¿DÓNDE ESTÁ TU HERMANO? – Antonio A. Garrido Salcedo

Etiquetas:

¿DÓNDE ESTÁ TU HERMANO? Descarga aquí el artículo en PDF

Antonio A. Garrido Salcedo

antonio.g@laudatosimovement.org

Esta es una de las preguntas que podemos encontrar en el mensaje que el papa Francisco nos ha destinado a todos los católicos en su mensaje para la Cuaresma de este año 2024. Una interesante cuestión para la reflexión y la conversión interna, ante la misma apelación que Dios hizo a un Caín que con las manos ensangrentadas era el responsable de la muerte de su propio hermano.

En primer lugar, es importante adentrarnos en la gran propuesta que se nos ofrece en la encíclica Laudato Si´, y que es, sin duda, uno de sus elementos más novedosos. La idea de la «ecología integral», no es nueva, más adelante podremos analizar cuál es su origen y su desarrollo, donde podríamos remontarnos hasta finales del siglo XIX con el inicio de la Doctrina Social de la Iglesia y posterior evolución en los distintos pontificados del siglo pasado hasta llegar al papa Francisco.

Pues bien, son cuatro elementos los que se incluyen en esta integralidad de la ecología. Cuatro aspectos que todo ser humano debe desarrollar y cultivar a lo largo de su vida, en un camino de maduración y transcendencia. Para empezar; adentrarse y crecer en la relación con Dios. En un mundo donde la velocidad de la rutina diaria impide la reflexión hacia lo trascendente, en un momento incluso en el que se sentenció a Dios a muerte (Nietzsche dixit) suena estrambótico pensar en esta idea. Una época que se encuentra sumida en una crisis de valores, que llevado a un ámbito religioso supone una crisis de la fe misma. Vivimos en un cambio de paradigma, donde la lucha contra el relativismo ya ha sido superada, como nos alertó infinidad de veces Benedicto XVI, para llegar a una sociedad líquida. Volver de nuevo los ojos hacia el Amor redentor y salvífico de Dios se vuelve cada día más una urgencia y una necesidad.

Aspectos que todo ser humano debe desarrollar y cultivar a lo largo de su vida

En segundo lugar, otro de los elementos que tenemos que analizar es la relación con nosotros mismos, como individuos. Casi un deporte de riesgo en la actualidad. Buscar el momento y el lugar adecuado, para adentrarnos en el silencio del yo interior. Además, ante el peor de nuestros enemigos, que somos nosotros mismos, pues conocemos todos nuestros puntos fuertes y por tanto debilidades. Un pavor completamente lógico y natural. Todo ello con la particularidad de la reducción del ser humano en los tiempos actuales a un mero ser sintiente. La capacidad crítica y de reflexión se ha visto cada vez más suprimida y apartada de la cotidianeidad, el pensamiento ha dejado paso al sentimiento. Ahora, priman por encima de todos los sentimientos de las personas, frente a la capacidad de responder a los grandes dilemas personales. Una virtud que no podemos menospreciar, pues sin duda es la esencia de la definición del ser humano, y nos diferencia en gran medida con el resto de los seres vivos.

Otro de estos elementos relacionales que nos es propuesto en el concepto de ecología integral en tercer lugar, es el vínculo con los demás. El ser humano es un ser social, otro de los elementos por los que se nos distingue. Ser capaces de ver al prójimo debe ser una de nuestras máximas, incluso más aún, como se especifica en el propio Evangelio, ser capaces de amar a nuestros enemigos, pues ¿qué mérito tendría el hacer el bien a nuestros amigos? El simbolismo que lleva aparejado la parábola del buen samaritano, que deja todo tipo de prejuicios para ayudar al desvalido y maltratado por la vida, por el cual entrega todo lo que tiene, e incluso aquello que aún no posee, pues señala que a la vuelta pagará la diferencia. Es uno de los mayores ejemplos de cómo debe y tiene que ser nuestro comportamiento con los demás. Todo un reto, frente a una sociedad individualista, donde muchas veces cada persona asume la responsabilidad de su comportamiento, quedando completamente aislada. La propuesta de la ecología integral nos invita al cuidado de nuestros hermanos, que incluye a todos los pueblos de la tierra, apostando además por una solidaridad intra e intergeneracional. Pues tenemos que entender la importancia del legado, en todos sus ámbitos, que se transmite a las generaciones futuras.

Y, finalmente, llega el cuarto elemento que aporta la gran novedad en el concepto de la ecología integral, como es la relación que el individuo tiene con el entorno que le rodea. Entender que el medio natural o allá donde vivamos, es una parte más de la creación de Dios, que debe ser protegida y preservada, y no un mero recurso puesto a disposición para su explotación o disfrute. El ser humano se erige, como podemos observar en el Génesis como custodio y protector de toda la creación, una misión que ha llegado hasta nuestros días. Con esto no quiere decir que el medio ambiente sea el centro de nuestras preocupaciones, caeríamos en el concepto de homo climaticus. Debemos enfocarnos, pues, en el verdadero humanismo cristiano, donde el ser humano es la obra cumbre de Dios, hecho a su imagen y semejanza.

Una nueva perspectiva para entender el modo de relacionarse del ser humano, donde la naturaleza no quede como algo separado. Puesto que, tal y como se repite en la encíclica, todo está relacionado, lo que implica la política, la economía, la cultura, la sociedad… Que debe cristalizar en todas las acciones que desarrollemos en nuestra vida cotidiana y que vayan encaminadas hacia la búsqueda del bien común.

La ecología integral, en definitiva, apuesta por nuevos estilos de vida y comportamiento, todo un reto para el ser humano del siglo XXI; donde estos cuatro aspectos que debemos cultivar, la relación con Dios, con uno mismo, con los demás y con el entorno que nos rodea, sean el camino hacia una verdadera fraternidad universal. Que seamos capaces, por tanto, de reflexionar en este tiempo de Cuaresma sobre las necesidades que existen en nuestro entorno, identificar a nuestro hermano, y poder oír el clamor de la Tierra y de los más pobres.

Que seamos capaces de reflexionar sobre las necesidades que existen en nuestro entorno.