Así de contundente y rotundo me atrevo a decirlo. ¿Podríamos pensar en un cristiano no fraterno? ¿Podríamos pensar en un cristiano racista o xenófobo? ¿Podríamos pensar en un cristiano que no siga a Jesús? Pues de igual modo, al menos yo, no puedo imaginar un cristiano que no defienda con todas las fuerzas de su corazón y de sus manos que todas y todos somos iguales ante los ojos de Dios. La buena noticia de Jesús es que el Reino de Dios, la sociedad en la que Dios reine es posible, con el trabajo de todos, y donde reina Dios, no hay lugar para la desigualdad, para la discriminación, para el maltrato, ni para vedar la vocación sagrada a la que Dios lo llama. Creo que aún quedan muchos pasos en el camino de la igualdad plena entre mujeres y hombres, por mucho que hayamos avanzado. La Iglesia debe tener un papel activo, guía y sobre y ante todo profético. Los cristianos debemos denunciar la injusticia con la que nuestras hermanas deben enfrentarse día a día, las barreras que a ellas se les imponen y necesariamente tenemos que luchar por un cambio y ser ejemplo, sí, la iglesia debe ser ejemplo de feminismo para el mundo. El mayor acto de desamor que como iglesia podemos cometer es la incoherencia o traición, predicar el evangelio de Jesús mientras nuestros actos son contrarios a su mensaje. La iglesia está indisolublemente ligada a la cultura, y la cultura imperante es machista. Mas esto no puede ser excusa, debemos alzar la voz, gritar: ¿dónde queda la auténtica fraternidad y sororidad en esta sociedad?
El feminismo no es una moda, el feminismo es la lucha por la igualdad de derechos y de dignidad entre mujeres y hombres, y esto querido hermano yo lo encuentro en el evangelio. Solo hay que quitarse las gafas culturales machistas y ver con claridad. En una sociedad como la judía del siglo I en la que la mujer era considerada impura, Jesús come con mujeres, acepta discípulas. A quien no vea signos revolucionarios en una lectura pausada creo que su visión autorrefencial y estrecha le está jugando una mala pasada. No seré yo quien diga que Jesús era feminista, sería ligeramente anacrónico pero desde luego no puedo dejar de decir que Jesús luchó por la igualdad de las hijas e hijos de Dios. Te pido hermano, te pido hermana autenticidad, para hacer de la batalla por la igualdad tu lucha personal. Pido al Padre porque como Iglesia sepamos leer los signos de los tiempos y guiados por el Espíritu actualizarnos para construir la sociedad en la que Dios reine.