EL FESTIVAL ESPERANZARTE: UN EJEMPLO DE CÓMO INTEGRAR LA MÚSICA Y EL ARTE CRISTIANOS EN LA PASTORAL JUVENIL Y ESCOLAR – Juan Yzuel Sanz

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Juan Yzuel Sanz

Fundador del Festival EsperanzARTE

asociacion@esperanzarte.com

El EsperanzARTE (EA) nació en noviembre de 2004 en el colegio Cristo Rey – Escolapios de Zaragoza. Durante estas dos décadas ha estado presente en casi todas las diócesis aragonesas y planea ahora organizar conciertos en otras comunidades exportando un esquema organizativo que ha permitido llevar a colegios y parroquias la música cristiana de primer nivel. Su recorrido puede verse en nuestra página web www.esperanzarte.com. Allí se ven muchas imágenes y vídeos de pasadas ediciones.

Fomentar el arte cristiano

Desde sus comienzos, el EA nació con unos claros objetivos entre los que podemos destacar: sembrar la esperanza a través del arte comprometido y solidario; promover el gusto por la belleza y la capacidad de escucha y contemplación; potenciar una educación integral de niños, jóvenes y adultos; colaborar con el mundo educativo en el desarrollo de la competencia espiritual y la cultural-artística; desarrollar nuevos lenguajes y métodos de expresión para presentar los valores cristianos de una forma lúdica, estética y celebrativa; fomentar entre los artistas cristianos el conocimiento, la coordinación y la ayuda mutuas; dignificar el servicio de los artistas y creativos cristianos, ayudando a la Iglesia a reconocer estos carismas y a desarrollar los ministerios eclesiales relacionados con el arte; apoyar la formación pastoral, teológica y artística de músicos, coros y otros ministerios litúrgicos; impulsar y apoyar proyectos de solidaridad con los desfavorecidos, los excluidos, los presos y los enfermos; estimular el encuentro y el diálogo ecuménico, interreligioso e intercultural; y cooperar con diócesis, parroquias, congregaciones religiosas y otras comunidades cristianas para el logro de estos fines.

Un festival, muchos festivales

Para lograr estos objetivos, se han venido realizando durante estos años festivales y conciertos en diversos colegios: Cristo-Rey escolapios, Bachillerato Montal-Calasanz y María Auxiliadora de Zaragoza; San Viator, Santa Rosa, Altoaragón, Santa Ana y Salesianos de Huesca; San Gabriel-Pasionistas de Zuera; Santa Ana y Salesianos de Monzón. Además, dado que quedan los fines de semana contiguos a las actuaciones escolares, se han organizado conciertos en parroquias de Sariñena, Ballobar, Tauste, Movera y Zaragoza (Actur, Santa Engracia, Valdespartera, Almozara, Begoña, La Paz…), en la catedral de Teruel y en la cárcel de Zuera. Por dos años abrimos el verano con conciertos en el Parque de la Expo de Zaragoza cercanos a Pentecostés. Hemos participado cuatro años en el Encuentro de Músicos Católicos organizado por el área de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal Española. Finalmente, hemos ayudado a otras organizaciones, como la CONFER de Aragón, Cáritas, FECAPA (Ampas de colegios católicos de Aragón), el Movimiento Calasanz, el Foro Cristiano de Zaragoza y la Pastoral Juvenil de Zaragoza, Huesca y Teruel…

Una actividad integrada en el proyecto pastoral del centro

Un EA debe integrarse en el proyecto pastoral de un centro y, en la manera de lo posible, aspirar a la continuidad. Se trata de querer vivir la fe y descubrir nuevos valores evangélicos a través del arte. ¿Dónde está la magia para lograrlo?

Primero de todo, hay que presentarlo como una actividad complementaria del área de Religión o la Pastoral con los objetivos propios del EsperanzARTE que podemos resumir en dos: utilizar el arte cristiano actual como herramienta educativa y contribuir a un proyecto solidario.

Para lograr lo primero se define un lema que pueda ser suficientemente amplio para que case con los diversos proyectos educativos de cada centro. El último de todos, en 2022, por ejemplo, es CUIDAdanos del Mundo, sobre el cuidado de uno mismo, del otro y de la Naturaleza o nuestra casa común. Con él hacemos un buen cartel.

