Fernando Negro
La Bomba del Miedo: Imagínate por un momento que el miedo es una bomba que puede estallar dentro de ti y hacerte mucho daño. Imagínate que esta bomba pudiera dañar también a los que te rodean, a las personas que tanto quieres y que tanto te quieren.
Esta bomba del miedo, es peligrosa y destruye lo más bello de cada persona, ya que la paraliza; cuando el miedo influye en otras personas de mi entorno, puede originar psicosis y angustias que nos hacen ver problemas, dificultades y obstáculos insalvables en todo. El miedo distorsiona el sentido de la objetividad
El miedo es la más peligrosa de las bombas emocionales, pues paraliza la corriente del amor. Tanto es así, que podemos decir que el mayor atentado terrorista contra el amor, es el miedo. Cuando el miedo llega a extremos elevados, surge la ansiedad, que es el miedo permanente y sin causa ninguna aparente.
Antes de nada, hay que aclarar que existe un miedo nacido de la prudencia humana como virtud, que es positivo, pues a través de él descubrimos la sabiduría para orientarnos en la vida responsablemente.
El miedo que tratamos aquí es maligno, pues es el miedo-ansiedad. Se alimenta de la inseguridad interior, de la dependencia regresiva infantil, y de la sumisión a los demás; produce desorientación interna a través de la cual perdemos el rumbo y nos sumergimos en la depresión.
El colmo de esta bomba es que, cuando explota, proyecta y contagia miedos en los demás, vertiendo premoniciones de acontecimientos negativos. Esta bomba siembra actitudes agoreras de desventuras.
Quien hace explotar la bomba del miedo, se aferra al “más vale malo conocido que bueno por conocer” y crea una relación de falta de confianza en quienes le rodean. Terroristas de este tipo no viven ni dejan vivir. En definitiva, se convierten en impotentes para dar y recibir amor.
El proceso de desactivación de esta bomba emocional es el siguiente: el miedo, ya que nace de la inseguridad, se desactiva creyendo en uno mismo, en la bondad y en la sabiduría interna que nos habita.
A un “miedoso” hay que empoderarlo para que aprenda a dar gracias por todo, especialmente cuando las cosas no marchen bien. Además hay que ayudarle a desconectarse de toda dependencia malsana. Esta persona ´miedosa´ debe empezar a pensar en positivo, diciéndose a sí misma, al menos cien veces al día “cualquier tiempo futuro será mejor”.
Obrando así, aumentará su confianza en los demás, como por arte de magia. Los otros puede que no hayan cambiado, pero sí él. Conforme vaya creciendo, empezará a enfocar toda su atención en lo más importante, que consiste en “amar y ser amado”. Definitivamente, esta bomba maligna quedará destruida para siempre.
Acabamos esta reflexión con las palabras de Pablo: “No os inquietéis por cosa alguna; antes bien, en toda ocasión presentad a Dios vuestras peticiones, mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias. Y la paz de Dios, que supera todo conocimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”[1] (Fil 4, 6-7)
[1] Filipenses, 4, 6-7