Nosotros: ¡corre, corre, salta, corre, salta, ve sin detenerte!
Ella siente una agitación tremenda, adrenalina, lanza un suspiro, mira hacia atrás pero sigue adelante sin detenerse.
Nosotros: Aférrate a su mano, sigue invocando su nombre, abraza su cuerpo, aférrate.
Ella le abraza, coge su mano, todo su cuerpo se estremece y siente alivio.
Nosotros: ora, cuenta aquello que hay en tu corazón, lanza gritos si es necesario e insiste que serás escuchada.
Ella canta casi susurrando y una suave brisa toca su corazón.
Nosotros: La comunidad va contigo, te anima, te alienta y sostiene.
Ella: Soy como el discípulo amado.
Nosotros: Tú, cada uno y nosotros somos el discípulo amado.
Ella: Ahora entiendo el poder de la comunidad.
Nosotros: A veces no entendemos, pero nos basta con caminar juntos.