IMAGEN Cartel Esperanzarte

Todos los alumnos realizan en clase de Religión, previamente, una unidad didáctica sobre el lema que incluye: lectura del cartel anunciador, vídeos y textos sobre el tema, un pasaje evangélico, estudio de las oenegés a las que se va a ayudar, análisis de las canciones de los artistas que van a participar… Con ello logramos que profundicen en lo que queremos descubrir y conocer a los artistas de antemano, pues así se genera el deseo de escucharlos o verlos actuar en vivo. La unidad didáctica acabará, tras el festival, con una redacción o reflexión donde cada alumno resume lo que le ha gustado, lo que le ha impactado y qué ha aprendido. En esta actividad se evalúa cada aspecto del festival para poder mejorar la experiencia de edición en edición.

Para su dimensión solidaria, se acuerda con los colegios participantes a qué proyectos u oenegés se va a ayudar. Cuando son colegios muy variados que concurren en el mismo festival, tendemos a optar por Cáritas o Manos Unidas, que son de todos.

Meses tranquilos en el calendario escolar

La tradición del EA ha sido, hasta ahora, utilizar el mes de noviembre para los festivales, y hacer 4 o 5 días de conciertos seguidos para aprovechar el grupo de artistas que hemos logrado coordinar y aunar. Hemos llegado a realizar hasta 14 conciertos en cinco días. Actualmente estamos contemplando extender el EA a otras comunidades y utilizar otros tiempos con menos actividades, como la Cuaresma.

El festival, en sí mismo, se realiza durante una jornada escolar, bien en un centro educativo concreto, bien en un gran auditorio de un colegio al que acuden de otros centros por niveles. En Huesca, por ejemplo, se realizan tres conciertos: 5º y 6º de EP; 1º y 2º de ESO; 3º, 4º, Bachillerato y ciclos formativos. En Cristo Rey de Zaragoza se incluyen dos conciertos más: Infantil y primer y segundo ciclo de EP, lo que obliga a hacerlo en dos días. A los conciertos de la ESO, además, llegan alumnos de institutos públicos con sus profesores de Religión, algo por lo que siempre se sienten agradecidos. A su vez, ¡aportan al concierto los alumnos y alumnas más entusiastas! 

Todos los EA acaban con un concierto abierto por la tarde-noche para toda la gente de la ciudad. Ese es el concierto que suele mostrarse en los carteles y que se envía a muchas direcciones de colegios, parroquias y medios de comunicación. 

Estos conciertos abiertos son la gran oportunidad de echar una mano a la pastoral juvenil ya que serían imposibles de organizar con los pequeños presupuestos que tienen las parroquias y las delegaciones de juventud de las diócesis. Esta ayuda, muchos años, se ve enriquecida con una charla, una presentación de un libro sobre el lema del festival o un encuentro más íntimo con un artista.

Quiénes actúan

Un coro escolar o grupo musical propio debe abrir el concierto. Es muy importante porque afianza la idea de que estamos celebrando juntos nuestra fe y no es una actividad organizada por una «empresa de servicios» que trae artistas. No es preciso que sea un coro muy organizado; basta una profesora voluntariosa de Religión o de Música que prepare una o dos canciones más o menos relacionadas con el lema y que pueden ir desde Imagine de John Lennon hasta Cuídala de Migueli o el Himno de la alegría. En el caso de conciertos en parroquias o en la misma cárcel de Zuera, es esencial que un coro o grupo «local» abra el escenario para que la fiesta se convierta en algo propio y no en una mera actuación de gente de fuera.

Seguidamente, siempre que se pueda, es bueno continuar con alguien que ofrezca un espectáculo divertido que abra la mente y el corazón. Así, hemos contado con los payasos Kikote o Jano, los títeres de Valiván, los cuentos de Carmen Sara Floriano, la magia de Mónica Martínez Massip, los grupos de animación RisoTeorapia y Piculineros, o las actuaciones de Teatro Fila Zero y Teatro Luz y Vida. Esto amplía el número de géneros artísticos y añade una nota de sorpresa y alegría. 

