EN EL NOMBRE DE LA SANTA E INDIVIDUA TRINIDAD…
Comunidad Monasterio de la Santísima Trinidad Suesa
Suponemos que te resultará algo extraña esta forma de comenzar. Con este encabezado nos hemos ido un poco lejos en el tiempo, más o menos a la época de Juego de Tronos, incluso un poco antes. No sé si sabes muy bien a qué se refiere eso de la Trinidad, una forma de nombrar a Dios con nosotras, Dios en nosotras y Dios para nosotras. Con esas palabras del principio se comenzaban los escritos en la Edad Media, queriendo expresar que cualquier cosa se hacía en el nombre de Dios, porque Dios estaba presente en todos los momentos de la vida.
Con este artículo comenzamos una pequeña Escuela de Oración compuesta de seis tips que nos vinculan a todas esas gentes anteriores a nosotras que también se han planteado asomarse al mundo de la oración. Así como somos parte, y resultado, de una larga cadena de evolución cósmica, también somos parte, y resultado, de una larga cadena de creyentes, de corazones humanos abriéndose a la presencia de Dios en sus vidas.
Como esto de la oración tiene que ver con caminar, peregrinar, moverse, o mejor aún, dejarse mover, te proponemos seis pasos que pensamos que te pueden ayudar, inspirar y animar a comenzar de veras un camino que te llevará adonde no sabes, por senderos que no conoces, una misteriosa aventura. Hablaremos de lo que nos mueve a orar, del silencio, el lugar, el ritmo, la palabra y la transformación que una va experimentando a medida que avanzas. En cada paso intentaremos presentarte aspectos prácticos y mostrarte las experiencias de otras personas para ayudarte e invitarte a no rendirte.
Antes de comenzar a caminar por la senda de la oración te proponemos que te cuestiones acerca de la motivación para dar este paso. Muchas veces nos sucede que nos sentimos atraídas hacia algo sin percibir cuánto valor tiene para nosotras. Es necesario que alguien, desde fuera, nos abra los ojos para despertar a ese valor. Con la oración nos suele pasar, aunque nos cuesta verlo. Realmente lo vivimos como una asignatura pendiente, esa que vas dejando y arrastrando curso tras curso. Sabemos que es importante orar, pero nos aburre y nos da una pereza descomunal, en seguida nos surgen mil otras actividades más atractivas que hacer. Y es ahí donde está el problema, que la oración no es algo que se «hace». No es una cuestión de éxito, mejor o peor, bien o mal. No es cuestión de hacer oración, como si haces pan o haces natación, una actividad dentro de tu apretado horario. Con esta idea comenzamos fatal y estamos abocados al fracaso. Respecto a la música, no decimos «hago escucha» de música, sino sencillamente, escucho música. Si tu motivación es cumplir un objetivo, rellenar un expediente de cristiano coherente, vamos mal.
No es una cuestión de la mente, evaluable cuantitativamente, tantas horas, tanta oración. No, es un asunto del corazón, de acercar tu corazón al corazón de Dios.
La oración tiene que ver mucho más con tu capacidad de amar que con tu capacidad de cumplir. Nace de la experiencia, del momento presente, del darte cuenta, de percibir la vida. No se trata de conseguir un objetivo tangible, sino de dejarte convertir, transformar, de escuchar desde dentro hacia fuera, de encontrarte cara a cara con Dios, que habita tu vida, con Alguien más allá, y más acá, de ti misma y caminar juntos. Es ponerte en contacto con lo que no se ve, con el amor que te habita, que habita en las otras personas, en todas las cosas creadas. En definitiva, dejarte transformar en un ser orante, más que en una persona que «hace oración». Entonces, tal vez, caigas en la cuenta de que sí hay una atracción honda en tu corazón hacia la Verdad, la Bondad, la Belleza, que en Jesús se hace tangible.
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Testimonio
Muchas personas a lo largo de la historia se han visto sobrepasadas por Dios amando en sus vidas, a través de ellas, convirtiendo la vida en un espacio, un tiempo, abierto, pleno y profundamente agradecido. Hoy día también hay testimonios que impresionan que te abren a tomar conciencia de la importancia de la oración, de enraizar la vida en Dios[1].
Seamos prácticas
Te invitamos a re-leer o también re-ligar o también re-elegir tu vida. Hemos hablado arriba de intimidad, del corazón de Dios. En este primer punto nos parece importante que te pares a contemplar tu vida, echando una mirada hacia atrás. Desde el principio, desde cuando comenzaste a tener conciencia de tu existencia. Relee tu vida a la luz del amor de Dios, con todo lo que ha habido en ella, no solo en los «momentos Disney», en los bonitos, también en los difíciles. Descubre, contempla, escucha lo que has vivido buscando el hilo conductor que la ha ido desplegando sutilmente a veces, otras bruscamente. El hilo que lo une todo le da sentido a lo que has vivido.
Cuando uno se da cuenta de que ha habido una Presencia, de que Dios ha ido acompañando cada paso, puede tomar la decisión de re-elegir, más consciente, este camino. Decidir que esta Presencia, que Dios, tenga más protagonismo, ponerse en actitud de encuentro, de diálogo, de escucha abierta, confiada. Estás preparada para comenzar el camino de la oración porque ahora sí que tienes ganas.
Un poco de música para terminar: https://www.youtube.com/watch?v=hcQs_QbY7Aw
¡Nos encontramos en la oración!
La oración tiene que ver mucho más con tu capacidad de amar que con tu capacidad de cumplir
El hilo que lo une todo le da sentido a lo que has vivido
[1] https://rakuten.tv/es/movies/erase-una-fe
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