Este año mi vida a dado un giro total. He dejado mi trabajo y mi vida en Madrid, y me he venido a Málaga a vivir con mis abuelos con el objetivo de hacer el Máster para ser profesora de secundaria. Llevo ya más de un mes en esta maravillosa ciudad, y lo cierto es que estoy contentísima con mi decisión. Sin embargo, entre las cosas que más echo de menos de Madrid están las personas con las que compartía y me acompañaban en mi vivencia de la fe.
Como Dios habrá visto que estoy un poco necesitada de guía, supongo que habrá movido hilos para hacer llegar a mis oídos el libro Entusiasmo de Pablo D’Ors, que estoy escuchando a través de una aplicación de audiolibros y que está suponiendo para mí todo un acompañamiento a distancia. Recomiendo encarecidamente su lectura, sobre la que seguiré hablando en las entradas siguientes, y os dejo por el momento este genial cuento que aparece en uno de los libros que recomienda el autor, El canto del Pájaro, de Anthony de Mello:
Los discípulos tenían multitud de preguntas que hacer acerca de Dios. Les dijo el Maestro: «Dios es el Desconocido y el Incognoscible. Cualquier afirmación acerca de Él, cualquier respuesta a vuestras preguntas, no será más que una distorsión de la Verdad». Los discípulos quedaron perplejos: «Entonces, ¿por qué hablas sobre Él?». «¿Y por qué canta el pájaro?», respondió el Maestro. El pájaro no canta porque tenga una afirmación que hacer. Canta porque tiene un canto que expresar.
S.C.
