«La música nos transporta a momentos concretos, nos ayuda a rezar…»
Supongo que tu propia fe no sería igual sin la música:…
Desde luego. La música nos transporta a momentos concretos, nos ayuda a rezar, a crecer, a relacionarnos, a reflexionar, a expresarnos, a manifestar sentimientos y verdades profundas.
Tanto en mi infancia y adolescencia como en la madurez, y sobre todo ahora en mi faceta de compositor y cantante de música católica, la música ha sido y es un pilar importantísimo para mi fe.
¿Cómo te ha acompañado la música en tu proceso de fe?
La música siempre ha estado conmigo. Desde mi Primera Comunión ya cantaba en la catequesis y comencé a tocar la guitarra. De adolescente y joven cantaba en un coro sensacional que había en mi parroquia, una de las que tenía más actividad juvenil de la zona: catequesis, excursiones, campamentos, reuniones, festivales, etc. De aquella época recuerdo canciones que me siguen acompañando actualmente porque se quedaron en mi corazón, en mi memoria, tanto las más divertidas o entrañables de los fuegos de campamento como determinados salmos o el Ave Verum de Mozart.
¿A qué te ha ido llevando?
Llegó un momento, ya de adulto, en el que sentí la necesidad de transmitir mi experiencia, mi fe, de contar a través de canciones cómo era mi relación con Dios y con mis hermanos, con la Iglesia. Además quería expresar también cómo veía el mundo, la situación de la sociedad y qué respuestas podemos dar como católicos.
Así, tengo canciones con letras más dirigidas a la oración, a celebraciones, etc., y otras que hablan del aborto, de las drogas, del matrimonio,
¿Cómo la ha modelado?
Mi fe se ha ido modelando gracias al esfuerzo que supone componer. Me pregunto: ¿qué quiero contar?, ¿para qué?, ¿para quién? Detrás de cada canción hay un proceso de reflexión: tener una idea, desarrollarla, contrastarla, que sea coherente, que aporte algo. Y para eso es necesario crecer, tanto a nivel musical como espiritual.
Lo primero que compuse fue una misa, “Una misa para el siglo XXI”, porque quería hacer algo muy concreto, pero, paradójicamente, no fue el primer disco que publiqué. Según iba componiendo me di cuenta de que además de canciones litúrgicas necesitaba expresar otras reflexiones y sensaciones que tenía.
Y surgió el que sí sería mi primer disco “Corazón de folk-rock”, donde hablo de que En mi caminar solo vivo por Dios; de que somos Afortunados porque sabemos que Jesucristo es algo real; que tenemos que hacer Lío, para que todos sepan la alegría que conlleva la fe; que No estás solo, que contamos con Él, con Ella (María) y con la Iglesia; o que es una suerte Tener amigos, los de la tierra y los del cielo, los santos. Y todo ello, como dice el título del disco, a ritmo de folk-rock.
¿Cómo definirías tu propuesta musical como evangelizador a través de ella?
Si bien, como he dicho, he compuesto canciones que hablan directamente de Dios y además todos los temas de una misa, mi propuesta la planteo con aquellas canciones que nos hablan del día a día, de nuestra vida cotidiana haciendo presente a Dios en ella.
Así, en mis letras se pueden encontrar referencias al amor, a la soledad, a la naturaleza, a las tentaciones, a las drogas, a cómo nos relacionamos, a la esperanza, en definitiva a la propia vida, pero siempre desde una forma muy especial y con Dios en el fondo de ellas dando pistas de cómo ver y sentir la vida desde un punto de vista cristiano.
¿Cómo colaborar entre todos como iglesia a que surja más música católica y se busque más música católica?
Hay que favorecer todos los mecanismos posibles para dar a conocer todo lo que hay. Hay que ofrecer conciertos en las parroquias, en encuentros juveniles, que haya una relación directa entre los cantantes y los jóvenes o no tan jóvenes… Que la gente se dé cuenta de que la música católica es muy variada, que no se piense que es aburrida; con muchos estilos diferentes la música católica nos transmite verdades que llegan al corazón y se sale del concierto alegre y renovado. Se escuchan cosas interesantes y encima se ha pasado bien.
Se pueden utilizar canciones para catequesis, para momentos de oración, como lema de algún retiro, como base para una charla, etc.
Además hay que promover la creación de los artistas, tanto con la compra de los CD como en las plataformas digitales, buscando en las redes sociales música católica, suscribiéndose a las páginas, etc.
Pero ¡ojo!, también hay que preocuparse mucho de la calidad de la música, porque no siempre vale todo simplemente porque se hable de Dios. Hay que trabajar las melodías, los arreglos, las letras, la producción musical, la grabación, la edición final.
Los jóvenes son grandes consumidores de música, a veces acríticos con letras que pisotean algunos derechos y valores…
Sí, a veces se fijan solo en determinados ritmos que están de moda y no el trasfondo. Por eso también hay que abrir la música católica a todo tipo de estilos musicales más actuales en los que se pueden introducir letras que respondan a lo que el ser humano necesita; letras que hablen de la Vida, del Amor, de la Libertad, de la Esperanza, de la Verdad, de Dios.
¿Cómo educar en un uso más espiritual de la música a nuestras nuevas generaciones?
Siendo auténticos, transmitiendo alegría y coherencia. Lo que contamos y cantamos es lo mejor que tenemos: nuestra fe en el Señor, nuestro encuentro con Jesucristo. Y lo tenemos que manifestar con entusiasmo, de tal manera que los jóvenes piensen: Yo q uiero eso.
Los músicos podemos ser un referente y eso hay que cuidarlo mucho cada vez que manifestemos nuestros valores, sentimientos o experiencias.
Y hay que hablar a los jóvenes sin tapujos, pero con un lenguaje que ellos entiendan y que responda a sus inquietudes.
¿Cuál es la canción tuya que recomendarías a un animador de jóvenes para llevarlo a su actividad pastoral y por qué?
Lógicamente, depende del momento y la actividad, pero para un primer contacto propondría Busca tu sueño. En esa canción planteo que todos tenemos que buscar un ideal, un objetivo para nuestra vida y cuál es la mejor forma de llevarlo a cabo. Hablo de que todos debemos tener una mochila en la que llevar los sueños, unas buenas botas para pisar bien (la realidad) pero mirando al cielo (a Dios, que es quien nos ha de marcar el camino) y siempre bien acompañados (los amigos, la Iglesia). Invito a subir al “pico del amor”.
También para un primer contacto valdría Imaginar, en la que digo que si nuestra vida es como un río, hay que imaginar dónde se quiere desembocar para ir componiendo nuestra vida de manera adecuada.
¿Alguna canción no explícita que te haya tocado y recomendarías a los jóvenes por algo?
It’s A Hard Life, de Freddie Mercury. Como dice el título, la vida es dura. Habla de una ruptura, de que reconoce su error y pide perdón en la esperanza de que todo se pueda arreglar porque lo único importante es el amor, amar y vivir para siempre en el corazón del otro, cuidar del otro, confiar en el otro. Habla de que la vida es dura porque es un proceso en el que con errores y aciertos vamos aprendiendo a amar. Y a mí me lleva a pensar en el verdadero deseo de amor infinito que tiene el hombre y que solo viene de Dios.
¿Algún artista católico que te haya inspirado y nos quieras recomendar?
Tanto en la música católica como en la secular soy de canciones, me puede gustar más un intérprete que otro pero soy más de canciones sueltas y son tantas que no sabría decir ahora mismo una.