“Lo mejor que puede hacer uno es comer, beber y disfrutar del trabajo que hace.” Eclesiastés 2:24
La última vez que nos preguntamos donde está la presencia de Dios, fue en las familias, pero ¿Únicamente está allí? Durante todos nuestros años, nos han dicho que Dios es omnipresente, pero en que más lugares puede estar presente en nosotros y no somos capaces de verlo.
Uno de los lugares donde podemos pasar más tiempo es en clase, en nuestro colegio, instituto, universidad; y también muchos en el trabajo. Al día solemos pasar alrededor de seis o siete horas físicas en las clases, algunos más o algunos menos, además de nuestro trabajo extra en nuestras casas, cafés o bibliotecas. Esa rutina forma parte de nuestra vida y es lo que nos hace levantarnos por la mañana con un objetivo. A menudo, nos sentimos motivados, otras veces aburridos, o cansados. Cada semana es más larga hasta que llegamos al fin de semana o vacaciones. Disfrutamos cada segundo del fin de semana para descansar, disfrutar de los amigos o divertirte.
Centrándonos en el ámbito estudiantil, podemos pensar que en seis o siete horas en una clase, delante de un libro u ordenador, no puede estar Dios. Realmente el trabajo y la vida estudiantil, se convierten en un bucle. El don que Dios ha dado a esa persona que te enseña, que te transmite desde bien pequeño hasta que te haces prácticamente adulto, esos profesores reciben ese don de Dios, son personas que disfrutan cada minuto de los alumnos. Dios se hace realidad en esas personas, se hace realidad en momentos. ¿A qué tienes un profesor de la infancia que te ha dejado marcado? E incluso, a lo mejor te ha dejado algo que sigues haciendo todavía a día de hoy. Ese tipo de experiencia es un regalo para nosotros y que formará parte de nuestra vida.
En el ámbito laboral, el que nos rige nuestra vida, ya que es será nuestra sustentación económica, nos encontraremos infinidad de momentos de flaqueza, de aburrimiento, de enfados, alegrías y muchos más sentimientos que, sin un golpe que fuerza, no podríamos pasar. Todos tenemos la esperanza de que saldrá bien, que será un día bueno, y cuando no lo es, sabemos que Dios nos da su empujón, nos da vida ante jornadas que se hacen eternas.
Le he pedido a un amigo, Santiago Durán, profesor de Religión, que nos comente donde ve la presencia de Dios en su trabajo:
“¿Dónde está Dios? A veces nos hacemos la pregunta. A veces ni siquiera nos la hacemos. “Hasta en los pucheros anda Dios” decía Santa Teresa de Jesús. Hasta en nuestros trabajos anda Dios. En los trabajadores de la sanidad que acompañan el nacimiento, el cuidado y el fin de la vida; en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que velan por todos; en los colegios donde los docentes intentamos hacer buenas personas del mañana…Y en todos y cada uno de los trabajos.
A veces puede ser difícil encontrar a Dios en el trabajo porque hay días muy nublados donde parece imposible ver el Sol. Pero muchas otras podemos descubrir a Dios en nuestros puestos de trabajo, donde estamos llamados a ser instrumentos en la construcción del Reino.”