Luego vienen los cantantes, que intentamos que den dos versiones del Evangelio: una más social-comprometida y otra más catequética-kerigmática. Así, a lo largo de nuestra ya larga experiencia, hemos sido bendecidos por la presencia de más de cuarenta músicos y grupos: Luis Alfredo Díaz, Migueli, Luis Guitarra, la Hermana Glenda, Grilex, Javi Sánchez, Anawim, Juan Antonio Espinosa, Unai Quirós, Ixcís, Kairoi, Gaby Soñer, Brotes de Olivo, el Hermano Seamus, Sayli Pérez, Fabiola Torrero, Nico Montero, Rubén de Lis, Álvaro Fraile, Javier Gacías, Marcelo Olima, Domingo Pérez, José Manuel Montesinos, María Vasán, Juan Carlos Prieto, Samuel Pérez Ayala, José Luis Rubio, Crisanto y Angie Castro, Peregrinos… Junto a ellos, nuestros artistas locales: Pablo Soláns, Marta Morell, Ana Gaudó, Voces y Guitarras, Javi Heras, Amelia Ramírez, Montse Vidal, Musicar, U2J, Ecos del Cierzo, Fissura… Todo ello aliñado, en los conciertos de la noche, con la fuerza de grupos evangélicos como el Coro Gospel de Aragón, la banda juvenil Dunamis de la iglesia Bautista, el coro Betel, el grupo Ágape de la iglesia Adventista…

Respetar el medio

No se puede montar un festival de arte cristiano sin respetar el medio: hay que hacer un buen cartel y darlo a conocer por las redes, imprimirlo y mandarlo a otros colegios y parroquias; se debe garantizar un escenario decorado convenientemente y una luz y sonido profesional, con un técnico que los dirija; debemos asegurar el transporte, la acogida y el acompañamiento de los artistas, además de sus necesidades en el escenario y durante toda su estancia… 

El arte tiene una liturgia propia y hay que conocerla, planificarla y mimarla para que logre ser vehículo de emociones y convicciones fuertes. Para ello, indudablemente, hay que seleccionar y preparar bien a los presentadores, que darán un relato coherente a cada concierto. 

Esto significa también, en el entorno escolar, que los profesores deben implicarse en los conciertos. No podemos «soltar» a los chicos para que se lo pasen bien porque es un «festival». Hay que acompañarlos. Muchos no saben estar en estos eventos, como tampoco están acostumbrados a participar en una Eucaristía. No saben hacer silencio interior, escuchar, contemplar. Es preciso enseñarles cómo hacerlo para garantizar que el mensaje les llegue y descubran el tesoro que los artistas intentan compartir.

A la vez, es un festival cristiano. No olvidemos tener un rato de oración cada día, todo el equipo, o una Eucaristía alguno de los días para orar juntos, dar gracias por el privilegio de servir al Señor con nuestro ministerio y pedir por los fines espirituales que perseguimos. 

¿Y por qué no acabar el concierto abierto con un pequeño ágape en el que saludar a los artistas y descubrir nuevos hermanos y hermanas? Para muchos, el mejor de los momentos.

Tratar a los artistas con dignidad

Esta es una de las opciones fundacionales de EsperanzARTE: garantizar que se les paga a los artistas con dignidad. Los artistas cristianos no son catequistas que, además, tocan la guitarra. Son personas que realizan un ministerio en la comunidad eclesial y, por tanto, hay que darles sostén económico. Es cierto que hay algunos que prefieren no cobrar nada, o solo sus gastos, pero ello suele implicar dos cosas: una, que viven de otra profesión; otra, que solo actúan los fines de semana o por las tardes y no están disponibles en horario escolar para ayudar en nuestros conciertos más importantes. Aún en esos casos garantizamos que reciban un estipendio que, si lo prefieren, pueden aportar a la causa solidaria del festival. 

También a los artistas locales, que actúan para apoyar los conciertos, hay que agradecerles su servicio. Puede ser un detalle sencillo, como un CD dedicado por otro artista, pero que no se nos vayan con las manos vacías. Es penoso tener que recordarlo aquí, pero, a veces, nos olvidamos de hacer gestos de gratitud y de cuidar a las personas.

¿Cuánto hay que pagar mínimamente a un artista? Esa pregunta me la hizo hace años una religiosa que quería organizar un concierto en su centro. Yo le respondí: «¿Cuánto le pagaría al sacerdote de la parroquia cercana por animar una convivencia con alumnos de 4º de ESO?». Me respondió: «Unos 300 euros». «¿Y cuánto le pagaría a un padre de familia que deja su casa en otra parte de España para desplazarse 500 kilómetros y pasa una o dos noches fuera para trabajar en su colegio durante toda una jornada? Pues actúe en consecuencia».

