EDUCACIÓN AFECTIVO-SEXUAL Descarga aquí el artículo en PDF
José Antonio Rosa Lemus.
Claves y despegamos…
Desde un aeropuerto, escribiendo acerca de la educación afectivo-sexual… Así es… Uno mira a un lado y a otro y ve continuamente personas que están en continua relación los unos con los otros, en continua gestión de sus emociones, de sus pensamientos, de sus conductas y con todo queriendo volar, es decir, queriendo disfrutar cada momento, en compañía, en relación, en definitiva, queriendo vivir.
Y en este contexto, tengo la invitación a compartir «claves para una vivencia integrada y madura, sana y plenificante» de la vida sexual de los jóvenes. Total «ná»… Si hablamos de claves, hablamos de llaves que nos permitan abrir la realidad para adentrarnos en ella, desde sus bondades y sus dificultades, ya que hay de ambas.
Claves para una vivencia integrada y madura, sana y plenificante
En un primer momento, sugeriré unas claves, de la mano de Fco. Javier de la Torre y de Félix López, autores expertos en educación afectivo-sexual, para después aportar alguna para aquellos que estamos invitados a acompañar a nuestros jóvenes en sus vivencias, en sus experiencias. Cuando hablamos de claves, estamos hablando de principios que marcan, guían la experiencia afectivo-sexual. Y definimos principio como «ese punto que se considera como primero en una extensión o en una cosa». La extensión de la que aquí hablamos es, nada más y nada menos, que la propia vida de nuestra juventud. Es por eso por lo que merece la pena, y mucho, abordar un tema como Este.
Punto primero, claves; son esos criterios que necesitamos las personas tener claros; perspectivas que tenemos que tener como horizonte, «antes de despegar» para después «volar», y disfrutar volando…
Los principios para una vivencia integrada y madura tienen que ayudarnos a vivir con sentido nuestro proyecto personal de vida, y los valores que en nuestro vivir nos orientan. En estos principios, como guía para «el vuelo», veremos reflejados aspectos que el papa Francisco nos aporta en Amoris Laetitia (AL) y la reflexión también de Félix López (2015) y De la Torre (2023).
- Conocimiento frente a ignorancia. Para poder «volar» es imprescindible poder contar con la información más seria, rigurosa, científica y actualizada que se pueda. Así las cosas, pensando en ti, joven, apuesta por contar con esta información. Pensando en esto, cuida las fuentes de donde la obtengas. Reclama aquello que necesites en los espacios educativos, de evangelización (por lo tanto, de comunicación de Buena Noticia), que creas que te puedan aportar con estas características, en un tema tan vital como tu afectividad-tu sexualidad. Ten en cuenta que serás más tú, cuando tengas que tomar decisiones, y no alguien que se deje llevar por las circunstancias, las presiones, las modas… AL lo plantea en su número 281: «La educación sexual brinda información, pero sin olvidar que los niños y los jóvenes no han alcanzado una madurez plena. La información debe llegar en el momento apropiado y de una manera adecuada a la etapa que viven. No sirve saturarlos de datos sin el desarrollo de un sentido crítico ante una invasión de propuestas, ante la pornografía descontrolada y la sobrecarga de estímulos que pueden mutilar la sexualidad».
- Comunicación adecuada y gradual, natural y clara, honesta y contextualizada. Ya te avanzaba algo en el comentario al principio anterior. Busca esa comunicación con estas características, querido joven, querida joven. López (2015) y De la Torre (2023) nos animan a que jóvenes y acompañantes, de esta etapa, demos profundidad a nuestras conversaciones, generando espacios para el diálogo sincero, de corazón a corazón. Querido joven, ayuda a los adultos que te acompañan a que vean que pueden aportar, a lo mejor no con respuestas a todas tus dudas, en relación con las vivencias que estás teniendo, pero sí siendo un puente entre esas dudas y quien puede ayudarte a resolverlas. Sin lugar a duda, este tema es algo que forma parte de nuestra naturaleza, que nos permite desenvolvernos con alegría, con responsabilidad, siempre y cuando conecte con nuestro ser personas y, para esto, una adecuada comunicación puede ayudar y mucho.
