Situarse y prepararse, e iniciar la oración:
1.- Cuida la postura de tu cuerpo: siéntate de forma que estés cómodo, pero de manera que puedas a la vez estar atento y relajado.
2.- Fíjate en que no haya tensiones en tu cuerpo. Relájate. te puede ayudar un ejercicio con la respiración (inspira el aire por la nariz y déjalo salir despacio por la boca. Haz este ejercicio tres o cuatro veces).
3.- Intenta hacer silencio pensando en lo que vas a hacer. Pide al Señor que te ayude. Te puede ayudar repetir alguna de estas expresiones en tu corazón: (o cualquier otra que el Señor te inspire).
• Habla Señor que tu siervo escucha.
• Ven Espíritu Santo.
• Enséñame a orar.
• Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero.
• Hágase en mi según tu Palabra.
• Busco tu rostro Señor, tengo sed de ti.
O bien, recordar algún otro momento de encuentro con el Señor en los que te hayas sentido amado por Él. Recuérdalo unos momentos.
4. Lee el texto despacito, saboreando las palabras. Hazlo dos o tres veces de forma atenta. Asegúrate de entender todas las palabras.
Dinámica 1: Buscar el Rostro de Dios.
Tras leer el Evangelio le hacemos a cada versículo estas preguntas.
¿Qué dice de Dios/Jesús?
¿Qué dice de los seres humanos?
Qué me dice a mí?
Lo escribimos…
Convertimos en oración lo escrito:
“Yo soy el buen pastor”——— Tú eres el buen pastor…
¿Con qué me quedo de lo recibido en la Palabra y en la oración?, ¿qué sentimientos provoca?, ¿a qué me impulsa…?
Acabo agradeciendo el encuentro con el Señor… (Padrenuestro/ A tu amparo/ Gloria al Padre…) u otra conclusión.
Dinámica 2: Manducar/Rumiar la Palabra.
Tras leer el Evangelio nos fijamos en la expresión que nos ha llamado la atención, porque nos aporta una luz, sentimiento, deseo… sobre Dios y/o sobre nosotros.
Convertimos esta expression en oración del corazón:
La repetimos muchas veces acompasándola al ritmo de nuestra respiración. Me llevo esta oración del corazón para otros momentos del día…
Concluyo como en la dinámica 1.
Dinámica 3: La oración mental.
Tras leer el Evangelio:
Composición de lugar: Imaginar la escena como si estuviéramos presentes. Atentos a lo que surge en nosotros.
Petición: Le pedimos al Señor lo que a Él le agrada y que nosotros necesitamos.
Meditación: Aplicar la inteligencia para despertar el afecto en nosotros; identificamos y ejercitamos estos afectos.
Coloquio: Adoración (reconocemos al Señor) + Agradecimiento (le damos gracias por lo recibido y vivido) + Ofrecimiento (nos mostramos disponibles a vivir su voluntad) + Intercesión (rezamos por los más pequeños y pobres…)
Concluyo como en la dinámica 1.
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RPJ 506-507.abril-mayo 2015 -Una propuesta de oración desde la experiencia – Camilo Llorca
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