El perdón que abre la puerta al encuentro – Cristina Cacabelos

Etiquetas:

El perdón que abre la puerta al encuentro.

MARIA CRISTINA CACABELOS

mccacabelos@gmail.com

(156)534-3011

 

Perdió a tres hermanos por la violencia de los 70 pero eligió perdonar a montoneros y a militares

Cristina Cacabelos dialoga con todos, visita a militares presos y promueve el perdón: “Hubo un solo demonio, la violencia. Los 70 son una llaga abierta que no supimos cerrar como hicieron nuestros vecinos. No quiero dejar a mis nietos una mochila que no les pertenece”

Primero tuvo que perdonar a su hermana mayor, que en los 70 optó por la lucha armada y a la que ningún esfuerzo de su familia -muy católica- pudo disuadir; peor aún, ella logró reclutar a sus dos hermanos más pequeños, adolescentes. La familia quedó diezmada. Pero Cristina Cacabelos eligió perdonar: “Eso me hizo sentir muy libre, muy en paz y muy serena”.

Ese perdón se hizo luego extensivo a los militares que secuestraron y desaparecieron a sus dos hermanos menores, José, de 18, y Cecilia, de 16. Esperanza Cacabelos, su hermana mayor, murió en un enfrentamiento.

En la Navidad del 2020, Cristina Cacabelos firmó, junto a Gabriel Francisco Enrique D’Amico, Vicente Espeche Gil, Ignacio José de Lafuente, Guadalupe Morad, Julio Ojea Quintana y Gerardo Semenzato, un documento titulado: “Carta Abierta a nuestros hermanas y hermanos argentinos”. El grupo comenzó a reunirse en marzo de 2016 “en la convicción de que la sociedad argentina padece todavía los dolores acumulados por sucesivas heridas históricas que no terminan de sanar”.

En el texto se alude a “la razonable posibilidad de que pudieran obtenerse informaciones sobre el destino dado a los restos” de algunas víctimas y “sobre la identidad de niños apropiados durante el cautiverio de sus madres”. “Otros países que también sufrieron la crueldad de luchas internas supieron crear instituciones que les permitieran blanquear las informaciones y lograr una interpretación veraz de realidades pasadas, e ir sanando sus heridas, creando condiciones superadoras de sus errores históricos”, dice la Carta.

Esa es la misión que Cristina encarna desde hace más de diez años, la de emprender un camino de diálogo y escucha que “nos permita reconstruir la fraternidad entre los argentinos, volver a reconocernos como hermanos”, como lo define en esta descarnada charla con Infobae.

La iniciativa de esta carta abierta y el trabajo de filigrana, persona a persona, que viene desarrollando Cacabelos demuestran que existen argentinos que no comulgan con el sectarismo de muchos grupos de derechos humanos que han pasado del reclamo de verdad y justicia a la reivindicación acrítica de la violencia de un sector, en otras palabras, a la defensa de quienes no depusieron las armas en democracia y contribuyeron así al derrocamiento del gobierno constitucional.

(tomado de https://www.infobae.com/sociedad/2021/04/14/perdio-a-tres-hermanos-por-la-violencia-de-los-70-pero-eligio-perdonar-a-montoneros-y-a-militares/)

 

Damos paso a continuación al relato que nos remite a RPJ.

HITOS DE UNA HISTORIA FAMILIAR

I.- LA FAMILIA:

Nuestros padres, católicos comprometidos con la Fé, la Iglesia y los hermanos, activos miembros de la Acción Católica Argentina, en cuyas actividades parroquiales se conocieron, contraen matrimonio y forman la familia con la llegada de cinco hijos, cuatro mujeres y un varón.-

Desde pequeños nos transmitieron los valores resultantes de la Fé el compromiso con el Amor de Dios, la solidaridad con los hermanos, en particular con aquellos que más necesitan.-

Fundaron por pedido del Obispo Diocesano de aquellos tiempos, un oratorio al que luego incorporaron una escuela primaria (en sus inicios) – convertida hoy en una Parroquia y escuela completa – todo enclavado en un barrio muy humilde de grandes carencias; todos los hijos participamos de aquél camino de construcción, ellos mismos fueron catequistas y evangelizadores laicos, que imprimieron a sus vidas el sentido del servicio al otro como gesto de reconocimiento de su propia dignidad y del Amor de Dios en todos y para todos.-

De una manera especial, nos formaron en la libertad como don de Dios, para vivir la libertad con responsabilidad.-

