En el contexto del Congreso Internacional de Educación Escolapia, JOSE 2017. Celebrado en Santiago de Chile el pasado mes de abril, recibimos la reflexión de José María Bautista sobre la actual generación de jóvenes y su propuesta para entenderla, comprenderla y amarla desde sus grandes sensibilidades y actitudes. Sus sugerentes pinceladas, articuladas en torno a cuatro descriptores (generación «lo que quiera», «cuando quiera», «donde quiera» y «con quien quiera») nos invitan a transformar nuestra actitud educativa y evangelizadora, cambiar nuestro hardware, para después introducir nuevas maneras de estar en el aula y en la vida con nuestras jóvenes generaciones.
Proponemos aquí el inicio de la charla, que puedes escuchar íntegramente en nuestra web revistadepastoraljuvenil.es
Hay dos tipos de ponentes, los que dan soluciones y los que dan problemas… Creo que esta ponencia va a ser de las que dan problemas, porque quizá salgamos con más dudas que soluciones a la hora de abordar a los jóvenes de hoy.
Pintemos un cuadrado y un círculo. El cuadrado somos nosotros, educadores, escuela… El círculo son los jóvenes… ¿Cómo podríamos poner de acuerdo al cuadrado y al círculo? Primera respuesta, la cuadratura del círculo, intentamos meter el círculo en el cuadrado, para descubrir a continuación que no sirve, que se sale por los lados. Podríamos recortar lo que sobre y meter el círculo en el cuadrado, pero sería a costa de muchas cosas… Otro podría sugerir una intersección entre los dos: es la solución menos problemática, pero… ¡siempre hay un filósofo en todos los grupos!
En el tema de los jóvenes, durante muchos años hemos intentado meter el círculo en el cuadrado cuando lo que simplemente hemos de reconocer es que hay círculos, y que son muy diferentes de los cuadrados. El primer paso al acercarnos a los jóvenes debe ser de qué manera nos metemos nosotros en el círculo, aun siendo cuadrados, y no al revés. Somos los cuadrados los que nos tenemos que mover para intentar comprender. No se puede amar algo si no se comprende, y no se puede comprender si no se conoce. Lo primero y más necesario es ver, oír y tocar que hay círculos. Yo no tengo que ser círculo, pero tengo que saber que los hay. Y luego comprenderlos, para así amarlos.
Vayamos a conocer a esta generación de jóvenes, que sin duda es rara. La llamaremos generación Z, o también llamados millennials.
Pero antes vamos a ver de dónde vienen, haciendo un poco de historia, para comprender así sus rebeldías y sus conflictos… La primera generación a la que podemos remontarnos, allá por los años sesenta, fue la generación Bonanza, gente buena, fuerte, dura, con un sistema de valores carcas, tradicionales y justos. Es la generación de la utopía, quiso cambiar el mundo, aunque quizá no lo consiguieron. Hubo un boom de vocaciones. Son por eso los boomer, también llamados así por su alta natalidad. Recordamos que no querían ser otro ladrillo del muro, como cantaba Pink Floyd.
Luego vino la generación X, la de los ochenta, que se llama así porque fue una generación invisible, también llamada Peter Pan… Intenta luchar contra el éxito, el consumismo, inventan la música indie, la cultura de la noche, los pantalones rotos, Nirvana… Esta época termina con el suicidio de Kurt Kobain.
Como positivo podemos destacar la autenticidad por encima de todo, puesto que no quieren el triunfo por el triunfo, sino ser uno mismo.
