«La fe fue primero, ella me llevó a la música…»
Supongo que tu propia fe no sería igual sin la música: ¿Cómo te ha acompañado la música en tu proceso de fe? ¿a qué te ha ido llevando? ¿cómo la ha modelado?
La fe fue primero, ella me llevó a la música. Después, la música me ha dado la oportunidad de expresar mi fe y mi encuentro con Jesús en lo cotidiano. Descubrí el talento musical dentro de la Iglesia y me siento enviado a evangelizar a través de los dones recibidos. La música siempre me ha acercado a Dios y, a la vez, me ha enviado a cantar lo que vivo y siento.
¿Cómo definirías tu propuesta musical como evangelizador a través de ella?
Me resulta difícil definirme porque mi música abarca varios estilos y está destinada a múltiples públicos. He hecho canciones más reflexivas y enfocadas a la oración, otras destinadas al público infantil, otras menos explícitas con posibilidad de ir más a la frontera y servir como primer anuncio. En fin, un poco de todo y mucho de Dios, que es lo importante. Es cierto que, en todos ellas, pretendo acercar el mensaje de Jesús con alegría y con un lenguaje cercano, profundo y significativo para la gente de hoy.
¿Cómo colaborar entre todos como iglesia a que surja más música católica y se busque más música católica?
Es importante dar a conocer y compartir aquellos trabajos que realizan los músicos católicos. En realidad, en España tenemos una riqueza y una calidad impresionante que se desconoce y que encuentra pocos apoyos dentro del mismo ambiente católico.
Por supuesto, para realizar producciones de calidad hace falta una inversión económica que a veces no se entiende y que suele suponer un gran obstáculo para los músicos. Y creo, que esto sucede, porque la música católica todavía no se reconoce como una poderosa herramienta de evangelización.
Los jóvenes son grandes consumidores de música… a veces acríticos con letras que pisotean algunos derechos y valores… ¿cómo educar en un uso más espiritual de la música a nuestras nuevas generaciones?
El problema creo que está más en el fondo. Vivimos en una sociedad dónde lo importante es la forma, el continente, lo externo, lo visual. El contenido, los principios, los valores y todo lo relacionado con en el ser está olvidado y no se valora, no hay profundidad ni trascendencia, sin embargo, es lo que realmente da sentido a nuestra vida.
Para educar este aspecto se requiere un proceso más integral, pero referente a lo musical, habría que usar más el arte en nuestras catequesis y formaciones. El arte es un lenguaje, por lo tanto, hay que enseñar de manera guiada a leer el arte, a profundizar en lo que se está diciendo. Ofrecerle al joven otras letras, estilos y formas para acercar el evangelio. La música despierta interés y es una oportunidad para ayudarles a ejercitar la introspección y a generar preguntas para encontrarse con uno mismo y con Dios.
¿Cuál es la canción tuya que recomendarías a un animador de jóvenes para llevarlo a su actividad pastoral y por qué?
Por actualidad y temática significativa para el joven, una buena propuesta podría ser “Conectado”. Este tema habla de la importancia de estar conectado a unos mismo, a Dios y a los demás frente a una conexión a la red, mediante el móvil, que nos entretiene y nos aleja de la realidad.
¿Alguna canción no explícitamente religiosa que te haya tocado y recomendarías por algo a los jóvenes?
Me han ayudado muchísimas, ya que esto depende del momento en que te encuentres, siempre que el enfoque sea desde una perspectiva de fe. A un joven le recomendaría “Arriba las banderas” de Macaco. Es una canción de esperanza y de trabajar por un mundo mejor.
¿Algún artista católico que te haya inspirado y nos quieras recomendar?
Yo siempre he bebido de Brotes de Olivo, Migueli, Nico Montero y del grupo Ixcís. Pero tengo compañeros y compañeras de camino a los que admiro y me inspiran día a día por su música y su persona como Jesús Cabello, Juan Susarte, Amanecer, Olga Martínez, José Ibáñez, El Árbol de Zaqueo y un largo etcétera que no cabrían este párrafo.