En este marco también nos inculcaron la importancia de ocuparnos y entender con atención y sentido solidario las alternativas de la política, entendiendo el ejercicio de la política como acciones de servicio al bien común, todo ello con el deseo que nos formáramos como ciudadanos de provecho, ayudándonos en la formación del sentido crítico de la historia.-

Con estas improntas Esperanza la mayor, cursa la carrera de Historia en la Universidad de El Salvador, es allí donde abraza las ideas revolucionarias alejadas de aquellas convicciones de la Fe mamada en el hogar, actitud en la que fue sostenida por algún sacerdote de la casa de estudios.- En este tiempo que puede ubicarse temporalmente en las postrimerías de los años 60, el paso siguiente fue ingresar en la Juventud Peronista en las filas inicialmente del Partido Peronista Auténtico y de allí a la militancia armada de Montoneros.-

Su trabajo de campo sin dudas fue el incorporar a nuestros hermanos menores en esa militancia, lo que logró, y que desembocaría en los hechos que detallo a continuación.-

 

II.- LOS ACONTECIMIENTOS:

El 07 de Junio de 1976, José por entonces de 18 años, es detenido a pocas cuadras de la casa de mis padres con quien vivía.-

Ese mismo día Cecilia quién tenía 16 años, no regresa a casa de sus actividades escolares, cursaba el 5º año de la secundaria.-

Al mismo tiempo la mayor, Esperanza, su esposo y su pequeño hijo de tan sólo 2 años de edad, se ausentan de su domicilio, sin avisar sobre su situación y/o nuevo destino.-

El 08 de Junio, José – ya en poder de las fuerzas del orden – se comunica telefónicamente con nuestros padres, anunciándoles que se encontraba demorado en averiguación de antecedentes y que su regreso sería en cuestión de horas, lo que no ocurrió.-

En la madrugada del 10 de Junio, la casa familiar fue allanada en estricto y correcto procedimiento, por una comisión con vestimenta civil, que concurrió con José, aparentemente buscaban alguna documentación que no fue hallada.- En esa oportunidad la persona a cargo del operativo le comunica a mis padres que José era simpatizante de Montoneros, que Esperanza y su esposo eran miembros del grupo guerrillero Montoneros, que ambos estaban en la lucha armada y que Cecilia ya había sido introducida como simpatizante activa en dicho grupo subversivo.- Tanto José como Cecilia no estaban en la lucha armada.-

Al mismo tiempo quien se identificó como oficial interrogador de José les dice a mis padres: “su hijo es recuperable, tengo gran confianza en él. Hace 27 horas que lo interrogo”.-

Sigue un tiempo de silencio, hasta que el 15 de Julio de 1976, fuimos anoticiados que el día 12 del mismo mes y año, Esperanza y su esposo resultaron muertos en el departamento donde residían, al resistir el operativo de su detención, y que su pequeño hijo había sido llevado por las fuerzas legales al Hospital Fernández.- Se autorizó el velatorio público y mi sobrino fue restituído a mis padres quienes se encargaron de su cuidado y crianza en calidad de tutores.-

En la madrugada del sepelio, a José le permitieron tener un nuevo contacto telefónico con mis padres, en esa oportunidad les dijo que conocía lo acontecido a Esperanza y su esposo, luego conversó con nuestra hermana Ana María a quién le pidió con vehemencia que lo ayudara a retirar a Cecilia de lo que denominó la línea de fuego, que tratara de convencerla que se entregara.- Cecilia solía mantener contacto telefónico con Ana interesada por la salud de nuestros padres, pero esas comunicaciones fueron espaciándose, mi padre entendió que Cecilia no podía decidir libremente o que vacilaba íntimamente en aceptar la sugerencia que José le hacía a través de Ana.-

El 30 de Septiembre de 1976, día de su cumpleaños número 19, quienes tenían detenido a José llamaron a Ana, invitándola a darle un regalo de cumpleaños a nuestro hermano que consistía en verse personalmente con él, para lo cual la citan a pocas cuadras de la casa familiar; Ana asiste, previo comunicar la novedad a nuestros padres y mantiene una larga conversación con José, en presencia de quienes lo conducían, en ese diálogo nuestro hermano le pide ayuda a Ana para obtener la entrega de Cecilia; en esa instancia es que se produce la única intervención del que se presentó como jefe del grupo que los conducía manifestándole a Ana la garantía de vida para Cecilia.-

El 11 de Octubre de 1976, Ana y Cecilia deciden verse en una confitería para conversar, el encuentro se lleva a cabo con el conocimiento de las fuerzas que ya retenían a José, quienes inmediatamente ingresada Cecilia al local, procedieron a detenerlas a ambas, con la precaución de llevarlas por separado en evidente propósito de alejar toda sospecha sobre la participación de Ana y protegerla de riesgos posteriores.- Tanto mis padres como mi esposo y yo asumimos con Ana la responsabilidad total de su decisión, es por eso que manifestamos enfáticamente que fue la familia toda quién entrego a la pequeña.