Muy pocos artistas tienen un caché que cobran por una actuación en una diócesis, parroquia o colegio. En nuestro caso no suele servir ese modelo pues, por lo general, actúan en cuatro conciertos en el mismo día, pero solo 20 minutos en cada uno dado que es un festival y no un concierto personal. De allí que ajustemos el pago a nuestras posibilidades y a las suyas. Ayuda mucho que tengamos varios conciertos en días seguidos, pues así se puede pagar decentemente. Después de tantos años, los participantes en el EA confían que se les tratará con dignidad, y algunos acaban incluso compartiendo parte de ese estipendio con la causa solidaria que apoya cada festival.

Fomentar la música cristiana es, también, promover el ministerio de los artistas para que la Iglesia reconozca que tienen un carisma y realizan un servicio. El arte cristiano no es simplemente una afición que algunos tienen a actuar, cantar o componer para el Señor. ¡Qué diferentes somos, en este aspecto, a nuestros hermanos protestantes, que miman con tanto cariño y eficiencia estos ministerios y los promueven hasta un nivel casi profesional aún en las congregaciones pequeñas! 

Mi experiencia y la de tantos otros es que lo que no ha conseguido un cura con su homilía o un profesor en su clase, es decir, emocionar de veras a un chico hablándole de Jesús, lo ha logrado una canción. A fin de cuentas, Jesús fue un gran artista de la palabra. Sus parábolas, atemporales, breves y sencillas, siguen inspirando a cada nueva generación. 

¡Dios mío!, pero ¿cómo se paga todo esto?

Es la cuestión que me formuló Fernando Gallo, escolapio y director de mi colegio, cuando le planteé el primer EsperanzARTE en 2004 y le dije que mi estimación eran unos gastos de unos 6.000 euros. 

Yo llevaba toda una vida organizando conciertos, componiendo y cantando en España, Estados Unidos y Camerún y había sido durante una década responsable de formación del Multifestival David. Sabía que, para tener futuro, el EA debía ser totalmente autosuficiente desde el primer momento.

Lo miré a los ojos y le pregunté a mi vez:

—Fernando, ¿tú crees en Dios?

—¡Hombre, claro! –me soltó, casi ofendido.

—Pues mira: si esto es del Señor, como en las bodas de Caná, habrá dinero de sobra para pagarlo; y si no, no volveremos a repetirlo.

Aquel primer año sobraron 2.198 euros.

¿De dónde sale el dinero? Para empezar, el EsperanzARTE es una actividad complementaria del área de Religión y Pastoral. Actualmente pedimos tres euros a todos los alumnos por participar, como si fuera una actividad en la que tuvieran que usar un autobús o pagar una mínima entrada. Los que se desplazan desde otros centros más alejados contribuyen con uno o dos euros. Eso da una base económica sólida al proyecto. 

Se le pide una ayuda al AMPA, dado que es una actividad cultural especial. A esto le añadimos, en la medida de lo posible, la contribución de las empresas que colaboran con los colegios: editoriales, transportistas, comedores escolares, entidades financieras… Hemos llegado a recibir desde 2.000 euros de un banco hasta 100 de una imprenta pasando por generosas contribuciones de SM, Edelvives y Santillana. Hay que reconocer su aportación como patrocinadores colocando sus logos en el cartel informativo y darles las gracias, ¡por supuesto! En ocasiones piden un certificado de donación o prefieren pagar facturas concretas, como un billete de tren o los gastos del equipo de sonido.

Finalmente, en los conciertos de la noche y en las parroquias, contamos con la contribución del público en general. La entrada es siempre libre, gratuita, pero enfatizando su carácter solidario. No usamos una caja de «fila cero», sino que pasamos unas cestas, llevadas por niños. Pero, antes de hacerlo, hablamos a los asistentes, entre actuación y actuación, para que valoren de veras lo que están viviendo y le pongan precio. ¿Cuánto les hubiera costado ir al cine o al teatro? ¿Qué están dispuestos a aportar para que este ministerio siga adelante? ¿Creen que merece la pena ser solidarios con las causas que queremos aportar?