Después llegó la generación Y: sabemos que son 92 millones en EE.UU. (han superado los 72 millones de la boomer). Si hacemos el experimento de intentar definir cómo son estos jóvenes que tenemos en las aulas, en los grupos, nos salen siempre más o menos las mismas palabras: tecnológicos, perdidos, inmediatez, aventura virtual, información, enfadado, disperso, mi hijo, libre, acelerado, conectado, Facebook, sensible, inconsciente, ya, efímeros, redes, holistas, caleidoscópicos, caducidad, mileuristas, volátil, móvil, indefinido… Vamos a llamarlo generación in: individualistas, imprevistos. También es la generación des: desinteresado, desconectado, desesperado… ¿Alguien de la generación Y se podría sentir identificado con todo esto? Lo podríamos resumir con «incomprendidos». Nuestro inconsciente nos lleva a palabras como hiperactivos, superficiales… no han salido muy bien parados. Seguramente en nuestros calificativos no llegaríamos a un 5% de cualidades positivas: creativos, sociales…
Cuando hacemos este ejercicio pensando que hacemos un retrato de la nueva generación, en realidad lo que hemos hecho ha sido un selfie a nosotros mismos, hemos caído en la trampa de hacer un selfie a nuestras propias gafas con las que miramos a la nueva generación. En educación el problema son las gafas, y si uno tiene las gafas empañadas, pues uno ve cosas empañadas. Y hay dos tipos de gafas: están las gafas de mosca y las gafas de abeja. Las de abeja se lo pasan pipa, van de flor en flor, viajan, sus ojos ven todo de colores. Las de mosca en cambio buscan lo que buscan…. Al mirar de una determinada manera a los jóvenes nos estamos jugando mucho, pues lo que veamos va a determinar lo que luego haremos. Importa mucho qué descodificador tenemos en la cabeza para poder ver todo en positivo y multicolor o no. Estoy cansado de ver claustros y equipos donde siempre sale este lenguaje tóxico: necesitamos cambiar nuestro lenguaje por el de las abejas.
Jhon Hatty es un australiano que ha hecho el mejor estudio sobre qué es lo que influye en el éxito y el fracaso escolar. Ha estudiado 800 indicadores y, a su juicio, el más influyente de todos en relación con el éxito escolar es el de las expectativas volcadas sobre el alumnado, por parte de la familia, los educadores… Qué son las expectativas: las creencias y sueños que tenemos de lo que alguien es capaz de hacer. Asistimos a charlas de sociólogos sobre la generación Y, pero no siempre descubrimos el inmenso potencial de esta generación. Puede ser que se nos crucen los cables y tengamos un mal día, y eso es normal, pero deberíamos corregirnos y aprender a descubrir esos círculos, diferentes pero increíbles.
El objetivo de las siguientes reflexiones es el de generar esos decodificadores positivos para percibir en multicolor, para captar lo increíble de la generación con la que nos encontramos en las aulas, los grupos, etc. Y lo haremos con cuatro palabras en inglés: whatever, whenever, wherever y whoever.
Generación whatever, «lo que quiera». Estamos hablando de la generación Twitter, que sigue a quien quiere, que lee lo que quiere, que hace clic en lo que quiere, que ve los vídeos que quiere, que pierde el tiempo con lo que quiere, etc. ¿Estamos preparados en la escuela para esto? Si seguimos siendo como ese periódico que sale todas las mañanas regularmente y lo encuentras siempre con lo que tú quieres, pues no nos estaremos adaptando a esta nueva generación que cambia continuamente. Vivimos en un mundo volátil, incierto, impredecible… Pero, sin embargo, insistimos en enseñar a los alumnos/as a vivir en un mundo estable… Nuestros alumnos/as van a vivir, o ya están viviendo en un mundo muy cambiante y nosotros insistimos en decirles «no te levantes de la silla de ruedas, porque así te llevo mejor»: generamos discapacidad.
Mientras, en el mundo las cosas funcionan a una velocidad de vértigo. Nuestros jóvenes son la generación cloud surfing donde todo se está moviendo. No es que sean mejores digitales, sino que se mueven mejor en un mundo volátil. Ya no podemos trabajar de un modo secuencial, ordenado y previsible; necesitamos aprender a gestionar nuestra incertidumbre… Esto es algo que tiene su implicación existencial y emocional.
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