EXPERIENCIAS FUNDANTES PARA JÓVENESDescarga aquí el artículo en PDF
Juan Carlos de la Riva
Nuestra pastoral juvenil no puede ser un programa académico formativo. Es cierto que, desde el Movimiento Calasanz, a nivel orden, apostamos por una pastoral de procesos, donde reunión tras reunión y actividad tras actividad el grupo acompaña a cada persona. Pero vemos también imprescindibles en dicho movimiento algunas experiencias fundantes que hagan que la persona dé un salto en su vivencia, en su comprensión, en su motivación y en su compromiso. Son momentos de crisis positiva donde se cuestiona lo que se vive y se abre un nuevo horizonte. Puede ser una peregrinación, un campo de voluntariado entre los más pobres, un retiro espiritual profundo, una Pascua Juvenil, una JMJ, un encuentro diocesano o del propio Movimiento, un espacio de desierto… Todos esos momentos, si están bien acompañados en el antes, durante y después, pueden ser ocasión de conversión o de discernimiento vocacional.
Nuestro Movimiento Calasanz se enriquece con experiencias que hacen que la persona salte a un nivel mayor de sensibilidad cristiana, de emoción de fe, de claridad de proyecto y de radicalidad en la opción. Porque estas experiencias afectan a todas las dimensiones de la persona.
Las experiencias fundantes nos obligan a tocar y contactar
Comienzan transformando la base más sensorial: olores, sabores, música, paisaje, arquitectura, contacto con personas… los sentidos se reeducan, él y la joven salen de la pantalla que esclaviza la vista y se despiertan el resto de los sentidos para contactar con una realidad que se deja sentir, y con una experiencia de Dios que entra también por los sentidos. Las pantallas nos alejan del contacto, pero las experiencias fundantes nos obligan a tocar y contactar ¡Quién no va a recordar la lluvia y el frío de aquella vigilia de oración en la JMJ de Madrid! ¡Cómo olvidar el sabor de una comida compartida con los más pobres, y cómo así se tocaba algo del cielo en la tierra! ¡Cómo quitarse de la cabeza aquella canción! ¡Cómo desviar la mirada de esas realidades de pobreza y miseria! ¡O cuánto aprendizaje me dejó aquel esfuerzo físico de la marcha en grupo por las montañas o en el Camino de Santiago!
Después se reeduca la afectividad: aparecen nuevas relaciones que sacan al joven de sus atascos emocionales, se viven momentos de encuentro desde lo profundo que nos une, y no desde la individualidad competitiva que nos separa. El joven queda vinculado desde el amor y no desde la necesidad de ser aceptado o reconocido. Aparecen nuevas emociones desde lo profundo: la compasión verdadera, la amistad social, la cooperación, la autenticidad, la cercanía, la alegría verdadera. Y también, cómo no, una experiencia afectiva de la fe, un encuentro con Jesús emotivo y transformador, un enamorarse del amor. ¡Cuántas Pascuas juveniles no cambiaron nuestras vidas! ¡Cuántas amistades verdaderas no nacieron en estos momentos donde las personas nos relacionábamos desde lo profundo!
También se aclara la conciencia de los valores y la comprensión del perder para ganar. Aparecen nuevos criterios desde los que interpretar la realidad de un modo crítico. Aparece la necesidad de cuestionarse el cómo vivo y si me creo los valores que digo vivir, para comenzar a ver la necesidad de un proyecto de vida que dé verdadero sentido. Se ilumina la utopía, se frecuenta el futuro, se vive ya lo que se quiere para toda la humanidad. Los valores dejan de ser una ética farragosa y una ley impuesta desde fuera, y se convierten en algo encarnado que va forjando mi identidad más profunda.
Y, por último, se toman decisiones: lo vivido es real, no invención. Se han activado todas las funciones de mi yo y soy más libre para tomar decisiones. La fe no se vive entonces como ideología sino como estilo de vida asumido en libertad. Ahora soy parte de un nosotros en el que puedo encontrarme a mí mismo cuanto más salgo de mí mismo y de mi interés. Descubro que la clave de la vida es la entrega, en clave no moralista sino existencial. Que vivo la vida como regalo, como don, y, por tanto, también yo la puedo regalar. Que vivo la fragilidad de un modo liberador, y no como obsesión perfeccionista. Que veo a Dios en todas las cosas.
