¿ES INGRATO EDUCAR? – Eduardo Granados

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¿ES INGRATO EDUCAR?

Eduardo Granados

e.granados@uptoyoueducacion.com

La Fundación UpToYou—presente en España, México, Brasil y Camerún—promueve la renovación de la educación partiendo de las emociones para el autoconocimiento y la mejora de las relaciones interpersonales. El punto de partida de esta renovación es el curso para educadores.

Un día, subiendo en el ascensor con mi vecina, al preguntarle por su familia, me dice: «¡Qué “desagradecido” es educar!». Al preguntarle por qué, me habla de sus hijos adolescentes y de cómo cada uno va a su aire. «Parece mentira», me dice resignada, «que tras tanto invertir en ellos, no estén agradecidos por tanto esfuerzo y dedicación».

Partiendo de esta escena, nace la pregunta de este artículo: «¿Es realmente “desagradecido” educar?».

Si entendemos el agradecimiento como un acto de justicia («yo les he dado tanto y ellos me deberían estar agradecidos», entonces educar sí podría considerarse algo bastante ingrato. El educador lo entrega todo y el educando no da nada. El primero se vacía de sí mismo y el segundo solamente recibe sin parar.

En UpToYou proponemos una visión diferente del agradecimiento y, en consecuencia, otra mirada sobre lo que es educar.

Tal y como afirma José Víctor Orón: «decimos que se agradece a alguien porque se le reconoce como persona. Eso es todo. La persona es el ser que siempre es más que su presencia. Somos más, somos personas. Al reconocer al otro como persona, el agradecido también se entiende a sí mismo como persona. Este es el corazón del agradecimiento humano» (Conoce lo que sientes, p.113).

Volviendo a la escena inicial, imagínate que el ascensor se queda parado y que podemos entablar un diálogo más pausado con esta madre. ¿Cómo podríamos acompañarle para vivir el agradecimiento de forma diferente? 

En UpToYou proponemos una pedagogía de dos pasos. En un primer momento, partiendo de la realidad vivida, ayudamos a que la persona pueda interiorizar y crecer en conocimiento personal. En un segundo paso planteamos una toma de decisiones encaminada a la mejora de las relaciones interpersonales.

Por tanto, comenzaríamos la conversación en el ascensor planteando a la madre preguntas para el conocimiento de sí misma y de su realidad: ¿Por qué crees que tus hijos no te agradecen? ¿Cómo te gustaría que te agradecieran? ¿Qué has recibido de tus hijos? ¿Qué te gustaría recibir de ellos? ¿Qué les has dado y qué querrían ellos que les dieras? ¿Cómo está tu relación con cada uno de ellos? ¿Qué te gustaría también agradecerles?

Este camino de interiorización puede ser doloroso, ya que detrás de la falta de agradecimiento puede haber otras realidades como una relación que se ha enfriado, una falta de confianza mutua, una serie de desencuentros previos, etc.

Pero al interiorizar emerge la complejidad personal, un mundo interior lleno de matices y sutilezas, un complejo camino de causas, concausas, causas de las concausas, etc. 

Y en esta complejidad irán surgiendo casi sin querer perlas valiosas escondidas, rastros de bondad que permanecían ocultos. La madre puede descubrir, por ejemplo, que quiere encontrarse con sus hijos y seguir compartiendo su vida con ellos, que quiere seguir siendo su apoyo en esta etapa de sus vidas. Y de forma natural emergerá un deseo de generar novedad en la respuesta.

En este momento, en UpToYou proponemos un segundo paso: la toma de decisiones centrada en la mejora de las relaciones interpersonales.

A la madre del ascensor, le podríamos plantear nuevas preguntas: ¿Cómo la aparente ingratitud de mis hijos me abre nuevas formas de encontrarme con ellos? ¿Cómo les puedo agradecer a ellos que sean mis hijos? ¿Puede este sentimiento de ingratitud ayudarme a vivir más sensible a las ingratitudes que ellos viven?

¿Queremos educar en el agradecimiento?

«El agradecimiento no se educa con sermones sino descubriendo la propia interioridad ya que de ella depende la conciencia de ser persona. (…) Enseñar a vivir agradecidamente es enseñar a descubrir que el otro es persona. Y esto no se enseña instructivamente sino vivencialmente» (Conocer lo que sientes, p. 114. 

Por tanto, cuando esta madre comienza a descubrir su complejidad interior y las cosas buenas que se esconden en cualquier situación vivida, entonces puede creativamente convertirse en educadora de sus hijos.

Y cuando el ascensor se ponga en marcha, basta con que la madre haya tomado una pequeña decisión nacida de su interioridad. Puede que haya decidido acercarse a sus hijos y hablar de lo que viven, o que decida contarles cómo se siente y escuchar cómo ellos se sienten.

La decisión puede no «funcionar». Pero, en cualquier caso, lo que sí habrá «funcionado» es el proceso interior que se ha dado dentro de ella y que ha sido el motor de su decisión.

En este proceso, cuando el educador va aprendiendo a mirar la realidad con ojos nuevos lo vivido, pueden ir surgiendo más preguntas: ¿Qué me están dando mis hijos sin habérselo pedido? ¿Qué me están dando más allá de un agradecimiento formal o emociones agradables? Y también irán surgiendo decisiones nuevas.

Se va descubriendo que el agradecimiento es una corriente de ida y vuelta, en la cual la frontera entre el dar y recibir se funden. Al darme estoy recibiendo y al recibir estoy dando. Parece un trabalenguas, pero no lo es. Existe una urdimbre interior en la cual el adolescente me puede dar mucho más de lo que soy yo capaz de pedir: me puede dar sus deseos de autenticidad, sus ansias de crecer, su búsqueda de novedad ante las cosas.

Educar sin esta visión interior de la realidad, fácilmente puede ser percibido como algo ingrato. El educador, que ya es alguien «acabado», se vacía para educar a un educando, que es alguien «inacabado».

Pero cuando el educador comienza a cambiar su mirada y a descubrirse él también como alguien «inacabado», entonces educar se convierte en un acto de agradecimiento incesante. Incluso en las aparentes ingratitudes se descubren razones para decir gracias.

Acabo lanzándote una pregunta para que se quede contigo: ¿Y si vivir fuera una escuela de agradecimiento en la que siempre serás un aprendiz?

Para más información puedes visitar nuestra web: www.uptoyoueducacion.com o contactar con Pablo Romero: p.romero@uptoyoueducacion.com

Cuando el educador va aprendiendo a mirar la realidad con ojos nuevos lo vivido, pueden ir surgiendo más preguntas

¿Y si vivir fuera una escuela de agradecimiento en la que siempre serás un aprendiz?