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La obsolescencia Muchas vimos hace unos años el documental titulado “Comprar, tirar, comprar” -y quien no lo haya hecho pude hacerlo aquí– en el que conocimos el término ‘obsolescencia’. Con este término se define la forma de hacer obsoletos, de acortar la vida útil de los bienes de consumo con el objetivo de crear un consumidor siempre insatisfecho con necesidad de consumir más. Son varias las estrategias de provocar esta obsolescencia. La que más nos sorprende e indigna es la obsolescencia programada, que consiste en diseñar y producir el objeto de consumo preparado para fallar o quedar inútil en un tiempo específico para promover la compra de un nuevo modelo. Nos parece claramente poco ético provocar de forma deliberada que un producto falle para simplemente generar más ventas. Pero esta no es la única forma de obsolescencia, hay otras formas más sutiles y aparentemente más inocentes. Encontramos también la obsolescencia de especulación, que consiste en comercializar productos no acabados o con menos prestaciones del producto que en realidad se quiere vender. Se hace a bajo precio con el objetivo de ganar un espacio del mercado ofreciendo más adelante el producto mejorado que podría haberse comercializado en un principio. |
Y también podemos hablar también obsolescencia percibida o inducida, que consiste en cambiar tan solo el diseño exterior haciendo parecer que el producto es nuevo y el otro ya ha quedado fuera de juego. Crean un producto con un cierto aspecto, y más adelante se vende exactamente el mismo producto cambiando tan solo el diseño del mismo. Esta forma de obsolescencia se descubre fácilmente en la industria textil que provoca rápidos cambios de moda que dejan en el armario muchas prendas todavía en buen estado.
La resistencia. El problema es que lamentablemente esto se ha vuelto cotidiano e invisible. Por eso es necesario visibilizar espacios y experiencias de resistencia, estrategias de oposición a esta realidad que asumimos como natural. Como en otros ámbitos y situaciones, también frente a esta estrategia del capitalismo neoliberal hay personas y colectivos que están planteando opciones y alternativas. Se trata de, como en otros ámbitos, hacer visibles y posibles otras formas de hacer, relacionarse, producir y consumir poniendo la vida en el centro. Ofrecer y vivir alternativas al crecimiento ilimitado de la producción y del consumo del actual sistema capitalista, que está cruzando los límites de la propia pervivencia del planeta y de la vida. Según Yayo Herrero «poner la vida en el centro es construir políticas, culturas, economías y comunidades que tengan como prioridad garantizar una vida decente, una vida que merezca la pena vivirse para el conjunto de las personas. Poner la vida en el centro es garantizar que construimos comunidades en donde nadie tiene miedo al futuro, en donde nadie sufre pensando en que es lo que le va a pasar mañana»8. |
8 Recomendamos la lectura del libro «La vida en el centro. Voces y relatos ecofeministas», por HERRERO, Yayo, PASCUAL, Mart & GONZÁLEZ REYES, María. Editorial: Libros en Acción, Madrid, 2018
El rápido ritmo de consumo marcado por las modas junto con los bajos precios -¿a costa de qué?- ha dado lugar a una “fast-fashion”, rápida en su producción y de usar y tirar, que impulsa el deseo de compras de forma compulsivas y es fuente de un gran despilfarro de recursos. «La producción textil mundial, se ha duplicado en una década y media, y cada año se producen 100.000 millones de prendas en todo el mundo bajo el amparo de un sistema de producción y consumo basado en ropa de baja alidad, barata y rápidamente desechable» [1].«Sólo en EEUU cada año se desechan 15 millones de toneladas de ropa, que termina sin tratamiento alguno en vertederos y el mar, alimentando el aumento de microplásticos (procedente de fibras sintéticas)»2. El impacto medioambiental de la industria textil no está desvinculado de su impacto a nivel social y de desigualdad de género[2] .
Esta forma de producir bienes de consumo para su rápido descarte está relacionada con una de las características del sistema capitalista: el interés lucrativo -de unos pocos- como eje y motor de la economía. Pero este modelo de producción y consumo está también vinculado con dos graves problemas ambientales: el agotamiento de las materias primas y la imposibilidad de gestionar los residuos generados. El triste suceso del vertedero de Zaldibar es un síntoma «de un problema que, con ser multidimensional y de diversas consecuencias, tiene una sola lógica: la preponderancia del capital y su acumulación sobre la vida»[3].
[1] Más datos sobre el impacto de la industria textil en el medio ambiente en este artículo. 2 Idem.