Todo un proceso de descubrimientos: se necesita toda una batería de experiencias significativas, provocadoras, cuestionantes, atrayentes, para que el y la joven vayan haciendo camino de salida de sí, y de entrega confiada a un Dios que estaba ahí desde el principio, aunque aún no había sido descubierto.
Son experiencias que podemos construir en red, aprovechando estructuras, carismas, realidades de trabajo, espiritualidades… que la Iglesia pone a nuestro alcance. Y, sobre todo, podemos aprovechar la red escolapia que somos.
Descubro que la clave de la vida es la entrega
Mirando al verano de 2024, desde las provincias de Betania, Catalunya y Emaús se ofrecen a nuestros jóvenes muchas experiencias que seguro les harán avanzar en su proceso de seguimiento a Jesús y de discernimiento escolapio.
El Movimiento Calasanz de la provincia de Betania ofrece una gran experiencia de este estilo a cada uno de sus niveles: así, del 3 al 10 de julio se ofrece Caminando junto a Calasanz a los y las jóvenes de 1º de Bachillerato, una marcha a través de los lugares más significativos de la etapa española de Calasanz con un programa de acompañamiento y profundización en nuestra vocación. Para 2º de Bachillerato, la propuesta son los campos de trabajo. Son una invitación a redescubrir el mundo que nos rodea, a ir más allá de nuestro propio ombligo, un viaje que te acercará un poco más a una realidad que, en ocasiones, se oculta en el trajín de la vida diaria o en nuestros agobios. Un descubrimiento de la realidad que podemos encontrar en cualquier barrio, y una oportunidad para la reflexión sobre el conocimiento de nuestro entorno. El campo de trabajo quiere ser una llamada para todas aquellas personas con inquietudes por profundizar en la realidad de este mundo, y con ganas de participar en su transformación, conscientes de la necesidad de trabajar por un mundo más justo y solidario desde las claves del Evangelio. Los dos campos que se ofrecen se desarrollan en Madrid del 29 de junio al 13 de julio y en Valencia del 6 al 20 de julio. Puedes encontrar toda la información en: https://escolapiosbetaniaonline.org/
En Emaús, los jóvenes de Bachillerato viven una semana de campo de trabajo en diferentes ciudades y con participación de jóvenes de todas las presencias en cada uno de ellos: Bilbao, Pamplona-Iruña, Vitoria-Gasteiz, Zaragoza son las ciudades que acogerán esta semana especial de finales de junio, donde se combinarán los momentos de servicio comunitario hacia diferentes colectivos, con las reflexiones, testimonios, dinámicas y oraciones que den hondura a la experiencia.
Los y las jóvenes mayores de 18 años, además de participar activamente como monitores/as de los más pequeños, tienen a su disposición diferentes propuestas para enriquecer su verano y que no sea un tiempo muerto para la vida, la fe y el compromiso. Destacamos los campos de voluntariado con migrantes, en el CETI de Ceuta, o con nuestros jóvenes de Aukera y pisos Lar en Txamantxoia, Navarra, y en Arrázola, Vizcaya. Pero también muchos jóvenes acudirán a Taizé en diferentes momentos del mes de julio, dependiendo de presencias. Además, se ofrecen retiros en la casa Santa Teresa, novedad de este año. Y otra novedad será la participación en el Camino Calasancio, desde Lérida hasta Claverol, para recordar los pasos de Calasanz en su etapa previa a su viaje sin retorno a Roma. Será momento de disfrutar de nuestro carisma y renovar nuestro ser escolapio. Todas estas propuestas y otras más las puedes ver en: https://experienciasmc.itakaescolapios.org/
Ambas provincias, Emaús y Betania, comparten el proyecto Sal, como práctica de compartir vida y misión escolapias en países empobrecidos. Se lleva a cabo desde principios de los años noventa con jóvenes y profesores de los procesos pastorales y centros educativos escolapios. Gracias a la disponibilidad de las comunidades y obras escolapias en los países empobrecidos, cada año se acoge a varios jóvenes para que tengan una inmersión de al menos un mes donde compartir la misión y la vida comunitaria escolapias. La intención es que los y las participantes de este proyecto den pasos personales de avance en clave vocacional descubriendo un estilo de vida cristiano y comprometido, alternativo a la cultura dominante de sus países de origen, y que tengan una mayor conciencia y responsabilidad respecto a las realidades de pobreza. En palabras de Calasanz: «reflexionando sobre las palabras del salmo “tú eres el responsable del pobre”, consideré esta sentencia como dicha a mí mismo».
