Diferentes modos de rezar con los salmos – Camilo Llorca

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Os presento un trabajo que nace de la relación educativa y pastoral con los adolescentes. Se trata de una propuesta sencilla que a mí me ha servido para acercar a los jóvenes a la oración. Cada vez veo más necesario poner en contacto directo a los jóvenes con la experiencia de Dios. Sé que no depende de nosotros, pero sí está en nuestro haber el mostrar caminos y acompañarlos.

Cuando comencé con ellos a acercarles a la experiencia de la oración, me di cuenta que necesitaban apoyos, instrumentos que les ayudasen a dar pasos, a concretar lo que para ellos no deja de ser una actividad que les resulta cuanto menos lejana y ajena. Veía que vivían con cierto recelo lo que les decía de “propia experiencia”. Algunos de ellos se dejaban llevar por la confianza en lo que les narraba de lo que era para mí la oración, pero no era suficiente. Y fue esa situación y la búsqueda de nuevas posibilidades lo que me llevó a crear estas tres propuestas. Se trata fundamentalmente de un esquema, de un sencillo itinerario paso a paso que intenta facilitar el acceso al encuentro con Jesucristo en la oración por medio de tres mediaciones: las imágenes, el evangelio y lo salmos. Soy consciente que no se agotan las posibilidades (música, propia historia, textos carismáticos del fundador…).

En las tres propuestas (la primera comienza en este número y continuará en los dos siguientes), se propone un mismo esquema para que creen un cierto hábito en su experiencia orante. Evidentemente se trata de mediaciones que no aseguran la oración sino que la posibilitan, llevan a la puerta de la oración para que cada adolescente llame y entre en la experiencia si quiere.

Ahí las dejo, no tanto por convicción (pues son un recurso doméstico y rudimentario) cuanto por insistencia de quien me las pide. Me queda el deseo que puedan ayudar a algún joven a acercarse a la experiencia de la oración.

Situarse y prepararse, e iniciar la oración:
1. Cuida la postura de tu cuerpo: siéntate de forma que estés cómodo, pero de manera que puedas a la vez estar atento y relajado.
2. Fíjate en que no haya tensiones en tu cuerpo. Relájate. te puede ayudar un ejercicio con la respiración (inspira el aire por la nariz y déjalo salir despacio por la boca. Haz este ejercicio tres o cuatro veces).
3. Intenta hacer silencio pensando en lo que vas a hacer. Pide al Señor que te ayude. Te puede ayudar repetir alguna de estas expresiones en tu corazón: (o cualquier otra que el Señor te inspire).
• Habla, Señor, que tu siervo escucha.
• Ven, Espíritu Santo.
• Enséñame a orar.
• Lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero.
• Hágase en mi según tu Palabra.
• Busco tu rostro, Señor, tengo sed de ti.
O bien, recorder algún otro momento de encuentro con el Señor en los que te hayas sentido amado por Él. Recuérdalo unos momentos.
4. Lee el salmo despacito, saboreando las palabras. Hazlo dos o tres veces de forma atenta. Asegúrate de entender todas las palabras.

SUGERENCIAS PARA TRABAJAR LOS SALMOS
Y REZAR CON ELLOS.
1. Fijarse, subrayar o anotar:
• Los verbos que tienen a Dios como sujeto
• Los sentimientos que expresa
• Imagen que da
• Actitudes
• La expresión que más me llama la atención
• Todo esto en relación a Dios
• Lo escribo y lo convierto en oración
2. Lo mismo que en el 1, pero en relación al ser humano. Lo escribo y lo convierto en oración.
3. ¿Con qué situaciones, expresiones, lugares… te identificas? ¿Por qué? Lo escribo y lo convierto en oración.
4. ¿Qué me aporta, qué despierta en mí, qué ilumina o remueve, en qué me hace avanzar o crecer, qué dificultades me plantea… el tema global del salmo (perdón, alegría, angustia, sosiego, consuelo, miedo, confianza…). Lo escribo, medito y lo convierto en oración.
5. ¿Qué experiencia tiene de esto el pueblo de Israel? Recuerdo algún pasaje de la escritura… lo contemplo y lo convierto en oración.
6. ¿Cómo podemos decir que ha vivido Jesús lo que expresa este salmo? Recuerdo algún pasaje del Evangelio… lo contemplo y lo convierto en oración.
7. Elige una expresión y céntrate en ella como te sugiera el Espíritu.
8. Transcribe el salmo con tus propias palabras, como lo estás entendiendo, intenta acoplarlo a la experiencia de un joven de hoy, o a la tuya misma.
9. A raíz de este salmo, ¿qué otras palabras de la Escritura me vienen a la memoria? Las recojo, las rezo…
10. ¿A qué me impulsa concretamente rezar con este salmo?

Acabo agradeciendo el encuentro con el Señor… (Padrenuestro/ A tu amparo/ Gloria al Padre…) u otra conclusión.

PEQUEÑA GUÍA TEMÁTICA DE LOS SALMOS
ALABANZA: 8, 19, 33 (32), 65 (64), 76 (75), 81 (80), 104 (103), 105 (104), 107 (106), 119 (118), 135 (134), 136 (135), 148.
ACCIÓN DE GRACIAS: 40 (39), 41 (40), 66 (65), 107 (106), 116 (114-115), 117 (116), 124 (123), 126 (125), 129 (128), 138 (137).
CONFIANZA, ESPERANZA: 3, 4 , 9, 10 (9), 16 (15), 23 (22), 27 (26), 31 (30), 34 (33), 36 (35), 39 (38), 46 (45), 56 (55), 62 (61), 63 (62), 71 (70), 85 (84), 91 (90), 103 (102), 108 (107), 121 (120), 123 (122), 125 (124), 131 (130), 138 (137).
SÚPLICA: 5, 6, 7, 12 (11), 13 (12), 17 (16), 22 (21), 26 (25), 28 (27), 35 (34), 38 (37), 39 (38), 42 (41), 43 (42), 54 (53), 56 (55), 59 (58), 64 (63), 70 (69), 73 (72), 79 (78), 80 (79), 86 (85), 88 (87), 90 (89), 102 (101), 109 (108), 120 (119), 126 (125), 137 (136), 140 (139), 141 (140), 142 (141), 143 (142).
PERDÓN: 13 (12), 15 (14), 25 (24), 31 (30), 32 (31), 36 (35), 38 (37), 50 (49), 51 (50), 52 (51), 53 (52), 81 (80), 95 (94), 103 (102), 106 (105), 130 (129).
BENDICIÓN: 67 (66), 118 (117), 134 (133).

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