Josep Perich
Una noche en una carpintería las herramientas decidieron elegir a un presidente.
Las diferentes herramientas fueron ofreciendo, una a una, su candidatura, que era rechazada.
Al martillo: – Tú no. Siempre estás golpeando a los demás.
Al tornillo: – Hay que darte muchas vueltas para que sirvas para algo y siempre estás pinchando.
A la lija: – Eres de trato áspero y siempre tienes fricciones con quien se te acerca.
Al metro: – Tú siempre estás midiendo a los demás según tu medida, como si fueras el único perfecto.
La discusión se prolongó hasta la madrugada. Llegó el día, y con el día, el carpintero. Cogió las herramientas y al final de la jornada había hecho un mueble hermoso.
Al llegar la noche las herramientas reanudaron la asamblea. Tomó la palabra la sierra y zanjó la discusión:
Señores ha quedado claro que todos tenemos defectos. Sin embargo el carpintero sabe usarnos, aprovecha nuestras cualidades y hace cosas bellas con nosotros. El martillo es fuerte, el tornillo une y da consistencia, la lija afina y lima asperezas, el metro es preciso y exacto… Podemos formar un gran equipo, hacer cosas útiles y sentirnos orgullosos de nuestras capacidades.
Reflexión:
El debate electoral de este taller nos recuerda el espectáculo mediático de estos días para la «pesca» del voto. Más que saber el ganador preocupa saber el impacto moral que nuestros líderes políticos dan de cara sobre todo a los adolescentes y jóvenes. Los candidatos, que deberán velar por la ética y los derechos humanos, pueden con toda la sangre fría mirarse a un espejo para decirse repetidas veces mentiroso. ¿Quién puede gloriarse de poseer la verdad? La verdad puede ser una piedra lanzada contra alguien. ¿Hemos visto algún candidato reconociendo la parte de verdad que puede tener el adversario? Es más, ¿hemos visto algún candidato reconociendo equivocaciones y errores? los estrategas nos dirán que sería suicida. Pero en la vida de cada día, cuando te encuentras con una persona capaz de hacerlo, aumenta nuestra estima hacia ella y la valoración de lo que nos propone.
Más allá de lo que dicen o prometen, hay que leer la «letra pequeña» que no se ve y que si llegan al poder la aplicarán. ¿Su preocupación única será, el bien común, la cohesión social, la protección de los más débiles?
Lo mismo podríamos afirmar cuando se trata de asumir responsabilidades municipales, vecinales, deportivas, parroquiales…
Isaías nos reta a «forjar arados de las espadas» (Is 2,4) a no «desangrarnos» en nuestras relaciones sociales y personales. Jesús nos invita a destruir la enemistad y no el enemigo.
En el «rompecabezas» social, si falta una pieza, por pequeña que sea, desmerece el conjunto. La lima, el martillo, el tornillo, el metro… son indispensables para construir la caja fuerte de un convivir gratificante. Qué razón tenía Isaac Newton cuando dijo:
«¡La unidad en la variedad y la variedad en la unidad es la ley suprema del Universo!»