Discípulo Amado – José Alejandro Peña

Nosotros: ¡corre, corre, salta, corre, salta, ve sin detenerte!

Ella siente una agitación tremenda, adrenalina, lanza un suspiro, mira hacia atrás pero sigue adelante sin detenerse.

Nosotros: Aférrate a su mano, sigue invocando su nombre, abraza su cuerpo, aférrate.

Ella le abraza, coge su mano, todo su cuerpo se estremece y siente alivio.

Nosotros: ora, cuenta aquello que hay en tu corazón, lanza gritos si es necesario e insiste que serás escuchada.

Ella canta casi susurrando y una suave brisa toca su corazón.

Nosotros: La comunidad va contigo, te anima, te alienta y sostiene.

Ella: Soy como el discípulo amado.

Nosotros: Tú, cada uno y nosotros somos el discípulo amado.

Ella: Ahora entiendo el poder de la comunidad.

Nosotros: A veces no entendemos, pero nos basta con caminar juntos.