- Llegados a este punto, sería muy interesante reflexionar acerca de cómo son nuestras relaciones en términos de igualdad. Segunda acepción que encontramos de igualdad: «Correspondencia y proporción que resulta de muchas partes que uniformemente componen un todo». Qué apasionante que juntos, toda la humanidad componemos un todo y que lo hacemos, o por lo menos estamos invitados, desde la fraternidad, desde el sentirnos hermanos y hermanas, desde nuestro compromiso con el cuidado del otro, desde el respeto y la responsabilidad para con el otro. SÍ, las relaciones que mantenemos en nuestra sociedad, que mantienes tú, querido joven, querida joven, permitirán vivir con autenticidad tu sexualidad-tu afectividad, ya que partirá del reconocimiento de los intereses del otro, del proyecto de vida y los valores del otro, permitiéndote a ti también situarte desde los tuyos, haciendo posible esta complementariedad que nos hace sentirnos unidos en nuestro «volar» por la vida.
- Respeto a la intimidad. Cuando leía este principio en López y De la Torre, me venía el pasaje de Moisés en el que experimentó que, al estar en contacto con Dios, entraba en tierra sagrada. Y es que nosotros, en nuestro relacionarnos con Dios, este Dios que se hace presente en cada hermano y cada hermana, podemos tener encuentros íntimos con otras personas, en los que estemos llamados a tomar conciencia de que entramos en tierra sagrada, es decir, en «tierra» que habita Dios, el Dios de la Vida, y no un Dios de la soberbia, de la sumisión, de la practicidad, del abuso… Y como te escribo a ti, joven, esto es un ejercicio importante para realizar como persona, gestionando emociones, pensamientos y conductas, porque en función de esto, de su gestión y de las decisiones que se tomen, puede que no estemos respetando esa intimidad, lo más profundo de una persona cuando nos relacionamos con ella.
- No va a dar igual la forma de relacionarnos, es decir, de hablarnos, de escucharnos, no va a dar igual. Es imprescindible que tomemos conciencia de que nuestras habilidades de conversación, nuestra gestión de los silencios, también de nuestras posturas, cuando dialogamos y escuchamos, pueden llegar a condicionar y mucho el cómo sean nuestras relaciones, el cómo sea nuestra sexualidad, nuestra afectividad. Es más, en muchas ocasiones reflejarán nuestra creencia en relación con cómo entendemos las relaciones con los demás. Para darnos cuenta de esto, será imprescindible un punto de madurez en nosotros, dándonos cierto grado de autorreflexión y autocrítica cuando pensamos acerca de cómo nos relacionamos. Nos dice el papa Francisco en AL 153: «no podemos ignorar que muchas veces la sexualidad se despersonaliza y también se llena de patologías, de tal modo que pasa a ser cada vez más ocasión e instrumento de afirmación del propio yo y de satisfacción egoísta de los propios deseos e instintos. En esta época se vuelve muy riesgoso que la sexualidad también sea poseída por el espíritu venenoso del usa y tira. El cuerpo del otro es con frecuencia manipulado, como una cosa que se retiene mientras brinda satisfacción y se desprecia cuando pierde atractivo». Cuando hablamos de relacionarnos y hacerlo plenamente, desde nuestro ser seres sexuados, importante lo que nos indica AL 284: «[…] El lenguaje del cuerpo requiere el paciente aprendizaje que permite interpretar y educar los propios deseos para entregarse de verdad».
