Editorial 513-514 Jóvenes en potencia, la potencia de los jóvenes – Carles Such

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El contenido no importa: toros, fútbol, educación, política, economía, prima de riesgo, refugiados, unión europea, mundo laboral, memoria histórica, guisantes flambeados, sexo o religión… y además, como no hay gobierno estable, se estabilizan los corrillos, dimes y diretes tax free, los juicios sumarísimos del pasado, los voceros del error ajeno, los ‘Mendizábal y Madoz’ de tres al cuarto e innumerables personajes de ‘charanga y pandereta’ que igual ondean la banda morada, la enseña nacional o la cuatribarrada. Cuando el norte no está fijado, cualquier dirección es buena para llegar a ninguna parte.

Y en este contexto tan sugerente y alentador, andan por ahí algunos seres inasequibles al desaliento con pretensión de evangelizar y, además, de hacerlo entre los jóvenes. Quizá, salvando las distancias, nos recuerde aquel tiempo en el que llegó a una zona dominada por un imperio uno que se tenía por Mesías. También estaba lleno de corrillos que alimentaban a su paso numerosos ‘dimes y diretes’ (‘va con prostitutas y pecadores’, ‘come con publicanos’, ‘se deja tocar por las mujeres’…); de juicios sumarísimos (‘¿a quién queréis al rey de los judíos o a Barrabás?’); de voceros del error ajeno (‘por qué tus discípulos no se lavan las manos como manda la tradición?’); de desamortizadores (‘¿es lícito pagar tributo al César?’); y, por supuesto, mucho personaje arribista que entonaba su melodía según soplase el viento…
Evangelizar siempre es un acontecimiento plausible, porque no depende del contexto ni siquiera solo de los actores, sino de la acción del Espíritu Santo. Por eso, sobran las quejas y los lamentos, y posiblemente nos venga bien algo más de “creo en el Espíritu Santo, Señor y Dador de vida”. Sin duda, la manera de actuar el Espíritu es por la vida, y nada más preciado que la vida humana. Los hombres y las mujeres de hoy son el altavoz del susurro de Dios en este tiempo, la pantalla donde se proyecta la voluntad divina sobre esta generación. Mirar atrás nos dará sabiduría, siempre y cuando sepamos amasar la realidad presente con aquella levadura, pero será un estorbo y un freno si pretendemos vivir hoy con las realidades pasadas. Este es el aprendizaje vital para la nueva evangelización, especialmente entre los jóvenes, sacar del arcón de lo nuevo y de lo antiguo y confeccionar un traje actual, del que no se rían unos por su olor a naftalina y su diseño rancio, ni otros acaben enfermos por reivindicar los tirantes y las bermudas en pleno mes de enero…
Hoy, el proceso evangelizador más complejo es la pastoral con jóvenes. Muchos nos escondemos disimulando en los procesos agónicos de otras pastorales. Por eso, si nos situáramos en un escenario en donde todos fuéramos jóvenes en potencia, quizá surgirían iniciativas novedosas, creativas y audaces capaces de provocar el seguimiento de Jesús. Hacer misión hoy es provocar a los jóvenes o, quizá, dejarnos provocar por ellos, pues en su interior late la novedad del Espíritu. Y este proceso solo lo podremos vivir con la humilde y potente realidad de la escucha sincera y atenta. Con la presencia y la figura entre ellos. Necesitamos escuchar para ser escuchados. La buena escucha es un arma más letal que toda una batería de palabras bien pensadas.
La misericordia siempre comienza haciendo sensibles nuestros sentidos: la vista, el oído, el tacto,… Tras sentir al otro, surge la acción saludable, la necesidad de compartir su situación y su momento. Y esta es la potencia de los jóvenes, ponernos en estado de emergencia misericordiosa, en estado de misión permanente. No caben los postureos, las medias tintas, las buenas intenciones. La autenticidad se convierte en la gran puerta de entrada al encuentro, a la posibilidad real de encuentro entre el joven que transita este tiempo a su manera y el evangelizador que camina a su lado. De nuevo el camino, con sus márgenes, sus desvíos y sus piedras, se convierte en el gran símbolo para los cristianos. Caminemos a la escucha, escuchemos caminando y dejemos que el Espíritu irrumpa como quiera.
En este número doble os dejamos algunas propuestas que ayudarán a situarnos en esta dinámica de escucha, diálogo y acompañamiento de los jóvenes.
¡Feliz tiempo del Espíritu!
(También algo nuevo se está gestando en RPJ. Sentimos el retraso, pero lo nuevo, siempre va precedido de la espera y del silencio)

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