Disonante, subversivo y divergente – Baduel Clown

Los artistas son creados por los productores y sus sintetizadores, los niños al igual que las frutas y los cereales son diseñados en los laboratorios, lo natural pocos lo aceptan por sus defectos o mejor dicho por sus bellezas raras, solo unos locos nos atrevemos a revelarnos contra este sistema de comida sintética, música sintética, vida sintética.

Pero esto no es nuevo, es algo que ya se ha venido observando y normalizando desde hace mucho tiempo. Incluso la educación que deberían de dirigirnos a nuestra libertad y mayor grado de conciencia la hemos convertido en una empresa que fabrica obreros como pelotones de reserva para este sistema de consumo que te valora por lo que tienes y no por lo que eres y te mete en la cabeza que solo llegarás a ser alguien si tienes mucho dinero, muchos bienes, mucho poder, muchos títulos. Estudia para tener muchos títulos y creerte alguien. Pero al final serás solo un obrero sujeto al mercado laboral, si logras conseguir un trabajo y no ser ignorado por el sistema te dejaran salir a divertirte los fines de semana con tus amigos que no logran consumir un articulo de los que durante meses han estado maquilando, tendrás que pedir permiso para ir al baño. Al final, pocos logran darse cuenta que esto de los títulos es una farsa que nos hemos inventado, si fuera real no serían necesarias las citas con los de recursos humanos, ni las pruebas previas, ni los meses de prueba, si fueran verdaderos los títulos tomarían al que tuviera el título y punto. Pero sabemos que eso no va a pasar, sabemos que eso no es verdad y nos callamos y preferimos guardar silencio y seguir  alienados consumiendo lo que nos dicen las empresas, y seguimos creyendo que las empresas de telecomunicaciones dicen la verdad, creemos que los gobernantes no gobiernan según sus intereses y no manipulan los medios de comunicación y seguimos   como siempre y queremos regresar a lo de siempre. Al final no sabemos pensar diferente, nadie nos ha enseñado y seguimos creyendo que somos libres porque aun puedo elegir entre Coca-Cola o un helado Nestlé. 

Cuándo diré basta, cuándo