Una estructura mínima

Llegó un momento en el que éramos ya más que un grupo entusiasta de profesores y catequistas escolapios. Todo el proceso se había complicado y nuestro colegio no podía ser ya responsable de acciones fuera del mismo centro. Necesitábamos, por ejemplo, presentarnos ante el Ministerio de Interior para actuar en el centro penitenciario de Zuera o de Daroca. Había que pedir permisos al ayuntamiento para lograr el uso del Parque de la Expo o rogar a una entidad cultural que nos dejara un local. A la vez, queríamos mantener una página web digna e independiente, debíamos administrar unos fondos de reserva y teníamos que hacer unas donaciones a diversas oenegés… 

Así que, en 2010, nos constituimos como Asociación EsperanzARTE de artistas y creativos cristianos, lo que nos daba una personalidad jurídica mínima para presentarnos en cualquier sitio o acudir a eventos con una identidad más clara. Esto permitió que colaboradores de otros colegios y parroquias, además de algunos artistas, se unieran a la asociación que, por otro lado, no pide una cuota, pero sí compromiso para echar una mano cuando es necesario en cada lugar.

En cada ciudad se crea una comisión del Festival EsperanzARTE con representantes de todos los colegios, parroquias y responsables de educación o pastoral juvenil de la diócesis que van a participar. Juntos tomamos las decisiones del lema, fechas, horarios, artistas posibles, acciones económicas… Normalmente, uno de los centros hace de coordinador y ecónomo, recoge las aportaciones de todos y paga los gastos generales y de los artistas. Si hay patrocinadores, pueden hacer ingresos directos en la cuenta de la asociación y recibir por ello un certificado de donación. Este dinero se computa en los ingresos generales del festival para calcular luego las aportaciones solidarias o pagar alguna factura.

La dimensión solidaria

El EA no es otro «concierto solidario», una forma más de ayudar a una oenegé. Tampoco es una campaña concreta que usa la música como entretenimiento para sacar fondos. Este festival es, ante todo y sobre todo, una herramienta para llevar el Evangelio a niños y jóvenes a través de un medio concreto: el arte cristiano. 

La solidaridad, sin embargo, es intrínseca al mensaje evangélico. Y es por lo que, con los beneficios que se sacan normalmente del festival, hacemos una aportación a las entidades que hemos acordado previamente, que suelen ser las oenegés propias de los colegios (Itaka-Escolapios, Vides-Salesianas, Adeco-Pasionistas…) u organizaciones más generales de la Iglesia (Cáritas, Ayuda a la Iglesia Necesitada, Manos Unidas…), sin descartar causas urgentes (un alumno con una enfermedad rara, los afectados por el volcán de La Palma…).

Esos beneficios no suelen darse en todos los conciertos, pero sí en la totalidad del festival. Es decir, si hacemos diez conciertos en cuatro días en cinco sitios (un colegio que aúna a cuatro centros, una parroquia rural, una parroquia urbana, una cárcel…), puede que en algunos sitios haya beneficios y en otros solo gastos. Pero, en conjunto, solemos obtener claros beneficios.

Pero, ¿y si no fuera así? ¿Y si un festival diera pérdidas? Para eso nos constituimos en asociación y descubrimos la importancia de contar con un pequeño colchón económico propio, acumulado a lo largo de los años con parte de los beneficios de cada festival, que nos respalda y sería capaz de afrontar los gastos previos incurridos por un festival que, por razones imprevisibles, no pudiera celebrarse (una tragedia en un colegio, las inclemencias del tiempo, enfermedad súbita de varios artistas convocados, un accidente…). También financia los otros fines de la asociación, como dar formación, mantener la página web, relacionarnos con otros festivales, participar en eventos o apoyar con el arte causas concretas. Este curso 2022-2023, por ejemplo, acabamos de lanzar a nivel nacional el I Certamen EsperanzARTE de Vídeo Cristiano Juvenil y hemos ayudado con un concierto en la Jornada Sijena Viva.

Si se calla el cantor…

Desde el comienzo de la Historia de Salvación hemos recibido un tesoro, una tradición artística, poética y musical que nos ayuda a caminar con sentido tras las huellas de Jesús. Ese tesoro no es estático, sino dinámico: seguimos siendo llamados a crear una música que nos despierte a la fe y al amor, a la sensibilidad y el compromiso con los valores evangélicos, a la justicia y la solidaridad, a la denuncia y la indignación, a la alabanza y la gratitud, a la alegría y la esperanza, a la paz y la contemplación… El EsperanzARTE pretende, sencillamente, ser un amplificador de esta música y de su mensaje. 

Como decía la canción de Horacio Guarany, «Si se calla el cantor, calla la vida…».