¿Por qué será que las cosas más fundamentales de la vida son tan difíciles de explicar? Amor, amistad, odio, esperanza… espiritualidad…
Y sin embargo… el ser humano siempre empeñado en entender.
Y cómo negarlo… en ese intento… yo también estoy, y he estado… creo que siempre. Mujer siempre en búsqueda, me encontré deseando entender y sobre todo vivir la espiritualidad, la interioridad… Desde la intuición de que es algo común a todo el ser humano, más allá de culturas y de épocas históricas. Intuición que surge de la propia vida, de observar personas tan diferentes con las que he podido compartir mucho o parte del camino vital… Y que de alguna manera u otra… viven su espiritualidad, en forma de búsqueda, preguntas últimas de sentido, expresión de un modo de estar en la vida… Creyentes y ateos, cristianos, musulmanes, budistas, jóvenes y ancianos, de habla hispana, inglesa, alemana, árabe, hombres y mujeres… Compartir vida con tantos desde lo profundo me ha llevado siempre a esa intuición y a la vez pregunta: ¿no será esto constitutivo del ser humano? Sin esa dimensión espiritual… ¿seríamos realmente seres humanos en plenitud?
Y en mi búsqueda me topé con un título que enseguida me atrajo Máster de espiritualidad transcultural. Ahí estaba, de repente, la oportunidad de seguir profundizando en mi inquietud, de la mano de quienes han estudiado diferentes ciencias, religiones… Porque de eso trata el máster, de acercarse a la realidad humana, de su búsqueda de sentido, de sus anhelos de trascendencia… desde diferentes lenguajes. El lenguaje de la física, de la astronomía, la cuántica, la ecología, la psicología y la neurociencia, la sociología. El lenguaje de la mística, y las diferentes tradiciones religiosas.
Y es que no se trata solo de recorrer las religiones más antiguas, o más extendidas en la actualidad… Se trata de entrar en todo el amplio mundo del saber y sus búsquedas. Y, sorprendentemente, descubrir que detrás de todos esos lenguajes, o tal vez delante, puesto que es lo que les impulsa, hay algo común: la experiencia vital de anhelar algo más. Experiencia de trascender a la realidad concreta y cotidiana, y bucear en lo más interior y a la vez salir a lo más grande, desde los números, las estrellas, los pensamientos, los sentimientos, el silencio y los ritos… Todo en la misma dirección: conocer, acoger, cuidar y potenciar esa dimensión espiritual del ser humano, que nos iguala en lo más profundo, y a su vez nos diferencia a lo largo de la historia y las culturas.
¿Acaso ese máster tiene la respuesta a todo este tipo de preguntas? Evidentemente no, o por lo menos yo no la he descubierto. Más importante que eso, te abre a continuar en el camino de conocer y conocerte en toda esa interioridad que nos hace personas ayer y hoy, aquí y allá.
¿Por qué será que las cosas más fundamentales de la vida son tan difíciles de explicar?
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RPJ nº 530 – Mayo 2017 -Espiritualidad transcultural – Ana Guerrero
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