EL ACOMPAÑAMIENTO A VENEZUELA DESDE UNA MIRADA EDUCATIVA CALASANCIA – Nelyimar Pérez

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Nelyimar Pérez

Itaka-Escolapios Venezuela

venezuela@itakaescolapios.org

Venezuela atraviesa una difícil situación económica, política, educativa y de salud. Entre otras indispensables para la sociedad, estas, en condiciones poco favorables para la población, causan una escena que viene deteriorándose desde mediados del año 2015. Estas situaciones han desmejorado la educación, fuente importante para sacar adelante el país.

El gobierno actual ha implementado estrategias y planes improvisados que no mejoran la calidad de vida del venezolano/a. Por ello, existen diferentes organizaciones no gubernamentales sin fines de lucro que apuestan por el cambio y la transformación del país, instituciones que trabajan por atender la emergencia humanitaria, apoyar la educación con proyectos que refuerzan la educación formal, la alimentación de niños, niñas y adolescentes en estados de vulnerabilidad, una lista de proyectos que juntos suman al cambio. Entre estas listas de proyectos y organizaciones se apuntan las Escuelas Pías y la Fundación Itaka-Escolapios, para dar respuesta ante la crisis educativa y de emergencia que se vive en los lugares donde se hace vida escolapia, lugares que, a pesar de los escasos recursos, inspiran a seguir trabajando unidos y en camino a la sinodalidad.

Entre estos proyectos, se mantuvo por un largo periodo la atención a la educación, acompañando al personal de los colegios (370 personas), mostrando una cercanía en tiempos difíciles, un personal que obtiene un salario muy bajo que no sustenta ni el traslado desde sus hogares a la institución educativa, muchos han desertado de su profesión, pero la realidad es que les necesitamos, como lo dijo Calasanz «Educar es el oficio mejor, un medio eficacísimo para evitar y atajar el mal, y para animar el bien,

Vemos que en estos tiempos de crisis permanece, sobre todo, la esperanza

Vemos que en estos tiempos de crisis nacen mejores educadores, gestos solidarios, trabajo en conjunto, paciencia y permanece, sobre todo, la esperanza. Nació el proyecto Nacidos para Educar (https://www.nacidosparaeducar.org/) una propuesta de los directivos y rectores de los cinco colegios con apoyo e impulso del provincial, un planteamiento para reforzar la ayuda por parte de Itaka-Escolapios a estos superhéroes, ambas ideas unieron fuerzas para poder mantener a cada personal en sus respectivos puestos, gestos reconocidos y de agradecimiento de todos los involucrados. La calidad y el amor que dan en las aulas y en cada espacio de los colegios no tiene precio, la vocación de educar en estos tiempos en Venezuela es admirable. Escuelas Pías de Venezuela atiende 4.200 estudiantes y cuenta con 300 educadores.

Otro proyecto que genera vocación, solidaridad, suma de voluntarios, de mantener activa la fraternidad escolapia en cada presencia del país, son los comedores que se le llaman Red de Comedores Calasanz, una red que trabaja para sostener a los niños y jóvenes en la educación. Además de generar mejor estado nutricional, se busca la nivelación académica acorde a su edad para mejor rendimiento educativo y desenvolvimiento integral en las escuelas adyacentes a las que asisten a nuestros beneficiarios de cada comunidad. Estos comedores nacen por la falta de asistencia de niños a las escuelas. Variedad de necesidades causan su ausencia: falta de agua, no tienen para desayunar, falta de dinero para sus útiles escolares, entre otras, y los jóvenes dejan de asistir para sumar al aporte del sustento alimentario del hogar. Así es que las fraternidades desde su referencia de compartir la misión y corresponsables en Itaka-Escolapios, animan e impulsan estas tareas en la red: cocinar, logística de compra de alimentos, logística de recibimiento de donaciones de las alianzas, reportes, formación al voluntariado, recibir a cada niño, educar en valores y atender los requerimientos de nivelación escolar. Todo esto en conjunto con un voluntariado adulto que nace de este proyecto, mujeres representantes de beneficiarios y no beneficiarios que se apuntan de la pastoral, de la comunidad, que han encontrado la manera de servir a los demás desde cocinar el alimento energético y espiritual.

Ver la fraternidad muy integrada a estos proyectos en búsqueda de servir desde lo poco que se tiene, una fraternidad, personal de los colegios y también voluntarios que no escapan de la realidad del país, dar de su despensa o poco dinero para preparar platos a otros que lo necesitan, a los abuelos desprotegidos, a los niños para dar un plato especial o simplemente para que degusten un sabor de amor, de humanidad, de esperanza, es saber que Dios está con cada uno y no abandona.

En Venezuela existe un voluntariado social que apuesta por la transformación como persona y en la sociedad, se van descubriendo talentos, saberes escondidos, preparándose en identidad y ha palpado el abajarse a dar luz a los niños, experiencias que van marcando sus vidas y acercamiento a Dios en búsqueda de respuestas e inquietudes que va generando este servicio. Estos voluntarios y voluntarias que nacen en tiempos de crisis son insustituibles, dan mucho más de lo que tienen y reciben. Se han sumado 113 voluntarios de los cuales 92 son mujeres y 21 son hombres; ellos dan vida al proyecto red de comedores Calasanz.

Estas dos experiencias son transformadoras, generan cambios personales y sociales, son muchas las historias de personas que hablan de la alegría, la motivación, de sentirse en familia, de ser útil, de impactarse de sus gestos solidarios, sentir a Dios y a Calasanz en los espacios que se les brinda para participar e integrarse: son historias y palabras que inspirar a seguir en la misión Piedad y Letras.

Estos voluntarios y voluntarias dan mucho más de lo que tienen y reciben