Josep Perich
Un vecino encontró a Nasruddin cuando éste andaba buscando, de noche, algo de rodillas.
– ¿Qué andas buscando?
– Mi llave. Le he perdido.
Y, arrodillándose los dos, se pusieron a buscar la llave perdida.
Al cabo de un rato dijo el vecino:
– ¿Donde la perdiste?
– En casa.
– ¡Santo Dios! Y entonces, ¿por qué la buscas aquí?
– Porque aquí hay más luz.
Reflexión:
El verano para muchos, sobre todo para los que pueden estar de vacaciones, facilita que dejamos las rutinas o el estrés para «agacharnos» y buscar «la clave» de muchos dolores de cabeza. No porque esta característica de luminaria fantasiosa tenga asegurada la llave.
* «Agacharse» significa abandonar la actitud altiva-competitiva- agresiva, «bajar del burro» para volver, aunque sea por unos minutos, o unas horas, a la posición «fetal» de niño. En silencio, sentirse envuelto en ese «amor» que te ha querido y te sigue amando a través de tantas personas y circunstancias de la vida; buscar tu chip impreso, la clave de tu felicidad, que el Artista del Universo sembró en tu corazón en el vientre de tu madre. Que no te pase como a San Agustín que tras unos años locos de juventud oraba: «Señor, yo te buscaba fuera, en las cosas… y Tú esperabas dentro de mí». Y mucho mejor que este proceso lo puedas hacer de la mano de alguien, no mejor que tú, sino que esté a la busca como tú.
* En segundo lugar tendrás que encauzarte poco a poco, sin complejos, ya que, no lo dudes, eres una obra de arte única y no acabada de dicho Artista. Respira a fondo, ocupa el máximo de espacio, desarrolla tu personalidad, seguro que no «haces sombra» a nadie, sino que serás para los demás, sin que te lo propongas, un » pararrayos » y un indicador de muchas llaves perdidas. ¡Buen verano!