ETIQUETAS Y ESTEREOTIPOS: ATRAPADOS EN EL HASHTAG Descarga aquí el artículo en PDF
Víctor Rivas
En el acompañamiento de jóvenes, es crucial comprender cómo las etiquetas y estereotipos pueden afectar el desarrollo personal y las relaciones interpersonales. Es por ello que iniciamos una serie de artículos para reflexionar, personal y comunitariamente, en esta dinámica dentro de nuestra realidad de acción pastoral. Este primer artículo explora la naturaleza de las categorías sociales y su impacto en la autopercepción y en la percepción de los demás.
El poder de las etiquetas: desde Jesús hasta la era digital
Las etiquetas sociales no son un fenómeno nuevo. En tiempos de Jesús de Nazaret, la sociedad estaba fuertemente estratificada y las personas eran categorizadas de maneras que afectaban profundamente sus vidas:
- Fariseos y saduceo. Considerados como los líderes religiosos y morales, a menudo vistos con respeto, pero también con escepticismo.
- Publicanos. Recaudadores de impuestos, generalmente despreciados por colaborar con los romanos.
- Pecadores e impuros. Una categoría amplia que incluía a quienes no seguían estrictamente la ley judía.
- Pobres y discapacitados. A menudo marginados y considerados impuros, creyéndose que la enfermedad era justo castigo a sus pecados o los de sus padres.
Estas etiquetas determinaban en gran medida el trato social y las oportunidades de vida de las personas.
La naturaleza humana y los estereotipos
Los seres humanos, al igual que muchas otras especies, creamos categorías sociales o estereotipos de forma automática. Este mecanismo nos permite procesar grandes cantidades de información de manera rápida y eficaz. Por ejemplo, gran parte de los primates distinguen entre categorías de parentesco, estatus y grupales, lo que sugiere que esta tendencia tiene raíces evolutivas profundas.
Walter Lippmann concibió los estereotipos como imágenes mentales que se interponen entre nosotros y la realidad. Según él, estas imágenes nos hablan del mundo antes de que lo experimentemos directamente. La función principal de los estereotipos, desde esta perspectiva, es hacer la vida más cómoda al simplificar la complejidad de la realidad.
Sin embargo, esta simplificación puede tener consecuencias negativas, especialmente en el contexto del acompañamiento juvenil:
- Limitación del autoconocimiento: aplicarnos una categoría puede impedirnos descubrirnos más profundamente.
- Barrera para las relaciones: etiquetar a una persona puede obstaculizar el proceso de conocerla verdaderamente.
Hashtags: Las etiquetas digitales modernas
En nuestro mundo digital, el hashtag (#) se ha convertido en el símbolo por excelencia de los estereotipos. Las redes sociales están repletas de estas etiquetas identificativas, que pueden funcionar como simples marcadores o, en el peor de los casos, como jaulas que limitan el crecimiento personal.
Un ejemplo es la etiqueta de persona tóxica» que, en los últimos años, se ha popularizado en el imaginario colectivo. Una búsqueda rápida en internet revela múltiples definiciones y características atribuidas a este concepto:
- «Alguien que genera relaciones problemáticas, nos hace sentir mal o nos manipula».
- «Una persona que afecta negativamente a sus cercanos debido a su egocentrismo y narcisismo».
Se han establecido incluso listas de características para identificar a estas personas, como la producción de emociones negativas, el egocentrismo, las quejas continuas, las críticas frecuentes, la falta de empatía, el victimismo y la ausencia de metas vitales.
Es importante reflexionar críticamente sobre esta etiqueta: De primeras, parece una etiqueta amplia, poco precisa y que se basa en otras ya preexistentes para ser definida.
Veamos cómo la define la RAE: «que contiene veneno o produce envenenamiento (aplicado a una sustancia)». Sin más… ¿Es pertinente aplicar esta definición a una persona?
Entendemos que la relación con una persona puede ser complicada. Entendemos que hay actitudes que no son tolerables en una relación, que es necesario ponerle límites. Pero, sin justificar el daño que realiza, ¿es tóxica la persona o son tóxicas sus actitudes y conductas? ¿Acaso no se puede e incluso se debe profundizar en el contexto actual e histórico de esa persona para comprender sus actitudes y conductas?
Reflexionando sobre el uso de etiquetas
Para profundizar en nuestra comprensión y uso de etiquetas en la vida personal y en el acompañamiento de otros, especialmente jóvenes, te invitamos a reflexionar sobre las siguientes preguntas.
Etiquetas en la vida personal
- ¿Qué etiquetas te has aplicado a ti mismo/a? ¿Cómo han influido estas en tu autoconcepto y tus decisiones vitales?
- ¿Recuerdas alguna etiqueta que te hayan asignado en tu juventud? ¿Cómo te afectó en ese momento y cómo la percibes ahora?
- ¿Has logrado superar alguna etiqueta que sentías que te limitaba? ¿Cómo lo hiciste?
Etiquetas en las relaciones
- ¿Tiendes a categorizar rápidamente a las personas que conoces? ¿Qué ventajas y desventajas has experimentado con esta práctica?
- ¿Alguna vez has cambiado drásticamente tu opinión sobre alguien al conocerlo/a mejor? ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
- ¿Cómo reaccionas cuando alguien te etiqueta de una manera con la que no estás de acuerdo?
Etiquetas en el acompañamiento:
- En tu rol de acompañante, ¿has notado que tiendas a usar ciertas etiquetas para describir a los jóvenes? ¿Cuáles son y por qué crees que las usas?
- ¿Cómo podrías reformular estas etiquetas de manera más constructiva y menos limitante?
- ¿Has observado cómo los jóvenes a los que acompañas se etiquetan a sí mismos? ¿Cómo abordas esto en tus conversaciones con ellos?
Etiquetas y sociedad:
- ¿Cuáles de las etiquetas más populares en la sociedad actual consideras más problemáticas para el desarrollo de la juventud?
- ¿Cómo crees que las redes sociales y el uso de hashtags influyen en la forma en que la juventud se percibe y etiqueta a sí misma y a otros?