- Para definir este principio, esta clave, tomo la recomendación, como referencia, que hacen López (2015) y De la Torre (2023) de AL en el número 150: «Vincular la sexualidad con lo positivo, el bienestar, la atracción, los vínculos, el amor, el placer, la ternura, la intimidad compartida. La sexualidad es un don, un regalo maravilloso». Junto a esto, no me resisto a compartir una frase que utiliza una comisión de la que he tenido la suerte de participar, perteneciente a una unidad administrativa denominada Mediterránea de la institución marista, en la introducción a su programa de Educación Afectivo Sexual «educAS», y que dice lo siguiente: «Comenzamos compartiendo que nuestro Programa de Educación Integral en Afectividad y Sexualidad (educAS) es un proceso que se basa en un currículo para enseñar y aprender, siempre con resonancias alegres, de crecimiento, acerca de los aspectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la sexualidad. […]». Querido joven, querida joven, no puede ser entendida de otra forma la vivencia de nuestra sexualidad-nuestra afectividad apoyada en los principios anteriores. Está llamada a ser positiva, que nos aporte, que nos ayude a conectar más y mejor en nuestras relaciones y de manera especial en aquellas en las que se dan un grado más alto de intimidad. Adelante…
Estamos invitados a vivir nuestra afectividad y nuestra sexualidad desde estos principios
Buen «plan de vuelo», ¿no? Invitados estáis, querida juventud, y estamos todos, en general, a vivir nuestra afectividad y nuestra sexualidad desde estos principios: con información, y no de cualquier tipo, ni obtenida desde cualquier fuente; mediante una comunicación adecuada y gradual, natural y clara, honesta y contextualizada; desde la igualdad; el respeto a la intimidad; el cuidado de la relacionalidad; y de forma positiva.
Y, como dirían en el argot de los pasos procesionales, en el sur de España: «¿Ahí quedó?» Pues no. Vamos a finalizar este texto, «un pasito adelante, derecha adelante, izquierda atrás…» Y de nuevo, «a volar». Lo vamos a hacer con alguna sugerencia para los que acompañamos a esta juventud que quiere vivir con intensidad y con autenticidad… Y es que… En el trabajar, desde estas claves, desde estos principios, la afectividad, lo relacional y la sexualidad, encontramos una ocasión imperdible, como nos dice el papa Francisco en los planteamientos pastorales de AL, para continuar concretando lo que podemos aportarles a los jóvenes que acompañamos, partiendo de necesidades reales que ellos presentan.
Dicho acompañamiento queremos hacerlo como ejercicio de responsabilidad, con grandes dosis de creatividad y generosidad.
- Con responsabilidad, porque no abundan los espacios donde la juventud pueda sincerarse acerca de sus preocupaciones relacionadas con lo afectivo, lo sexual y lo relacional.
- Con creatividad, porque la forma en que ofrezcamos estos espacios, los llevemos a término y los acompañemos, van a aumentar o no la probabilidad de que los chicos y las chicas confíen en nosotros y se acerquen. De ahí que seguiremos comprometidos con la formación que nos pueda ayudar a conseguirlo, por el bien de nuestra juventud.
- Con generosidad, porque se necesitará tiempo y apertura de mente para escucharlos y, desde ahí, orientarles, sugerirles, proponerles, tal y como nos invita también la pedagogía de Jesús, la cual consistía en una propuesta exigente de amor, por la radicalidad que conlleva, pensando en lo que puede aportar al otro, por el servicio, y a uno mismo, y la cercanía y la gran capacidad de escucha, que mostraba al hacerla explícita y exponerla.
Lo dicho: a volar… Esto es lo que surgió en la espera afectivo-sexual de un aeropuerto, y es que da igual el lugar si de pensar en nuestros jóvenes se trata para hacerlo de corazón, hacerlo de verdad.
Querida juventud, invitados estáis a pilotar. Adelante con ese vuelo que al otro te va a acercar y, ya sabes, en eso, tampoco, solo estás. Recuerda los principios, las claves y a despegar…
BIBLIOGRAFÍA
- Francisco, Amoris Laetitia: Exhortación Apostólica sobre el amor en la familia (19 de marzo de 2016).
- López, Ética de las relaciones afectivas y amorosas, Pirámide, Madrid, 2015.
- López, La educación afectivo sexual, Biblioteca Nueva, Madrid, 2005.
- de la Torre, Educación afectivo-sexual. Lo que nos une en el fondo, Dykinson, Madrid, 2023.
Dicho acompañamiento queremos hacerlo como ejercicio de responsabilidad