Estas experiencias afectan a todas las dimensiones de la persona
La red Itaka-Escolapios ofrece este itinerario a personas con un perfil específico, acorde al tipo de realidad con la que se van a encontrar y a los objetivos que perseguimos. El hecho de que todo el itinerario se enmarque en la misión y comunidades escolapias determina una propuesta concreta de trabajo en estos países, que se diferencia sustancialmente de otro tipo de ofertas que existen desde las ONGDs, la cooperación internacional, el turismo solidario, etc. Por esta razón, este proyecto se ofrece prioritariamente a jóvenes del Movimiento Calasanz, en las últimas etapas de los procesos pastorales previos a la desembocadura. Puede ser también una oferta para miembros de la propia Fraternidad Escolapia. No es, por tanto, una oferta para personas ajenas al entorno escolapio sino para aquellas personas que tienen un compromiso definido con esta misión y quieren enriquecerlo. Para plantearse, en este sentido, si es el momento adecuado para que una persona tenga esta vivencia, presentamos una serie de aspectos necesarios para aprovecharla al máximo y asimilarla con toda su riqueza. El proyecto Sal, por su intensidad en cuanto a descubrimiento de realidades de pobreza, de encuentro con el otro, de una cultura diferente, de conocimiento de potencialidades y limitaciones nuevas hasta ahora desconocidas…, propicia un entorno muy favorable para que el/ la joven pueda desarrollar un proceso de transformación personal, que bien acompañado puede fructificar en opciones de vida cristiana adultas más fundamentadas y que, además, tengan en cuenta a las personas más desfavorecidas.
En Catalunya, el proyecto de ocio Seis Días Diferentes nace dentro del Muévete en Red de la Escola Pia, como iniciativa educativa y vivencial para jóvenes de entre 14 y 18 años, procedentes de todas nuestras escuelas. Esta actividad de colonias se divide en tres días de ruta por la montaña y tres días en la casa de Claverol. ¡Este año celebramos su 12ª edición!
Nos encontramos a finales de junio, cuando el curso escolar ya ha terminado. Todos llevamos vidas aceleradas donde se premia la inmediatez. La velocidad del día a día nos afecta a nivel emocional y debemos buscar espacios para plantearnos aspectos más relevantes de la vida, del mundo y de las relaciones entre personas. El hecho de ir a la montaña, de andar hasta Claverol, nos permite detenernos y sentir que un gran oasis nos abraza. La mente abierta, los sentidos despiertos, la mirada atenta… es el espacio ideal para compartir, vivir y descubrir.
Los Seis Días Diferentes crean un espacio para el autoconocimiento y las relaciones sinceras, profundas y libres. Refuerzan la conexión con la naturaleza para emprender la búsqueda de lo trascendente. Así, se genera compromiso con el grupo y el mundo.
Compartir una cantimplora, encontrar formas en las estrellas, pintar un mandala, saltar al lago de Sant Antoni, encender una vela, cantar una canción. Pequeños gestos que toman fuerza y forjan vínculos increíbles.
El proyecto cuenta con la coordinación general del Muévete en Red, pero nada sería posible sin el equipo de monitoras y monitores voluntarios que, comprometidos e ilusionados, preparan juegos, rutas de montaña, reflexiones y todos los ingredientes necesarios para a hacer disfrutar de seis días que, en el corazón de los chicos y chicas, perduran de forma infinita.
Junto a estas experiencias propias de cada provincia, destacamos también algunas organizadas de un modo interprovincial a nivel europeo, que involucran a los jóvenes de nuestros grupos y presencias en experiencias internacionales de hondo calado.
Una de ellas, muy consolidada, es el PYM, o Piarist Youth Meeting, que este año se celebrará en Vác, Hungría, y que combina la cultura (teatro, música…) con el deporte (muchísimas modalidades) y la fe (reflexión, oración, celebración). Se esperan más de 500 participantes de todas nuestras provincias europeas.
Y también el Close to Calasanz, una peregrinación por los lugares calasancios en Roma, para unos 18 participantes dispuestos a profundizar en su vocación escolapia y a participar en la red que formamos a nivel europeo el Movimiento Calasanz.
Como vemos, la riqueza de propuestas y la profundidad de las mismas pueden colaborar con mucha fuerza en el acompañamiento de los y las jóvenes en su discernimiento de fe, compromiso y vida escolapias. Agradecemos desde aquí a cuantos organizan estas iniciativas que dan amplitud de sentido y horizonte al trabajo del día a día en nuestros procesos pastorales.
Se toman decisiones: lo vivido es real, no invención.