En el mundo rutinario y ajetreado que vivimos, nos resulta complicada la tarea de organizar nuestras agendas y hacer tiempo para Dios. María nos enseña a abrir nuestro corazón, a tener fe plena y estar 100% dispuestos a cumplir la voluntad del Padre
Exégesis
Desconcierto de María
María está perpleja por el mensaje recibido, el ángel invita a María a dejar toda preocupación: “No temas”. Y aduce el motivo: “porque has hallado gracia ante Dios.”
Objeción y Fe en las obras de Dios
Sin comprensión lógica ni certeza humana, María acoge confiadamente la palabra de Dios y escucha con una profunda atención el mensaje. No escucha con los oídos, sino con el corazón. El ángel le muestra la divinidad y la omnipotencia de Dios.
Saludo del Ángel
María recibe un anuncio divino inusitado “llena de gracia, el Señor está contigo”. La expresión indica la iniciativa salvífica de Dios dirigida a una persona particular que ha sido elegida mediadora de la salvación que viene del Señor en favor de su pueblo.
Anuncio del nacimiento de Jesús
El ángel le comunica a María el nacimiento de Jesús con la típica fórmula de tres actos: concebirás, darás a luz, le impondrás el nombre.
El SÍ de María
María se dejó guiar por la fe y acogió con sencillez la misión de Dios. El acto de fe de María nos recuerda el papel fundamental que la fe desempeña y sigue desempeñando en la salvación del género humano.
¿Tienes un huequito en la agenda?
En el mundo tan rutinario y ajetreado que vivimos, nos resulta complicada la tarea de organizar nuestras agendas lo suficientemente bien para llegar a todas las cosas que nos planteamos hacer durante el día. Por un lado, los estudios, el trabajo, por otro la familia, los amigos, la mascota, el tiempo de ocio…y ¿qué me decís del tiempo personal? Realmente nos paramos a pensar en ¿cómo estamos?, ¿qué queremos?, ¿hacia dónde vamos?, ¿qué esperamos?… si esto cuesta, hacer tiempo para Dios igual nos cuesta un poco más.
María nos enseña a abrir nuestro corazón, a tener fe plena, pero, sobre todo, nos da ejemplo de sencillez y disposición cien por cien a la voluntad de Dios. Sin embargo, para llegar a este punto, debemos trabajarnos a nosotros mismos, debemos alimentar nuestra fe, crecer personal y espiritualmente. No es tarea fácil, no cualquiera está dispuesto a ello, a veces incluso puede dar miedo mirar nuestro interior, debemos armarnos de valor y voluntad. Y tú, ¿estás dispuesto a dar un poco de tu tiempo a Dios? ¿Buscas crecer en la fe? Y más aún, ¿firmarías un cheque en blanco y darías el SÍ a lo que Él pida de ti?