Fernando Negro
¨ ¿Por qué Bendecir? Al bendecir se crea un escudo de luz, de protección divina sobre la persona a la que estamos Bendiciendo. ¡Es conexión divina! De ahí la importancia de bendecir siempre con amor. Bendice tu día, tu pareja, tus hijos, tu familia, tus amigos, todo lo que haces, tu dinero sea mucho o poco.
Detente un segundo y bendice a la persona que está cerca de ti, puedes hacerlo mentalmente, obsérvala y verás que hay un ligero cambio en su rostro. Bendice tu cuerpo sin importar que en estos momentos esté enfermo o sano. Bendícelo y llénalo de luz, de amor, misericordia y perdón para que este sano. Bendice tus relaciones, sin importar si te encuentres «solo», porque tú mismo te complementas.
¡Bendice tu trabajo, te paguen poco o te paguen mucho! porque al bendecirlo lo llenas de luz divina!, y de esa forma te estas preparando para algo mayor. Tienes derecho a cosas maravillosas sólo tienes que creerlo y sentirlo.
Adelante ¡Bendícete! Bendice tu existencia sin importar que hayan habido experiencias dolorosas! eso simplemente son los escollos para superar y crecer! Así que Dios te Bendiga y te proteja y el Espíritu Santo te llene de Sabiduría y entendimiento y te guíe en cada paso de tu hermosa existencia.¨ [1]
Ben-decir es ¨decir bien¨, hablar positivamente acerca de las personas, las circunstancias, la vida. Pero no podrás bendecir a los demás si antes no te bendices a ti misma, es decir, si no acaricias emocionalmente tu ser profundo. Por eso la bendición con la que comenzamos este día te ayudará a sentirte bien contigo misma, a desear vivir anclada en el presente, a pesar de que el pasado haya sido doloroso.
Recuerda que a fin de cuentas todo lo que llegamos a ser es producto de las imágenes y pensamientos que entretenemos en nuestra mente. Por eso tienes que fijar tu atención en aquello que te apasiona, aquello que te atrae y deseas hacer; posteriormente trata de fijar mentalmente los pasos que has de dar para llegar a la realización de tus pretensiones, y ponte en camino. Mientras caminas, bendícete tratando de imaginarte habiendo llegado ya a la meta deseada.[2]
Hazme caso en esto: adopta las emociones y pensamientos positivos de personas y acontecimientos que te rodean, que tus pensamientos sean inspiradores y motivadores, conéctate con experiencias que te eleven hacia lo mejor de ti misma, rodéate de personas sabias y llenas de pasión por la vida, y bendícete a ti misma en toda circunstancia.
Obviamente encontrarás situaciones de impotencia y desorientación. Pero si te dejas guiar por la sabiduría que te alumbra desde dentro, podrás, con mucha paz, decir esta oración que San Agustín dirigía a Dios: ¨Señor, dame la fortaleza para cambiar todo lo que pueda ser cambiado; otórgame la paciencia para sobrellevar alegremente lo que no puedo cambiar; dame la sabiduría necesaria para saber distinguir la diferencia.¨
[1] Bendición compuesta por el Papa Francisco
[2] Cfr. Richard Restak, MD, ¨Mozart´s Brain and the Fighter Pilot. Unleashing Your Brain´s Potential¨, Three Rivers Press, New York, pp. 110-111