El 27 de Octubre de 1976, José y Cecilia se comunican telefónicamente a casa de nuestros padres, conversando largamente con ellos y Ana. Al término de ese diálogo, José le dijo a mamá que a partir de ese momento pasaría mucho tiempo antes de volver a comunicarse, que se cuidara mucho porque quería verla bien cuando volvieran.-

A partir de ese día no hubo ninguna noticia más de ninguno de los dos.-

Hasta fines de 1981, nuestros padres requirieron de múltiples formas a las autoridades, alguna novedad sobre sus hijos, sin respuesta positiva alguna.-

 

III.- MI RESPUESTA:

La decisión de nuestra hermana mayor en tomar las armas fue evidente desde los últimos años del 60; no fue lejana a mi conciencia que esta decisión tarde o temprano acarrearía lo que después se hizo realidad, la implosión familiar.

Vanos fueron los fuertes intentos de nuestro padre para disuadir a su hija respecto del camino emprendido; y en lo que a mi respecta, era quien más cerca de conocer el ascendiente que Esperanza tenía sobre los pequeños.-

No pude en el tiempo hacerle comprender que si bien ella como mayor podía elegir el rumbo de su vida, los más pequeños no.-

A esta altura me pregunté en el corazón qué sentía, encontré que la respuesta no era ni de rencor ni de odio, allí me propuse hacer lo posible para evitar el desastre, fracasé en el intento.-

Me pregunté entonces en qué había fallado, creo que fueron tantas las respuestas de mi alma, que me apabullaron, pero me convocaron a aceptar y a perdonarme.-

Al perdonarme supe que había transitado un camino especial, mi corazón se había despojado de sí y me proponía el perdón como respuesta reparadora, aquél del Padre Nuestro “Padre perdona nuestras ofensas como perdonamos a quienes nos ofenden”, y en este estadío no sólo estaba y está mi hermana Esperanza a quien amo y respeto sino a quienes completaron la implosión familiar que fueron las Fuerzas Armadas.-

PERDONAR ME HA SIGNIFICADO VIVIR EN PAZ Y SERENIDAD, dos valores que me movilizaron a compartirlos con los demás.-

Es importante comprender que al perdón llegamos perdonándonos a nosotros mismos, despojándonos de nosotros; que perdonar no es olvidar, es una donación personalísima hacia el otro, aquél que nos ha ofendido, que nos permite vivir lo que con mucha claridad nos propone Joxe Arregui cuando nos dice “Sólo el que perdona puede curarse, sólo el que perdona puede curar. Y si perdonas solamente al que te pide perdón y al que “expía sus culpas”, ¿qué mérito tendrás?, perdonar no es ignorar, ni consentir, sino confiar en el otro. Perdonar tampoco es absolver a un culpable, sino mirar en el otro el bien en lo más profundo de su mal. El que perdona no humilla, sino que se pone en el lugar del otro. … Y en eso consiste la magnanimidad o la grandeza de ánimo: ensanchar la propia alma hasta el alma del otro.- …” Ésto es lo que nace de lo profundo de mi corazón, ésto es lo que vivo, ésto es lo que ofrezco y comparto en cada momento de mi vida.-

Hago propias y vívidas las palabras de Nelson Mandela “EL PERDÓN LIBERA EL CORAZÓN”.-

 

IV.- MI COMPROMISO:

Siempre fue dar testimonio de ésta paz que vivo a partir del perdón en los ámbitos en los que transcurre mi vida familiar, profesional y en todo lugar donde se me propone la temática.-

Sin  embargo en 2010, a instancias de mi Director Espiritual, decidí visibilizar esto que no es mío sino del Espíritu,  dentro de esa decisión tuve el honor de compartir en Colombia como invitada, jornadas inolvidables sobre esta temática de la violencia setentista.-

