DÍA 58 – Fernando Negro

“La piedra filosofal para transformar nuestras vidas en el oro del Resucitado está dentro de nosotros. Hay personas que ya la han descubierto. Y ésta es la prueba de que la descubrieron:

–              Son personas corrientes y normales que se empeñan en vivir la “universalidad”.

–              Personas que generan vida, esperanza, ganas de vivir.

–              Personas entusiasmadas, que no es lo mismo que “fanáticas”.

–              Personas que se han perdonado a sí mismas porque el Resucitado les perdonó antes. Por eso perdonan siempre.

–              Personas que saben escuchar, que ‘pierden’ el tiempo con los otros pues saben que la relación vale más que la acción.

–              Personas que mientras crecen en amistad con Dios, se van liberando del miedo, principal enemigo del amor. Cristo Resucitado nos dice: “No tengáis miedo, soy yo”.

–              Personas que crean comunidad, no atrayendo a los demás hacia su persona o su proyecto sino hacia el Resucitado y su causa.

–              Personas que no se escandalizan ni critican. No necesitan demostrar nada para que los demás les valoren. Se sienten amados por Dios y por ciertas personas significativas.

–              Ponen su afán en el amor desinteresado e incondicional.”

Uno de los aspectos que debemos trabajarnos es el de la autoestima. Un problema en la estructura personal desintegrada(,) es la carencia de una firme y saludable autoestima. De ahí que la persona baja en autoestima esté tratando de compararse y competir con los demás, balanceando así su  auto-percepción de “poca-cosa” que le lleva a cerrarse en sí misma y a criticar y rumorear acerca de los demás, pues sólo así pueden demostrar su valía. Pero al final se encuentran solos con su propia soledad y aislamiento. Cuando dejo de compararme con otros, mi auténtico yo comienza a emerger en toda su fragilidad y belleza a la vez.

En el campo de la autoestima, somos nosotros quienes la obstruimos si admitimos en nuestro subconsciente palabras y mensajes negativos que nos destruyen, por ejemplo: ‘soy un fracaso’, ‘nunca haré nada bien’, ‘jamás saldré de este problema’, ‘siempre estoy o me encuentro cansado’… Mucha gente vive en una prisión interior creada por ellos mismos. Es la prisión de los auto-límites. Ignoran que ellos mismos tienen la llave para liberarse. La mayor limitación humana está en la mente. No hay limitación para la mente, excepto aquella que nosotros mismos queremos imponerle. Cada cual decide vivir a la medida de sus pensamientos y decisiones.”