[2] Sobre el impacto de la fast-fashion se puede leer . En su publicación n.º 40 hicieron un
[3] AmonográficSKUNZE, Carlos, o sobre la ropa “No es un vertedero, es el capitalismo. ”, Naiz, 28 de febrero de 2020
El extractivismo que provoca el agotamiento de las materias primas hay que entenderlo en sentido amplio, no solo hablamos a los minerales o al petróleo, también hay extractivismo forestal, agrario, pesqueros y hasta turístico. Ya hace tiempo sabemos que las reservas de combustibles fósiles del planeta son limitadas, y que con el ritmo de extracción y consumo se agotarán en pocos años. La mayor parte de los estudios indican «el estancamiento y posterior declive de la extracción mundial de petróleo en torno a 2020, sobre 2030 para el gas, y en torno a 2040 para el carbón»[1] .
Pero esto no nos ha hecho pensar en un cambio real de modelo más conscientes de los límites y menos extractivista, sino en un cambio de materia prima a la hora de generar energía. Mientras agotamos las reservas de combustibles fósiles nos preparamos para la movilidad eléctrica a base de vehículos híbridos y eléctricos. Pero ¿cómo se va a producir la electricidad necesaria?, ¿cuánto podrá seguir creciendo el número de vehículos eléctricos? Además sabemos que «en esta nueva revolución energética, el cobalto, el litio, la plata y el cobre reemplazarán al petróleo, el gas y el carbón como la nueva línea frontal de nuestra destrucción corporativa. Los metales y minerales necesarios para construir nuestras turbinas eólicas, nuestros paneles solares y nuestras baterías eléctricas serán arrancados de la tierra para que el Reino Unido continúe disfrutando de la ética del bote salvavidas: sostenibilidad temporal para salvarnos nosotros, pero a costa de los pobres»[2] .
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No en vano «en el caso del cobalto, que se extrae actualmente en la República Democrática del Congo en un 58%, ha ayudado a alimentar un conflicto que ha arruinado la vida de millones de personas, ha provocado la contaminación del aire, el agua y el suelo, y ha dejado el área minera como uno de los diez lugares más contaminados del mundo»[3] .
Las tres “R”s.
De sobra sabemos que la propuesta más conocida para la gestión de los residuos es reciclar. Pero no debemos olvidar que esta es la tercera de las ”R”s. Desde las instituciones y medios de comunicación se nos anima a reciclar, pero se saltan las dos primeras, que son reducir y reutilizar.
Es importante ser conscientes del peligro de apropiación y vaciado de contenido alternativo que intenta el sistema ante las alternativas propuestas. Reducir y reutilizar no se promueven. Son contrarias a mantener el modelo acelerado de producción y consumo, no así el reciclaje, que ha sido asumido dentro del sistema. Existe la tentación de utilizar el reciclaje o elementos asociados a una economía ‘verde’ como lavado de imagen para tranquilizar conciencias.
Pero además vamos descubriendo que estas tres acciones no son la solución a la ingente producción de residuos y el despilfarro de recursos en vertederos e incineradoras. «Cada año, los mares y océanos reciben hasta 12 millones de toneladas de basura. La situación mundial es dramática, más aún teniendo en cuenta que la producción de plásticos se acercará en 2020 a los 350 millones de toneladas (un 900% más que en 1980)»9. Debemos hablar de otras “R”s…
9 GREENPEACE España, «Reciclar no es suficiente”
¿Reconozco en mi vida la influencia de los tres tipos de obsolescencia?, ¿de qué forma?, ¿en qué medida? Puedo aprovechar para hacer una revisión del armario y comprobar esas prendas que he usado menos de 10 veces o no uso desde hace tiempo, y pensar en darles una segunda oportunidad .
¿Cómo estoy de reducir y reutilizar?, ¿y de usar y tirar? ¿Reutilizo antes de comprar?, ¿evito comprar artículos de un solo uso?, ¿invento nuevos usos a artículos que ya no necesito?, ¿consumo en tiendas o empresas con planes de sostenibilidad y reciclaje?, ¿acudo al servicio técnico, a las reparaciones antes de reemplazar un electrodoméstico estropeado?…
[1] MEDIAVILLA, Marga. “¿De cuánta energía podremos disponer realmente?”,
El diario.es, 12 de enero de 2015
[2] REHMAN, Asad. “The ‘green new deal’ supported by Ocasio-Cortez and
Corbyn is just a new form of colonialism”, The Independent, 5 de mayo 2019
[3] Idem
Para pensar y actuar
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