A partir de estas vivencias es que desde 2013 mantengo diálogo mensual con militares que se encuentran encarcelados en los llamados Juicios de Lesa Humanidad y también con quienes fueron terroristas en aquellos años de violencia.- El tener frente a mí a quienes directamente tuvieron que ver con la implosión de mi familia, me ha dado la certeza que el perdón que desde el minuto cero mi corazón vive es real, veo sus rostros y percibo sus corazones, siento que perdono mejor, y ese sentimiento tan hondo que se convirtió en vida, acrecienta la paz y la serenidad con la que vivo y me compromete aún más en la construcción de este camino que nos lleve a encontrar una solución superadora de cualesquiera otras que se han intentado, y que seguramente saldrá de las entrañas de la sociedad.-

En este sentido es grande el camino recorrido, aún no sabemos el destino pero quienes participan de esta mesa de reconstrucción de fraternidad y concordia se ven impulsados, el Espíritu obrará lo demás.

Para concluir deseo agregar un texto que no me pertenece pero que me identifica el alma en lo que soy y lo que vivo, en él TODAS LAS PERSONAS ESTAMOS INCORPORADAS.-

“Con frecuencia se confunde concordia con el conformismo y con la uniformidad y creo que nada tienen que ver con ello.-

Su raíz estriba precisamente en el pluralismo, la libertad y la solidaridad. Sin ellas no es posible la concordia.-

La concordia jamás se impone, se busca en común y se realiza con el esfuerzo de todos.-

Es el reconocimiento y comprensión del distinto, del diferente del otro …, que no piensa como yo, que no tiene mis mismas creencias religiosas, que no ha nacido en mi comunidad, que no se mueve por los ideales políticos que a mí me impulsan y que sin embargo no es mi enemigo sino mi complementario.“

ADOLFO SUAREZ GONZALES – DUQUE DE SUAREZ – Discurso con motivo de la recepción del premio Príncipe de Asturias a la Concordia en 1996.-

A MIS PASTORES:

UNA SUPLICA: Desde mi lugar de la más pequeña de las ovejas del rebaño que el Señor puso a su cuidado.- Abran sus corazones, despójense de sí y sólo dejen entrar la Misericordia del Padre y derrámenla en todos propios y extraños, como Jesús lo hizo en la Cruz, y pregúntense si estuvieron en aquél tiempo a la altura de las circunstancia y si ahora lo están.-

Me preguntaron hace poco si el perdón pedido por ustedes en sendos comunicados era suficiente? AFIRMO QUE NO, QUE DE UNA VEZ Y PARA SIEMPRE ES NECESARIO QUE SEAN CAPACES DE ADMITIR QUE EN AQUEL TIEMPO GRUPOS DE SACERDOTES FOGONEABAN LA VIOLENCIA EN LOS JÓVENES Y OTRO GRUPO LES DECÍA A LOS JÓVENES MILITARES QUE LO QUE HACÍAN ERA CORRECTO PORQUE ESTABAN LUCHANDO UNA GUERRA SANTA POR EL BIEN DE LA REPÚBLICA.- Hoy ambos grupos recuerdan aquello y con gran dolor.- PERO AL MISMO TIEMPO DEBERÁN ADMITIR QUE SACERDOTES Y OBISPOS FUERON QUIENES ACEPTARON EL GOLPE; QUE OTROS MIRARON PARA UN COSTADO (el no te metás) PERO NO FALTARON SACERDOTES Y OBISPOS QUE SE JUGARON LA VIDA Y SU PRESTIGIO PARA SALVAR VIDAS JÓVENES (en particular y por conocerlo explícitamente a Mons. Pio Lagui, por entonces Nuncio Apostólico, que tomó el tema de mis hermanitos personalmente, cuento con documentación que así lo acredita).-

Creo firmemente en la definición que San Juan XXIII hizo de la Iglesia y dijo: “Es madre y Maestra de Humanidad”; pongámonos en marcha, TODOS SOMOS IGLESIA, sacerdotes, obispos, laicos, y todos hemos sido llamados a la conversión y a la construcción de la verdadera reconciliación que sólo se dará si reconstruimos el entramado social que es la fraternidad, donde volvemos a sentirnos y vivirnos como hermanos y no como enemigos, y a partir de allí y a pesar de nuestras diferencias podremos encontrar ese punto en común que nos una.-

MARIA CRISTINA CACABELOS

mccacabelos@gmail.com

(156)534-3011

Te interesará también…

Newsletter

Recibirás un correo con los artículos más interesantes cada mes.
Sin compromiso y gratuito, cuando quieras puedes borrar la suscripción.

últimos artículos