuesta de sentido que sea finalmente acogida por el adolescente o el joven? ¿Consideramos que son secundarios los temarios de los libros de la asignatura de Religión y prioritaria la transmisión del mensaje desde el punto de vista experiencial?

Responder a estas preguntas y otras que pueden surgir en relación con ello requiere estudios como el aportado en Educar la inteligencia espiritual. Recursos para la clase de Religión, de Isabel Gómez Villalba, o bien El profesor cristiano: Identidad y Misión de Xosé Manuel Domínguez Prieto. Por mi parte, me atrevo a señalar tres ideas básicas que pueden ayudar para una satisfactoria aportación de las clases de Religión a la pastoral educativa y, a continuación, presentar unas anotaciones breves sobre la fe del papa Francisco, convencida de que es un gran educador cristiano a nivel universal de adolescentes y jóvenes.

Ideas básicas a tener presentes

  • Cuidado. Los profesores de Religión han de ser cuidados, es decir, procurar que en ellos destaque la motivación a la hora de ejercer su tarea profesional; para ello, deben contar con medios que a mi entender son imprescindibles: formación permanente, diálogo entre iguales y, de vez en cuando, compartir sus inquietudes con aquellas personas que ejerzan el liderazgo educativo del centro escolar.
  • Salir de uno mismo. Una fuente de alimentación de la motivación deseada y, a la vez, un campo que se abre como oferta necesaria y atractiva para las familias por parte del centro escolar es acompañar espiritualmente a alumnos adolescentes y jóvenes. En la clave de una oferta de atención personalizada cada vez más demandada, un acompañamiento más integral y profundo de algunos alumnos conlleva mejorar tanto la calidad educativa como la propuesta evangelizadora.
  • Sentir espiritual. Acompañar vidas concretas constituye el más valioso hontanar para situarse con fecundidad apostólica entre los alumnos porque permite el conocimiento directo de la cultura adolescente y juvenil. Se constata que los profesores de Religión logran ubicarse correctamente cuando conocen la trastienda racional y afectiva de los alumnos que tienen ante ellos. Solo desde ahí es probable que puedan ayudarles a descubrir su «sentir espiritual», base de la experiencia religiosa.

Cómo es la fe del papa Francisco

Opto por la narración del siguiente suceso y, seguidamente, te propongo te plantees unas cuestiones. Una alumna de bachillerato, a la que seduce el testimonio del papa Francisco, me pregunta: «¿Cómo es su fe?». Entiendo que esta alumna, más que una respuesta, requiere atención y tiempo para ser escuchada. Compartir que el papa Francisco vive su fe tanto como experiencia confiada en el Dios de la Vida (fides qua creditur) como sistema de creencias que asume y a las que se adhiere en fidelidad (fides quae creditur) parecía nada más que un excelente pretexto para entablar una conversación. Posteriormente fui yo quién cuestioné a la alumna: «¿Crees? ¿No crees? ¿Te planteas traspasar las puertas de la fe?». Esto último lo pregunté porque, como bien es sabido, en la cultura juvenil está muy arraigada la idea de que creer es una decisión personal; y, efectivamente, esta joven se debatía entre optar por creer o no creer.

Francisco es un pontífice particular, jesuita argentino que escoge su nombre pensando en san Francisco de Asís. Ejerció durante quince años el ministerio episcopal en Buenos Aires (1998-2013); se percibe claramente en él la huella de los barrios populares argentinos y la relación con su gente. Para los feligreses de su arquidiócesis escribió una carta en la que parafraseaba a Benedicto XVI: «La fe es una gracia, un regalo de Dios, que solo crece y se fortalece creyendo, abandonándose continuamente en las manos de un amor que se experimenta siempre como más grande…».

La fe es tanto una gracia como una decisión personal porque requiere acogida y, sin cuidado, no se hace operativa; dicho de otra manera, optar por creer conlleva descubrir el regalo de Dios de la vocación personal e historizarla. Por tanto, el reto está en que la joven pueda experimentar que su vida y su presencia en el mundo es fruto de una vocación divina… ¡Si la experiencia se da, las dudas desaparecen! ¿Es esto posible en la vida de un(a) joven normal: ¿sentidos saturados, agendas completas con múltiples y diversas actividades, retos profesionales acuciantes, todo ello en la sociedad del disfrute superficial e inmediato? ¿Se puede llegar a captar en los contextos juveniles la posibilidad y necesidad de un discernimiento espiritual?

 

Como educador/a cristian@, acércate a la fe del papa Francisco…

– ¿Percibes la vida como el lugar en el que es posible encontrar a Dios en todas las cosas, un Dios que especialmente habita en las criaturas?

– ¿Te resulta fácil anunciar la Palabra de Dios? ¿Has adquirido algún compromiso público por tu fe?

– «El que está en Cristo es una nueva criatura» (2 Cor 5,17-21). ¿Qué transformación está activa en ti debido a tu experiencia cotidiana de fe en el Señor Jesús?

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