DÍA CINCO – Fernando Negro

No existe la buena o la mala suerte. Las personas que viven despiertas son aquellas que tienen todo su ser preparado para recibir las muchas oportunidades que tarde o temprano les depara la vida. Por el contrario, las personas apagadas y rutinarias que han perdido el sentido de la sorpresa y del encanto, dejan pasar oportunidades de oro, y a todo lo que les pasa lo llaman “mala suerte”.

Recordemos y memoricemos: “la llamada buena suerte no es sino una actitud positiva cuando se conecta con una oportunidad.” Esto tiene un precio: vivir despiertos.

Hemos de perder el miedo a tomar decisiones desde la autonomía del ser. Aprender a decidir es aprender a arriesgar sin miedo a equivocarse. ¡En caso de equivocación, rectificar! Y así, una y mil veces, ¡siempre!

La persona que no arriesga queda anclada en el pasado, pierde conexión con la realidad, se deja guiar por los miedos, se aísla de relaciones significativas, y acaba siendo una isla en la que sólo su ‘ego’ permanece como amigo eternamente rutinario, obsesionado y cansino.

Hoy examinemos las adherencias  y los miedos que nos paralizan y esclavizan. ¿De qué manera me dejo guiar por mis miedos más que por la certeza que me dan mis convicciones?[1] ¿Cuáles son las convicciones por las que estaría dispuesto a darlo todo?

Proponemos el siguiente pensamiento para reforzar lo aprendido:

[1] El papa Juan XXIII decía que más que consultar a nuestros miedos y temores, deberíamos consultar a nuestras certezas, nuestras convicciones y fortalezas.

“Ser puro, trasparentar amor,

Irradiar la gloria,

Ser simple,

Derramar la fragancia divina,

Crear belleza,

Ser honesto,

Construir el cielo

Aquí en la tierra.

Vivir aquí y ahora,

Luchar y esforzarme,

Vivir el presente,

Mirar hacia delante,

Caminar hacia el futuro,

Vencer el mal,

Participar en la carrera de la vida.

Confiar siempre en el amor,

Aprender a ser conducido por Él,

Decir adiós al pasado,

Aprender la libertad de los pájaros,

Consultar a los sueños y los deseos

Ser un canal de ternura.”